Mentiras completas y verdades a medias



viernes, 30 de octubre de 2009

Mal cuerpo

Un psicópata, a pesar de resultar evidente de que hay algo que no funciona bien en su cabeza, no es un individuo irracional. Posee capacidad de razonamiento y no suele tener alteradas sus facultades mentales ni intelectuales. Muy al contrario. Suele ser capaz de razonar, en ocasiones, de forma brillante, y lo más importante: de diferenciar correctamente entre el bien y el mal. Para el psicópata dicha línea no es difusa —como podría serla para un individuo de carácter paranoide—. Un psicópata entiende perfectamente el límite que separa ambas. La cuestión es que dicho límite le importa un huevo. Un psicópata carece por completo de empatía para con sus semejantes y le da exactamente igual hacer el bien o el mal. No es que sienta una atracción especial por hacer el mal. Le da igual. Para él, ejercer cualquiera de las dos opciones tiene las mismas consecuencias: ninguna. Ni celos, ni remordimientos, ni placidez, ni bienestar. Su único objetivo es actuar en beneficio propio y con el fin de satisfacer sus propios intereses, inmediatos las más de las veces. El cómo y las consecuencias de esa actuación son lo de menos.

Y sin disculparla, soy perfectamente capaz de comprender esa actitud. Y, en cierta medida, de ponerme en su lugar. Yo fui capaz de crear alguien así. Se llamaba Mihail Vassiliev.

Pero por mucho que trato de imaginar, me declaro absolutamente incapaz de llegar tan siquiera a una aproximación de lo que pasa por la cabeza de un individuo capaz de ejercer violencia sexual contra niños y gozar con ella. Evidentemente algún chip de su cabeza no funciona correctamente, pero asumo que, al igual que el psicópata, es perfectamente capaz de distinguir lo que está bien de lo que no. De no ser así, no tratarían de ejercer tales actividades con la más estricta cautela y secreto. Y tengo meridianamente claro que, no teniendo mermadas sus facultades y siendo consciente de lo que su actuación comporta, sus actos deben ser condenados con todo el peso de la ley. El mayor peso posible.

Hoy leo en la prensa que el Tribunal Supremo ha decidido reducir en trece años la sentencia a un acosador sexual conocido como Nanysex que se hizo tristemente popular a raíz de su detención hace unos cuatro años al descubrirse que abusaba de niños cuya edad oscilaba entre algunos meses y los dos años aprovechando su condición de cuidador de los mismos, es decir, de canguro. Heroica gesta. Lo sorprendente es que el juez basa su decisión de reducir la condena en el hecho de que en la sentencia previa se aplicó incorrectamente el agravante de “abuso de confianza”. Claro. Ese suele ser el principal motivo por el que dejas a tus hijos en manos de alguien. Porque no te inspira la menor confianza. Y debido a esa circunstancia, supuestamente lógica, legítima y entendible, Nanysex -no olvidemos que el amigo es reo convicto y confeso- ha podido ver reducida su condena en trece años.

Quizá sea yo el que no entienda de estas cuestiones. Quizá se me escape algún detalle que no logro abarcar, pero hay cosas que, leídas de mañana temprano, te revuelven el cuerpo de mala manera.

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jueves, 29 de octubre de 2009

On thin ice

Hay una expresión en inglés que refleja de forma bastante precisa un estado de ánimo que últimamente frecuento más de lo que sería deseable: on thin ice. En la cuerda floja sería su referente en castellano. Esa sensación de precaria e ilusoria solidez que amenaza con romperse de un momento a otro y arrastrarte en su caída. Esa agobiante incertidumbre que no acabas de tener muy claro cómo o por dónde atajar. Esa intrigante sospecha de que todo el castillo de naipes organizado a tu alrededor va venirse abajo. Ese hastío y ese cansancio, cada vez más acentuado, por tratar de sostener lo insostenible.

Tratar de soportarlo sin solución de continuidad a la vista lo convierte día tras día en un poco más insoportable.

Pues eso. On thin ice.

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martes, 27 de octubre de 2009

La zapatones

Nunca he sentido simpatía alguna por esa charlotada que llaman Halloween. No sé. Quizá porque no acabo de encontrarle la gracia a festejar el lado más sangriento y gore de la vida o porque su auge me pillara ya en edad de merecer, pero el caso es que el tradicional Día de Difuntos siempre me ha perecido una celebración mucho más digna en la que me da la impresión de que se honra con mayor respeto la memoria de aquellos que ya no están con nosotros. Pero, en cualquier caso, ésta no deja de ser una apreciación puramente personal y cada uno es perfectamente libre de conmemorar lo que le salga de los mismos. Faltaría más.

Lo que ya me parece el colmo del cinismo es la actitud de monseñor Sánchez, obispo de Guadalajara, que en unas recientes declaraciones viene a decir que «la celebración de la fiesta de Halloween provoca el riesgo de que un rito importado y de origen pagano desplace costumbres cristianas, arraigadas y beneficiosas para la sociedad». (FUENTE)

Y dos huevos duros.

Lo dice precisamente el representante de un culto que, desde tiempo inmemorial, ha practicado sin el menor empacho la astuta táctica del «quítate tú para ponerme yo», asimilando de forma oportunista entre sus onomásticas todo tipo de conmemoraciones de carácter local, fenómenos astrológicos, solsticios, fiestas paganas y celebraciones varias con el ánimo de desplazar y desvirtuar su carácter y sentido primigenio. Por ese motivo y no otro, el nacimiento de Jesucristo se celebra el 25 de diciembre cuando otras fuentes de cierta solvencia —por ejemplo, Clemente de Alejandría o Flavio Josefo. También está ahí la Biblia, uno de los textos más desvirtuados y manipulados de la Historia y aún así, plagado de indicios. Aconsejo la lectura de este documento aún a pesar del aparente sesgo de la fuente— especulan con cierta convicción que nació en otra fecha muy distinta. Pero es que la popular y ampliamente extendida celebración del Solsticio de Invierno era una celebración demasiado golosa como para dejarla escapar y no incorporarla a la propia liturgia, añadiendo adeptos a la causa aunque fuese de forma morosa.

Siempre hablan los que más tiene que callar. O como reza el dicho popular: «habló de puta la zapatones».

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viernes, 23 de octubre de 2009

Ellos. Vosotros.

Uno escribe, principalmente, porque disfruta haciéndolo. Acerca de eso no suele haber motivo de discusión. Pero también suelen existir otras pulsiones que te empujan a lanzarte a esta complicada aventura. Uno también escribe para ser leído. Escribir es experimentar el placer de transmitir, de contar, de comunicar. Escribir es albergar un ánimo de compartir. Jamás me he creído el camelo del escritor intimista que dice escribir para sí mismo como ejercicio catártico con el que combatir sus demonios existenciales o cualquier otra gilipollez de similar o mayor calado. Ese tipo de pomposidades suelen ocultar la actitud pusilánime del que se siente dominado por un exacerbado pavor a que sus textos sean juzgados, paradójicamente por aquellos a los que, con toda seguridad, fueron destinados, esto es, los lectores.

Porque sin ellos, nada de esto tendría sentido. Sin lector, no habría escritor. O, de existir, su labor no tendría el menor sentido. Sería como tratar de establecer un diálogo con un sordo o ponerse a escuchar a un mudo. Uno de los dos componentes básicos, esenciales, de la comunicación estaría fallando. Y con ello, la propia comunicación.

Por ese motivo, cuando uno recibe fulgores, pequeñas señales al respecto, aunque en apariencia parezcan triviales —la trivialidad siempre es una cuestión de perspectiva—, cuando uno recibe la confirmación de que ese deseo de comunicación se constituye y establece, no puede evitar que le invada un auténtico sentimiento de orgullo y satisfacción —como el del rey en el discurso navideño—. Como digo, quizá sean detalles pequeños, minúsculos, poco importantes en apariencia, pero de gran valor para el que sabe captar la señal. Hace unos tres meses surgió una de estas balizas cuando la biblioteca La Bóbila, una de las más populares y conocidas de L’Hospitalet —y de toda España— por su especialización en género negro y policíaco, publicó su lista de las 25 novelas más prestadas a lo largo del primer semestre del 2009 y entre ellas se encontraba El documento Saldaña a la altura de autores como Connelly, Camilleri o Mankell. Otra surgió un par de semanas después cuando llegó hasta mí la noticia de que el servicio bibliográfico de la ONCE escogía El documento Saldaña como novela especialmente recomendada y decidía su traducción al sistema Braille

Hoy, a través de un amigo, me ha llegado otra de estas nuevas señales. Al parecer, El documento Saldaña ha sido seleccionada como una de las lecturas mejor valorada por los lectores de la biblioteca pública de Piedras Blancas (Asturias), por delante de títulos de mayor prestigio aparente.

Este tipo de situaciones son las que hacen sentirte orgulloso y satisfecho por el trabajo realizado. Son el fiable testigo de que, poco a poco y con cierta constancia, se van cumpliendo tus objetivos, aquellos que, conscientemente o no, te marcaste al iniciar esta loca aventura.

Muchas gracias. A todos vosotros.

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miércoles, 21 de octubre de 2009

Descargas en Internet

Toda argumentación en favor de la legitimidad de las descargas en Internet, tras decenas y decenas de vericuetos y subterfugios dialécticos, suele reducirse a dos asunciones viciadas desde su concepción: 1) que, bajo determinadas circunstancias y premisas, podría resultar lícito no sufragar el coste de producción de un bien que se pretende disfrutar; 2) que la naturaleza, trascendencia e importancia global de un bien de carácter cultural convierte en legítima la posibilidad de que su creador pudiera no ser recompensado por su trabajo. Es decir, se trata de convertir en lícito y vigente la expresión «el fin justifica los medios», máxima de la maquiavélica doctrina del Bien Superior que, enarbolada desde la antigüedad por los más despreciables tiranos de la Historia, les ha permitido obviar razones y equidades elementales respetadas desde el Derecho Romano —«Nemo plus iuris ad alium transferre potest quam ipse haberet»—.

Dos asunciones viciadas. Dos puntales que no se sostienen a poco que se socaven.

Todo lo demás son pajas mentales y brindis al sol.

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martes, 20 de octubre de 2009

Fallece Al Martino

Me entero por el blog del periodista Santiago Gonzalez que ha fallecido Al Martino. El nombre quizá nos diga poco. O nada. Cantante melódico de los años sesenta y setenta, de origen italiano —su auténtico nombre era Alfred Cini—, su carrera estuvo trufada de pequeños y relampagueantes éxitos de los cuales la balada Spanish eyes fuese quizá el más popular.

Pero Al Martino interpretó para la gran pantalla el papel de Johnny Fontane, ese trasunto de Frank Sinatra cuyo cinismo, temores y ambigüedad moral tan certeramente perfiló Coppola. Quizá Martino no fuese un exquisito actor ni su personaje, trascendental para la trama en la que intervenía, pero su devenir dio lugar a una de las más impactantes escenas de una de las mejores películas de la historia del cine.


Es curioso cómo, en muchas ocasiones, más de las que nos gustaría admitir, los grandes momentos están hechos de pequeños retales.

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miércoles, 14 de octubre de 2009

Getafe Negro 2009

El próximo día 19 de octubre arranca la segunda edición del festival Getafe Negro, que junto a la Semana Negra de Gijón, El Congreso Negro de Salamanca y BCNegra forman los cuatro puntales festivaleros sobre los que se asientan los encuentros sobre género negro y policiaco en España. A pesar de su breve recorrido, gracias al buen hacer de sus dos principales comisarios, Lorenzo Silva y David Barba, Getafe Negro se está convirtiendo en un sólido referente para todos los amantes del género. En esta edición, Getafe Negro mantendrá como eje central una aproximación a la novela negra sueca y el fenómeno generado a su alrededor y los actos convocados estarán plagados de relevantes figuras que participaran en los debates y mesas redondas previstas durante el festival por lo que recomiendo encarecidamente la asistencia a todos los actos que sea posible. Para conocer el programa completo definitivo —que será dado a conocer pública y oficialmente el jueves, 15—, accede a la web oficial del festival.

En esta edición de Getafe Negro y de forma previa a la inauguración oficial se celebrarán dos mesas redondas encargadas de preparar y calentar el ambiente que se avecina para la semana que viene y en las que se hablará del presente y el futuro del género negro. La primera de ellas se celebrará el próximo jueves, 15 de octubre, a las 20:00, en el Corte Inglés de la calle Preciados. Intervienen: Tomás García Yebra, David Torres y Marta Sanz. Modera Javier Puebla. La segunda se celebrará el viernes, 16 de octubre, a las 19:30, en el Salón de Actos del Instituto Cervantes (C/ Alcalá, 49 - MADRID). Intervienen: Óscar Urra, Marcelo Luján, Francisco Zamora Loboch y José Ángel Mañas. Modera Pedro de Paz.

Bienvenidos a Getafe Negro.

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sábado, 10 de octubre de 2009

Ajustando detalles

Bueno, por lo visto, el nuevo diseño de la página web ha sido todo un éxito. Parece gustar a todo el mundo. Incluso a mí. Sin embargo, algunos de los visitantes de esta página web echan de menos la sintonía que se escuchaba al acceder a ella. Por petición popular :-) he creado una nueva sección que, con el tiempo, iré completando con distintos ficheros de audio, incluyendo alguna que otra intervención radiofónica que tengo por ahí perdida por esos discos duros de Dios. Sólo tengo que encontrar dónde.

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jueves, 8 de octubre de 2009

Sincronicidad

GEFREMA es una reputada asociación dedicada a la investigación, divulgación y conservación del patrimonio histórico relacionado con la Guerra Civil Española en el ámbito de la Comunidad de Madrid. Con carácter trimestral edita una muy interesante revista llamada Frente de Madrid donde se exponen artículos muy trabajados sobre distintos aspectos del Madrid en guerra. Recientemente descubrí que en su número 15 incluían un llamativo artículo titulado Enigmas de la batalla de Madrid: la muerte de Durruti firmado por Raúl C. Cancio Fernández y que, al parecer, desglosaba las distintas hipótesis y circunstancias que rodearon la peculiar muerte del lider anarquista leonés. Quien me conoce sabe que no podía dejar pasar una oportunidad como esa y de inmediato me puse en contacto con ellos para solicitarles un ejemplar. Tras la lectura del artículo, mi sorpresa fue mayúscula.

Lo relatado en el artículo coincide, en fondo y en enfoque, punto por punto, dato por dato, perspectiva por perspectiva, con las conclusiones expuestas en la trama de El hombre que mató a Durruti.

Entendámonos bien. No estoy diciendo que el señor Cancio haya desarrollado un artículo en torno a los datos, hipótesis y conclusiones aportados por mí en la novela. Tengo a la gente del GEFREMA por lo suficientemente rigurosa y respetable como para no haber hecho tal cosa sin atreverse a mencionar la fuente original y, por otro lado, no me cabe la menor duda acerca de la honestidad del Sr. Cancio. Lo que sí me resulta llamativo es que dos personas sin relación previa tomen similares datos de partida sobre un asunto concreto —por lo visto en el artículo, el Sr. Cancio bebe de fuentes muy cercanas a las que yo empleé para el desarrollo de la trama de mi novela— para terminar llegando a idénticas conclusiones. No similares, no. Idénticas. En buena lid, esta circunstancia debería servir de reválida para mis propias divagaciones sobre el asunto y tal hecho no debería resultarme particularmente sorprendente. Es hasta cierto punto natural que si la verdad tan sólo puede ser una, con los mismos datos en la mano, sólo pueda caber una conclusión acertada. Pero no deja de maravillarme el hecho de que el Sr. Cancio y yo no sólo hayamos lleguado a las mismas conclusiones sino que lo hagamos a través de los mismos vericuetos, tras apoyarnos y dar por correctos los mismos testimonios —Graves, Bonilla, Santamaría, Bastos Ansart...— y desechar por dudosos e inconsistentes —Arnal, Ramón García...— los mismos argumentos y declaraciones. Amén de coincidir en las situaciones expuestas e incidir en los mismos claroscuros —momentos, lugares, horarios, rutas, testigos presenciales, ejemplos y menciones a quiénes acompañaban ese día a Durruti...— hasta el punto de llegar a elucubrar con el lugar preciso donde ocurrieron los hechos —y cualquier estudioso del asunto sabe de lo peculiar de tal circunstancia— y que dicho lugar coincida en ambos textos. Punto por punto. Circunstancia por circunstancia. Si llego a encontrarme en el artículo con las declaraciones del capitán Angúlo, me caigo de espaldas.

La cuestión es que mi novela fue publicada en el 2004. Y su artículo en el 2009.

Pero la sincronicidad siempre me ha parecido una cosa maravillosa. Es capaz de explicar un montón de cosas.

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lunes, 5 de octubre de 2009

Cambios

En breve este blog y la web que lo contiene cambiarán de formato. Tras seis años manteniendo el mismo diseño, uno acaba un poco cansado de ver las cosas siempre del mismo color y con la misma distribución. Durante este fin de semana me he dedicado a replantear el nuevo diseño —nada del otro jueves. Funcional y de acceso sencillo—, a revisar los contenidos de mi actual website para seleccionar cuales pasan al nuevo formato y cuales se pierden para siempre y a bucear por mi disco duro en busca de contenidos nuevos que incorporar. Revisando esos viejos archivos he vuelto a reencontrarme con asuntos que había olvidado, con imágenes que ni recordaba y con esencias de momentos pasados que terminaron dando sus frutos, algunos dulces y otros amargos. Algunos de ellos tendrán cabida en la nueva web. Compartir es, en cierta medida, exorcizar. Relativizar las bajas ocurridas durante estos seis años y homenajear a aquellos que trajeron consigo los momentos gratos. Seis años. Seis intensos años en los que mi vida ha tomado un camino que, en su comienzo, incluso yo estaba muy lejos de predecir.

En breve este blog y la web que lo contiene cambiarán de formato. No estoy muy seguro de que sea lo único que cambie.

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viernes, 2 de octubre de 2009

Yo también tengo una corazonada

Yo también tengo una corazonada: que las olimpiadas del 2016 las disfrutaremos a ritmo de samba.

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