Mentiras completas y verdades a medias



miércoles, 4 de mayo de 2011

Presente...

«...Mientras tanto, resolvió matar el tiempo echando una ojeada a la ingente cantidad de volúmenes que abarrotaban las estanterías. Decenas de libros antiguos, dispuestos sin orden aparente, se apilaban ante sus ojos. Tratados, novelas, libros de filosofía, de gramática, de ciencia, de historia… Añejas ediciones encuadernadas de manera pulcra y exquisita, lujosa las más de las veces, se amontonaban mezclados de forma caótica con relativos éxitos editoriales de reciente elaboración. Aquella amalgama de ejemplares ofrecía un variado despliegue cultural. Alfonso los observó con deferencia al tiempo que evocaba mentalmente la cantidad de manos por las que habrían pasado aquellos volúmenes. Pensó en todo el conocimiento, todas las emociones, todas las ilusiones y todo el deleite que aquellos libros habrían proporcionado a sus antiguos dueños antes de terminar durmiendo el sueño de los justos en aquellos estantes.

Tomó al azar uno de los ejemplares y lo ojeó con un reverencial sentimiento de respeto. Se trataba de una vieja y manoseada edición, impresa a principios del siglo XX, de Viaje al centro de la tierra de Julio Verne. El ajado volumen lucía un sello de exlibris de algún antiguo propietario, un tal Rodrigo Saldaña, estampado en la parte inferior de las guardas delanteras. A juzgar por el aspecto de la edición, el volumen denotaba haber conocido tiempos mejores y lugares más dignos donde ser cobijado y pese a que su actual ubicación deslucía en gran medida su aparente abolengo, la evidente calidad de la encuadernación, el suave tacto del papel antiguo, la tipografía, las exquisitas ilustraciones, todo ello resultaba sugerente en extremo. Pasar las páginas de aquel ejemplar era como rozar con los dedos retazos de Historia, como acariciar los restos de un pasado lejano e ignoto cuyos valores habían sido dados por perdidos hacía mucho tiempo. A Alfonso, que desconocía el valor económico que aquel ejemplar podría alcanzar, le pareció un auténtico sacrilegio su actual situación de forzado exilio y penoso olvido. «Este libro merecería alojarse en las vitrinas de un museo», pensó maravillado. Sin embargo, allí se encontraba, abandonado y en compañía de cientos de compañeros de soledad e infortunio...»
(La Senda Trazada, inédito. Lanzamiento en otoño de 2011)

Etiquetas: , ,

1 comentarios:

Blogger Paco Gómez Escribano ha dicho...

Ya hay ganas, Pedro. Estos párrafos prometen mucho. Un abrazo.

4 de mayo de 2011, 9:23  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio