Microrrelato
Nunca me he sentido particularmente cómodo en el ámbito del microrrelato. Es un territorio que me causa excesivo respeto. Todo el mundo puede escribir un texto breve, pero hay que ser realmente bueno para hacerlo bien. Pero, de cuando en cuando, algún benevolente amigo te dice que ese que has escrito es bastante potable y decide incluirlo en su excelente blog dedicado a las minificciones.
Perdónalo señor…
Su ancestral enemistad les había llevado a enfrentarse en aquella locura perversa. Ruleta rusa non stop. Reglas extremas. Una única bala agazapada en el tambor de un revólver y una sucesión de rondas alternativas hasta dar con ella. Seis disparos máximo. Sólo uno de los dos contendientes saldría de allí con vida.
Tras el quinto intento, su adversario depositó el arma sobre la mesa al tiempo que esbozaba en sus labios una sonrisa triunfal. Jaque mate. El siguiente disparo sería el definitivo. Resultaba evidente quién había resultado vencedor. Con gesto desconcertado tomó el revólver, lo sostuvo entre las manos y lo observó como si aún no fuese capaz de creer lo que el Destino acababa de poner en ellas.
Para sorpresa de los presentes, alzó el revólver, apuntó hacia la cabeza de su contrincante y disparó.
La suerte había estado de su lado. En aquellas circunstancias resultaba imposible fallar.
Perdónalo señor…
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Imposible fallarSu ancestral enemistad les había llevado a enfrentarse en aquella locura perversa. Ruleta rusa non stop. Reglas extremas. Una única bala agazapada en el tambor de un revólver y una sucesión de rondas alternativas hasta dar con ella. Seis disparos máximo. Sólo uno de los dos contendientes saldría de allí con vida.
Tras el quinto intento, su adversario depositó el arma sobre la mesa al tiempo que esbozaba en sus labios una sonrisa triunfal. Jaque mate. El siguiente disparo sería el definitivo. Resultaba evidente quién había resultado vencedor. Con gesto desconcertado tomó el revólver, lo sostuvo entre las manos y lo observó como si aún no fuese capaz de creer lo que el Destino acababa de poner en ellas.
Para sorpresa de los presentes, alzó el revólver, apuntó hacia la cabeza de su contrincante y disparó.
La suerte había estado de su lado. En aquellas circunstancias resultaba imposible fallar.
Etiquetas: Amigos, Lectores, Literatura
7 comentarios:
como tienes 0 comentarios y soy hijo ilegítimo de mamá teresa de calcuta, he de decirte que harías bien en cambiar de afición (imagino que no llega a oficio), que vales menos para juntar letras que zapatero para gobierno de una guardería
¡Coño, un troll! Qué alegría. Hace tiempo que no se pasaba ninguno por aquí...
Me he emocionado y todo, oyes...
Pues si que te emocionas con poco.
Es que soy un hombre de emociones sencillas.
Ay, hay gente pa'tó.
Pedro, muy buenas las dos últimas frases, las decisivas. No dejes de escribir microrrelatos.
Un abrazo.
Agradezco el halago, JANGEL
thank you
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