Feria del libro de Madrid. Segundo round
El sábado por la tarde tuve el inmenso placer de ver debutar a mi querida amiga Irene Mora quien, con su excelente primera novela La pluma de Monteverdi, se estrenaba en estas lides de la firma de ejemplares. Lo cierto es que no le fue nada mal y firmó más ejemplares que algunos autores de casetas aledañas. Me alegré mucho. Le tengo ley a esta mujer que sabe transmitir ambientaciones históricas como muy poca gente es capaz. Tras saludarle y desearle la mejor de las suertes, Cristina —mi agente— y yo fuimos a dar un paseo y a saludar a los amigos. Estuvimos con Domingo Villar, que firmaba a diestra y siniestra su estupenda La playa de los ahogados, y disfruté del inesperado encuentro con Ana Pérez Cañamares y Manuel, a quienes hacía siglos que no veía. También estuve hablando un rato con Pablo Mazo en la caseta de Salto de Página. Su primera incursión en la Feria del Libro de Madrid parece estar yéndoles de maravilla. Lo cual no me sorprende a la vista de su excelente catálogo. Continué con la visita obligada a la caseta de Estudio en Escarlata donde José Ramón Gómez Cabezas firmaba ejemplares de su novela Réquiem por la bailarina de una caja de música —cuando se dice que la novela negra, la buena novela negra, esta viviendo un momento glorioso, no es en vano. Éste es un gran ejemplo— y donde adquirí un ejemplar de El asedio de Arturo Pérez Reverte con el ánimo (iluso) de volver al día siguiente por la mañana para que me lo firmase. Cumplidas las tareas de esa tarde, tocaba descanso y me senté en una de las terrazas del recinto donde había quedado para compartir una cerveza y un rato de charla con mis queridos Guzmán Alonso y Miriam a los que también hacía tiempo que no veía. El problema es que Guzmán tiene más peligro que Leire Pajin en una conjunción planetaria y el rato de cervezas y charla se convirtió en peregrinación de bares y sesión de risas, anécdotas y cervezas fresquitas que duró hasta las dos de la mañana. Exactamente hasta la hora en que nos echaron del bar porque cerraban. Pero lo disfruté de cojones, a qué negarlo.
El domingo me levanté todo lo temprano que pude —que no fue mucho— con ánimo de acercame a la firma de Pérez Reverte. Auguraba una larga fila de lectores ya que el susodicho llevaba doce años sin acudir a la Feria, pero me dije: «Bueno, todo será que tenga que pasarme casi toda la mañana». Fui demasiado optimista en mis previsiones. Sin duda alguna, en esta edición, Pérez Reverte es el que la tiene más larga. Tras aguardar 40 minutos de reloj en una fila en la que parecía que regalaban algo y haber avanzado apenas unos pocos metros en ese tiempo, fui consciente de que regresaría a casa sin el garabato en cuestión. No hay mal que por bien no venga. Abandoné la fila —para el presumible alborozo de los que aguardaban tras de mí. «Uno menos», supongo que pensarían— y fui a saludar a mi estimado Oscar Urra que se estaba hinchando a firmar ejemplares de sus dos novelas protagonizadas por Julio Cabria. Tras el saludo y una cervecita, vuelta a casa, a pasar una tarde introspectiva, en calma, recogimiento y meditación.
En resumen: fin de semana a ritmo tranquilo en el que tuve ocasión de —o al menos lo intenté— reponer fuerzas para lo que será el evento universal del siglo —o, al menos, del próximo fin de semana— : la ansiada y esperada reunión de los miembros fundadores de la Generacion Torrezno. Pero eso lo contaré en el próximo round. Si sobrevivo.
El domingo me levanté todo lo temprano que pude —que no fue mucho— con ánimo de acercame a la firma de Pérez Reverte. Auguraba una larga fila de lectores ya que el susodicho llevaba doce años sin acudir a la Feria, pero me dije: «Bueno, todo será que tenga que pasarme casi toda la mañana». Fui demasiado optimista en mis previsiones. Sin duda alguna, en esta edición, Pérez Reverte es el que la tiene más larga. Tras aguardar 40 minutos de reloj en una fila en la que parecía que regalaban algo y haber avanzado apenas unos pocos metros en ese tiempo, fui consciente de que regresaría a casa sin el garabato en cuestión. No hay mal que por bien no venga. Abandoné la fila —para el presumible alborozo de los que aguardaban tras de mí. «Uno menos», supongo que pensarían— y fui a saludar a mi estimado Oscar Urra que se estaba hinchando a firmar ejemplares de sus dos novelas protagonizadas por Julio Cabria. Tras el saludo y una cervecita, vuelta a casa, a pasar una tarde introspectiva, en calma, recogimiento y meditación.
En resumen: fin de semana a ritmo tranquilo en el que tuve ocasión de —o al menos lo intenté— reponer fuerzas para lo que será el evento universal del siglo —o, al menos, del próximo fin de semana— : la ansiada y esperada reunión de los miembros fundadores de la Generacion Torrezno. Pero eso lo contaré en el próximo round. Si sobrevivo.
Etiquetas: Amigos, Libros, Literatura, Madrid
2 comentarios:
Esta vez no coincidimos, Pedro, nosotros fuimos el sábado por la mañana y tuvimos bastante. Además, con el calor que sufrimos ese día se me quitaron las ganas de ir el domingo.
Suponía que la firma de Reverte sería kilométrica e hice bien quedándome en casa. Qué le vamos a hacer, otra vez será.
Ya veo que disfrutaste también del fin de semana central de Feria, aunque las cervezas te engañaran y se te pegaran a las manos sin tú quererlo...
Buena crónica, Pedro. Un abrazo y a esperar el tercer round.
Vaya tela, Pedro, estuvimos con la misma gente, jajaja, casi. Yo también tuve el gusto de saludar a Óscar Urra en la caseta de Salto de Página y estuvimos un buen rato charlando. También me pillé "La bailarina", que acabo de leer, y charlé con José Ramón, buen tipo y buena novela. Pillé "Arder en el invierno", de Luján con el que tuve un rato agradable de charla, al igual que con Carlos Salem. Y también hablé con el maestro Juan Madrid, y con Glez. Ledesma, en fin, un gusto.
Tuve la curiosidad de acercarme a ver a Reverte, aunque él ya me firmó "El asedio" en el Teatro español en su día, peroel sábado, en la misma carpa, estuve con Camilla Läckberg, mucho más guapa que Reverte, sin lugar a dudas.
En fin, Pedro, me alegra que lo pasaras bien y a ver si nos vemos en el tercer round.
Un abrazo.
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