Cuestión de perspectiva
Hace dos noches, en Lazkao (Guipúzcoa), ETA atentó contra la Casa del Pueblo del PSE de la localidad. La bomba causó numerosos destrozos aunque, por fortuna, no hubo que lamentar desgracias personales.
Emilio G. es un joven cuyo domicilio se encuentra ubicado justo encima del local que ocupaba la Casa del Pueblo. Emilio G. reformó y rehabilitó esa casa, poco a poco, día tras día, con sus propias manos y el sudor de su frente, hasta convertirla en su futuro hogar y el de su novia. Emilio G. es ahora dueño de un montón de escombros que amenazan ruina de un momento a otro. Emilio G. es testigo de cómo borrokillas, batasunos y demás ralea del pueblo bromean y se ríen de las circunstancias por las que atraviesan diversos vecinos afectados, todos con viviendas próximas al lugar del atentado y en una situación similar a la suya. Emilio G., humillado, furioso y armado con una maza, se presenta en la herriko taberna del pueblo, santuario y lugar habitual de reunión de la calaña antes mencionada, y al grito de «vosotros habéis jodido mi casa, ahora yo joderé la vuestra», la emprende a golpes con todo lo que se le pone delante: portones, cristales, un televisor, botellas, la maquina registradora, la cafetera... Tampoco hay que reseñar desgracias personales. Empate a uno.
Emilio G. es detenido y acusado de un delito de daños contra la propiedad. Quienes atentaron con una bomba de 8 kilos de Amonal contra el inmueble en el que se ubicaba su domicilio continúan libres.
Emilio G. tiene que contemplar cómo, dos días después, las calles del pueblo donde reside se llena de decenas de pasquines con su nombre acompañado de un texto acusatorio: «Erasotzaile faxista (agresor fascista)».
Tócate los cojones.
Me encantaría saber como se dice en euskera «Defensa propia». Para ayudar a hacer pasquines.
PS.- Me gustaría creer que este suceso es representativo de dos circunstancias: a) de que la gente en Euskadi ya está hasta los cojones y cada vez más se hace consciente de que estos cabrones están arruinado las vidas de sus propios conciudadanos en lugar de proceder a la defensa que tanto enarbolan y b) de que, aún a pesar del evidente riesgo que entraña enfrentarse a estos cobardes impresentables, la gente cada día está menos dispuesta a vivir con miedo y a guardarse la rabia.
De veras que me gustaría creerlo.
Emilio G. es un joven cuyo domicilio se encuentra ubicado justo encima del local que ocupaba la Casa del Pueblo. Emilio G. reformó y rehabilitó esa casa, poco a poco, día tras día, con sus propias manos y el sudor de su frente, hasta convertirla en su futuro hogar y el de su novia. Emilio G. es ahora dueño de un montón de escombros que amenazan ruina de un momento a otro. Emilio G. es testigo de cómo borrokillas, batasunos y demás ralea del pueblo bromean y se ríen de las circunstancias por las que atraviesan diversos vecinos afectados, todos con viviendas próximas al lugar del atentado y en una situación similar a la suya. Emilio G., humillado, furioso y armado con una maza, se presenta en la herriko taberna del pueblo, santuario y lugar habitual de reunión de la calaña antes mencionada, y al grito de «vosotros habéis jodido mi casa, ahora yo joderé la vuestra», la emprende a golpes con todo lo que se le pone delante: portones, cristales, un televisor, botellas, la maquina registradora, la cafetera... Tampoco hay que reseñar desgracias personales. Empate a uno.
Emilio G. es detenido y acusado de un delito de daños contra la propiedad. Quienes atentaron con una bomba de 8 kilos de Amonal contra el inmueble en el que se ubicaba su domicilio continúan libres.
Emilio G. tiene que contemplar cómo, dos días después, las calles del pueblo donde reside se llena de decenas de pasquines con su nombre acompañado de un texto acusatorio: «Erasotzaile faxista (agresor fascista)».
Tócate los cojones.
Me encantaría saber como se dice en euskera «Defensa propia». Para ayudar a hacer pasquines.
PS.- Me gustaría creer que este suceso es representativo de dos circunstancias: a) de que la gente en Euskadi ya está hasta los cojones y cada vez más se hace consciente de que estos cabrones están arruinado las vidas de sus propios conciudadanos en lugar de proceder a la defensa que tanto enarbolan y b) de que, aún a pesar del evidente riesgo que entraña enfrentarse a estos cobardes impresentables, la gente cada día está menos dispuesta a vivir con miedo y a guardarse la rabia.
De veras que me gustaría creerlo.
Etiquetas: miserables, Políticos y gente de mal vivir
4 comentarios:
Precisamente esta mañana he escrito algo al respecto:
http://rubenlamas.blogspot.com/2009/02/el-tio-de-la-maza.html
PD: "Defensa propia" se dice "Bidezko defentsan"
Ahí estás Pedro, metiendo caña a estos fascistas de mierda hijos de la grandísima puta. El fulano este de la maza es un puto héroe, ojalá más vascos nos pareciéramos a él para que la balanza se equilibrara un poco. Hacia la paz a través de la violencia, como reza su filosofía de mierda.
Ojalá pudieras ver la noticia de portada del Gara (periódico batasuno) a este respecto; es de un cinismo y una insolencia insoportables.
Y ojalá tuvieras razón en tus esperanzas, pero yo ya a estas alturas no espero nada; me conozco a mí mismo y a mi gente demasiado como para tener esperanzas.
A los vascos lo que nos pudre es la miseria moral y la cobardía.
Un abrazo, amigo.
Gracias, amigo Rubén.
Es que ya está bien, Andima. Es una auténtica lástima que por cuatro indocumentados se criminalice a todo el pueblo vasco como viene ocurriendo tradicionalmente. Y lo del tío de la maza no es más que la legítima consecuencia de la presión a la que os veis abocados, una presión que se ejerce desde fuera y, sobre todo, desde dentro.
Abrazos,
Pedro de Paz
Han abierto una pág. web para apoyar a Emilio G. tras tener que irse del pueblo: http://justicierolazkao.blogspot.com/
Le ofren ayuda de todo tipo: trabajo, transferencias de dinero, comida gratis en restaurante, vivienda, etc. En el fondo, muchos de nosotros somos Emilio G. Yo por lo menos me siento muy identificada con él.
Yo por eso no serviría para vivir en el País Vasco. Soy muy visceral y andaría con el mazo todo el día en la mano. Es pa cabrearse.
Beso.
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