Cultura libre
Hablo con el amigo Sergio Izquierdo, que colabora con una emisora de radio llamada Onda Expansiva, para llevar a cabo una entrevista con motivo de la reedición de El hombre que mató a Durruti. La conversación se celebra vía telefónica y transcurre con cordialidad. Sergio es un gran tipo y hay complicidad. Hablamos de esta nueva edición, del perfil de la novela, de las novedades que incluye. En un momento dado surge la cuestión de la traducción del texto al inglés. Le explico como surgió el asunto, la satisfacción que supone el ser traducido a otro idioma, cómo se pusieron en contacto conmigo y lo orgulloso que estoy del resultado, que incluye unas impresionantes láminas del excelente ilustrador Richard Warren. En ese momento, Sergio me pregunta:
—¿Y la edición en griego? ¿También resultó de tu agrado?
Tengo que confesarle que no sé de qué me está hablando. Tras comentarle mi sorpresa, la entrevista transcurre por otros derroteros y una vez terminada, fuera de micrófonos, me amplia el dato. Hace unos meses él estuvo en Grecia y tuvo ocasión de tener entre sus manos un ejemplar de la edición en griego de El hombre que mató a Durruti.
—¿Pero te refieres a una edición digital, alguien que se ha dedicado a escanear la novela y a colgarla de algún sitio?
—No, no. Edición en papel.
—¿Pero fotocopias de la edición en castellano o en inglés? ¿Impresión de un PDF o algo así?
—No, no. Una edición traducida, maquetada, editada e impresa. Incluso tiene su propio diseño de portada. Se vende en Grecia.
En resumen, al parecer, un colectivo griego de carácter antisistema e ideología libertaria ha decidido, motu proprio y sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, ejercer de editores y «liberar» (son sus palabras textuales) mi novela en su país. El texto incluso se encuentra a la venta en Protoporia, una especie de Amazon de ámbito griego, al precio de 3,83 euros. Precio más que razonable teniendo en cuenta que se pasan el abono de derechos de autoría y propiedad intelectual por el mismo forro del arco del triunfo. Tenemos, en definitiva, un texto del que todo el mundo (editor, distribuidor, vendedor, lector) obtiene algún beneficio (o, al menos, no pierde pasta)... excepto su legítimo creador.
Mecagon tó. Me acaban de hacer un griego con todas las de la ley.
Vaya por delante la satisfacción que pueda suponer el tener constancia de que un texto tuyo suscita interés en un amplio rango de lectores. Nada que objetar. Pero eso no tiene que ver con la cuestión. El problema es que de la satisfacción no se come. Y esto, como he defendido en más de una ocasión, es un oficio como otro cualquiera, que se ejerce, se desarrolla con mayor o menos esfuerzo y genera (o debería generar) unos réditos con los que poder pagar las facturas diarias. Pero dejando al margen esa cuestión, existen otras igual de sangrantes. Como el hecho de que ni siquiera hayan tenido la deferencia o la cortesía de ponerse en contacto conmigo. Esa ausencia de consideración para con la persona que ha llevado a cabo el esfuerzo de desarrollar un trabajo, esa prepotencia que supone arrogarse el derecho a manejar a su antojo el resultado del esfuerzo de semanas o meses del trabajo de una persona es lo que me subleva hasta la nausea. Llámese edición pirata griega (SÍ, aquí hablamos con toda propiedad de piratas) o llámese descarga ilegítima y no consentida en Internet.
Qué menos que haberme preguntado, coño, que lo mismo hasta hubiera dicho que sí por un módico y razonable importe y todos tan contentos.
—¿Y la edición en griego? ¿También resultó de tu agrado?
Tengo que confesarle que no sé de qué me está hablando. Tras comentarle mi sorpresa, la entrevista transcurre por otros derroteros y una vez terminada, fuera de micrófonos, me amplia el dato. Hace unos meses él estuvo en Grecia y tuvo ocasión de tener entre sus manos un ejemplar de la edición en griego de El hombre que mató a Durruti.
—¿Pero te refieres a una edición digital, alguien que se ha dedicado a escanear la novela y a colgarla de algún sitio?
—No, no. Edición en papel.
—¿Pero fotocopias de la edición en castellano o en inglés? ¿Impresión de un PDF o algo así?
—No, no. Una edición traducida, maquetada, editada e impresa. Incluso tiene su propio diseño de portada. Se vende en Grecia.
En resumen, al parecer, un colectivo griego de carácter antisistema e ideología libertaria ha decidido, motu proprio y sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, ejercer de editores y «liberar» (son sus palabras textuales) mi novela en su país. El texto incluso se encuentra a la venta en Protoporia, una especie de Amazon de ámbito griego, al precio de 3,83 euros. Precio más que razonable teniendo en cuenta que se pasan el abono de derechos de autoría y propiedad intelectual por el mismo forro del arco del triunfo. Tenemos, en definitiva, un texto del que todo el mundo (editor, distribuidor, vendedor, lector) obtiene algún beneficio (o, al menos, no pierde pasta)... excepto su legítimo creador.
Mecagon tó. Me acaban de hacer un griego con todas las de la ley.
Vaya por delante la satisfacción que pueda suponer el tener constancia de que un texto tuyo suscita interés en un amplio rango de lectores. Nada que objetar. Pero eso no tiene que ver con la cuestión. El problema es que de la satisfacción no se come. Y esto, como he defendido en más de una ocasión, es un oficio como otro cualquiera, que se ejerce, se desarrolla con mayor o menos esfuerzo y genera (o debería generar) unos réditos con los que poder pagar las facturas diarias. Pero dejando al margen esa cuestión, existen otras igual de sangrantes. Como el hecho de que ni siquiera hayan tenido la deferencia o la cortesía de ponerse en contacto conmigo. Esa ausencia de consideración para con la persona que ha llevado a cabo el esfuerzo de desarrollar un trabajo, esa prepotencia que supone arrogarse el derecho a manejar a su antojo el resultado del esfuerzo de semanas o meses del trabajo de una persona es lo que me subleva hasta la nausea. Llámese edición pirata griega (SÍ, aquí hablamos con toda propiedad de piratas) o llámese descarga ilegítima y no consentida en Internet.
Qué menos que haberme preguntado, coño, que lo mismo hasta hubiera dicho que sí por un módico y razonable importe y todos tan contentos.
Etiquetas: Autores, El hombre que mató a Durruti, Libros, Sinverguenzas
8 comentarios:
Hay que joderse. No tienes mas remedio que quedarte con la parte buena, que has hecho un trabajo interesante.
Bueeeeno. ¿Y no hay modo alguno de que esos cabronazos paguen por lucrarse de tu trabajo? Es pa flipar.
¡Adoradores de la libertad! Yo los liberaba a ellos... en medio del mar.
Yo también les liberaba el cerebro de gilipolleces, pero a hostias. Como han dicho por ahí, el que te la hayan pirateado siginifica que has escrito algo que interesa, y Durruti es interesante como historia y como obra literaria. Pero, por otro lado, dan ganas de... joder.... Me voy a callar.
¿No ensalzabas la figura de Durruti? Pues ahí tienes el resultado: colectivización de tu novela. No sé de qué te quejas. Durruti lo hubiese aprobado.
Anónimo: Durruti jamás hubiese consentido que a un trabajador se le robase el fruto de su esfuerzo y su trabajo. Luchó toda la vida por ello. Y murió por ello. No lo olvides nunca.
Me temo que he desatado la caja de los truenos. Como ya te he comentado personalmente Pedro entiendo tu cabreo y lo más deseable es que los editores deberían haberse puesto en contacto contigo. Por desgracia no ha sido así y tenemos el lío montado.
De todas formas creo que esos 3 escasos euros por los que se distribuye la novela en griego no irán destinados a enriquecer a nadie y lo más probable sea que estén dedicados a sufragar las fotocopias. Esto lo afirmo desde la experiencia del que lleva ya más de 15 años colaborando en la edición y distribución de opúsculos y libretos desde el ámbito libertario.
Siento que mi revelación haya llevado consigo este poso de amrgura.
Un fuerte abrazo Pedro
Sergio
En justa correspondencia, yo creo que deberías invadir una isla griega y quedarte a vivir allí de okupa.
Si al final eliges Milo, da recuerdos a la Venus ;-)
P.D.: ¿Y si esto fuera una venganza por haberse apropiado ilegalmente Danone del yogurt griego? ¿Deberías pedirle cuentas a Danone?...
Sergio, no es una cuestión de haber abierto la caja de Pandora. Entiendo perfectamente que, por afinidad personal, veas con benevolencia un acto en apariencia trivial pero que tiene más implicaciones de las que a priori parece. Hace unas semanas, la agencia que me representa suscribió un acuerdo con otra agencia literaria europea para negociar los derechos de traducción de mis textos. Si esta agencia ofertase las novelas a uno o varios editores griegos, estos podrían negociar a la baja o simplemente denegar la edición aduciendo que "la novela ya ha sido editada en su país". No es ya que no cobre nada por esta edición, es el perjuicio a futuro que está causando. Por otra parte sabes perfectamente -porque te consta personalmente- que jamás he tenido problemas para enviar un fichero con mi novela a todo aquel que ha mostrado interés, se ha dirigido a mí y me ha comentado al imposibilidad de hacerse con él porque no estaba disponible en las librerías. Nunca he tenido problemas con eso. Pero enviar un PDF para una lectura personal (o de ámbito reducido como en el caso de tus alumnos) no es lo mismo que maquetar un libro y ponerlo a la venta, por muy reducidos que sean los márgenes de beneficio (que estimo que incluso serán cercanos a cero). Pero estoy seguro que "Protoporia", por pequeño que sea el margen, no trabaja gratis. Ni el que puso el papel para imprimir la novela. Ni la imprenta que llevó a cabo el trabajo. ¿Y yo sí debo hacerlo y además, por obligación y sin haber sido consultado si estoy dispuesto a ello? No es ni justo ni razonable. Yo también pudiera haber estado dispuesto a reducir mi margen por una causa que mereciese la pena, pero esto de lo que estamos hablando es otra cosa.
Mas claro, se van a cagar los de Danone. Les voy a meter un puro que van a escupir las muelas.
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