Fallece Al Martino
Me entero por el blog del periodista Santiago Gonzalez que ha fallecido Al Martino. El nombre quizá nos diga poco. O nada. Cantante melódico de los años sesenta y setenta, de origen italiano —su auténtico nombre era Alfred Cini—, su carrera estuvo trufada de pequeños y relampagueantes éxitos de los cuales la balada Spanish eyes fuese quizá el más popular.
Pero Al Martino interpretó para la gran pantalla el papel de Johnny Fontane, ese trasunto de Frank Sinatra cuyo cinismo, temores y ambigüedad moral tan certeramente perfiló Coppola. Quizá Martino no fuese un exquisito actor ni su personaje, trascendental para la trama en la que intervenía, pero su devenir dio lugar a una de las más impactantes escenas de una de las mejores películas de la historia del cine.
Es curioso cómo, en muchas ocasiones, más de las que nos gustaría admitir, los grandes momentos están hechos de pequeños retales.
Pero Al Martino interpretó para la gran pantalla el papel de Johnny Fontane, ese trasunto de Frank Sinatra cuyo cinismo, temores y ambigüedad moral tan certeramente perfiló Coppola. Quizá Martino no fuese un exquisito actor ni su personaje, trascendental para la trama en la que intervenía, pero su devenir dio lugar a una de las más impactantes escenas de una de las mejores películas de la historia del cine.
Es curioso cómo, en muchas ocasiones, más de las que nos gustaría admitir, los grandes momentos están hechos de pequeños retales.
Etiquetas: Cine, Obras maestras
4 comentarios:
Una escena que aun me sigue impactando dramáticamente.
Gracias por permitirme paser por tu blog.
Saludos!!!!
El placer es todo mío, Lara. Pasa y ponte cómoda. Estás en tu casa.
Saludos.
Tienes razón, PdP. La vida son retazos intensos (gozosos/dolorosos, alegres/tristes, gloriosos/vergonzosos...) como islotes en un océano de mediocridad cotidiana. Y por intensos, breves: no podríamos soportar nada intenso y a la vez duradero (nos mataría como una adicción o nos avocaría a la rutina y dejaría de ser intenso). Y con la ficción pasa lo mismo: de los libros nos quedan sólo pasajes, de la música estribillos y de las pelis, escenas. Ésta de la cabeza de caballo la tengo yo en mi vitrina particular de joyas cinematográficas al lado de la muerte del replicante ("Blade Ruinne"), del juramento de Escarlata O´Hara ("lo que el viento se llevó"), de los momentos previos al duelo de "Solo ante el peligro", del ataque de los helicópteros al son de la Cabalgata de las Valquirias ("Apocalipsis Now"), del "nadie es perfecto" con que termina "Con faldas y a lo loco"...
Salud y saludos, PdP.
Interesante y precisa reflexión, Trancos. Particularmente lo de "no podríamos soportar nada intenso y a la vez duradero". Quizá por eso disfrutemos tanto de los memento brevis, esos breves fulgores que despiertan sensaciones tan placenteras y, en ocasiones, tan personalmente únicas.
Saludos.
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