El señor Ken Follet se ha ganado todos mis respetos
Fiesta de Random House en la sala Florida Park con motivo de la Feria del Libro de Madrid. El evento estrella de la noche es la actuación de la banda de Ken Follet, Damn Right I Got The Blues. Llego al lugar en torno a las diez de la noche. Repito compañía de la velada anterior: Cristina Salama, Irene Mora y Alfonso Ruiz de Aguirre. Inmejorable compañía. Comienzo a sospechar que algunos nos hacemos escritores sólo por estos saraos. En la puerta me encuentro con Juan Gómez Jurado y su encantadora mujer. Tras los abrazos de rigor accedemos todos juntos al interior de la sala de fiestas. El lugar se encuentra semivacio, algo normal ya que somos de los primeros en entrar al recinto, pero poco a poco va llegando el resto de invitados hasta abarrotar la sala.
Intentamos coger el mejor sitio posible para ver la actuación —y tener un acceso estratégico a los canapés—. Una actuación por la que todo el mundo siente una gran curiosidad. Algunos medios reseñan la asistencia de un gran número de nombres conocidos. Yo no los vi aunque lo cierto es que tampoco presté demasiada atención. Gómez Jurado me presenta a Manel Loureiro, autor de Apocalipsis Z, y tengo ocasión de saludar a la encantadora Lola Beccaria y al siempre cordial Fernando Marías. A las once de la noche da comienzo la actuación de la banda. La expectación crece. Todos nos preguntamos si realmente será una actuación musical aceptable o simplemente el resultado de una boutade caprichosa de uno de los escritores más vendidos del mundo.
Y lo cierto es que fue una actuación muy digna.
Obviamente, no son músicos profesionales con años de carretera a sus espaldas, pero debo decir que dejaron el pabellón bastante alto. Temas clásicos de rock de los sesenta y los setenta. Sonido americano alternado con el Start me up de los Rolling y lo que para mí, guitarrista aficionado, fue la gran sorpresa de la noche: una honesta versión del Are you gonna my way de Lenny Kravitz. Actuación sobria, moderada, pero cumplida con creces. La guitarra solista, a cargo de Emmanuel, el hijo de Follet, bastante lograda. No es Clapton, pero se deja escuchar con agrado. El público, bastante entregado, coreando las canciones y con ganas de pasarlo bien. A las doce de la noche termina la actuación con la interpretación del popular Mustang Sally a modo de bis. Un par de cervezas más y para casita.
El señor Ken Follet se ha ganado todos mis respetos. Y no sólo como escritor.
Intentamos coger el mejor sitio posible para ver la actuación —y tener un acceso estratégico a los canapés—. Una actuación por la que todo el mundo siente una gran curiosidad. Algunos medios reseñan la asistencia de un gran número de nombres conocidos. Yo no los vi aunque lo cierto es que tampoco presté demasiada atención. Gómez Jurado me presenta a Manel Loureiro, autor de Apocalipsis Z, y tengo ocasión de saludar a la encantadora Lola Beccaria y al siempre cordial Fernando Marías. A las once de la noche da comienzo la actuación de la banda. La expectación crece. Todos nos preguntamos si realmente será una actuación musical aceptable o simplemente el resultado de una boutade caprichosa de uno de los escritores más vendidos del mundo.
Y lo cierto es que fue una actuación muy digna.
Obviamente, no son músicos profesionales con años de carretera a sus espaldas, pero debo decir que dejaron el pabellón bastante alto. Temas clásicos de rock de los sesenta y los setenta. Sonido americano alternado con el Start me up de los Rolling y lo que para mí, guitarrista aficionado, fue la gran sorpresa de la noche: una honesta versión del Are you gonna my way de Lenny Kravitz. Actuación sobria, moderada, pero cumplida con creces. La guitarra solista, a cargo de Emmanuel, el hijo de Follet, bastante lograda. No es Clapton, pero se deja escuchar con agrado. El público, bastante entregado, coreando las canciones y con ganas de pasarlo bien. A las doce de la noche termina la actuación con la interpretación del popular Mustang Sally a modo de bis. Un par de cervezas más y para casita.
El señor Ken Follet se ha ganado todos mis respetos. Y no sólo como escritor.
6 comentarios:
Al ver a Ken Follet vestido de Saville Row, nunca hubiera imaginado que tuviese ese espíritu rockero. La verdad es que no lo hacen nada mal.
Un abrazo.
P.S.- Por cierto, ¿podrías explicar cuál es exactamente la iniciativa de Gomez Jurado? ¿No son, acaso, transparentes las liquidaciones de las editoriales? Perdón por la curiosidad.
No, no lo son, querido GLR, lo cual no quiere decir en asboluto que sean fraudulentas. Ni tampoco lo contrario. Me explico. Tradicionalmente, los editores liquidan los ejemplares vendidos a través de una notificación en la que se comunica al autor a cuantas unidades ascienden las ventas. Pueden ser 500, 1.000, 5.000, 30.000... las que sean. Pero dicha notificación se produce a instancias de la editorial, en un documento generado por ella y con cifras que sólo ella sabe de dónde han salido. No hay certificación de nadie ni de ningún tipo, no hay documentación acreditativa de nada, no hay constatación fehaciente de ningún dato. Aceptar una liquidación editorial lleva años siendo un acto de fe (lo cual, insisto, no significa necesariamente un fraude) en el que debes creer a pies juntillas lo que te comunica el editor.
Aprovechando la existencia relativamente reciente del Indice NIELSEN (a grandes rasgos: una especie de auditoria independiente de mercadotecnia que controla las ventas en grandes superficies), Gómez Jurado propone la obtención por parte de los autores de los informes de dichos índices para conocer (o, más bien, tener una estimación más o menos precisa) de cuanto se vende de cada libro, autor y edición. Lo curioso del caso es que muchas editoriales, al menos las de los grandes grupos, llevan suscritas desde hace tiempo al Indice NIELSEN, tienen en su poder esos datos auditados externamente y, sin embargo, jamás han visto con buenos ojos compartirlos con los autores. Te pregúntarás por qué. Yo también. Y además te preguntarás: ¿Por qué los autores no compran ellos mismos un acceso a la base de datos de Nielsen? Porque su precio es prohibitivo, unos 60.000 euros al año, y sólo está al alcance de grandes grupos. ¿Solución propuesta por Gómez Jurado? Que CEDRO, entidad encargada de velar por los intereses de los autores, destine una partida presupuestaria a sufragar el acceso a los datos Nielsen a partir de lo recaudado gracias a estos y lo ofrezca como una prestación a sus asociados.
A muy grandes rasgos y con algunos matices, querido GLR, esos son los diversos conflictos que emanan de este asunto.
Perdona el chapazo que te he dado :-)
Abrazos,
Pedro de Paz
Por cierto, que se me había olvidado: si alguien quiere obtener mayor información sobre la iniciativa de Gómez Jurado, aquí puede hacerlo.
Saludos,
Pedro
Perfecta la aclaración, estimado Pedro. Suerte en la batalla.
Un abrazo.
Joder, eres un monstruo ¡¡¡mira que respetar a Ken Follet como escritor!!!
Es usted mala, Samantha. Muy mala. :-)
Besos,
Pedro de Paz
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio