Mentiras completas y verdades a medias



miércoles, 29 de abril de 2009

La persistencia de la memoria

Hacía años que no sabía de ella. Ni la más mínima pista. Los jirones de mi memoria habían perdido todo rastro de su reminiscencia, toda certeza de haber estado instalada alguna vez entre sus recovecos. Y hoy, casualmente, he vuelto a escucharla. Y he vuelto a estremecerme con la misma intensidad con la que lo hice la primera que la escuche, 25 años atrás. Otro tono, otro ritmo, otra voz. Pero el mismo sentimiento de encontrarse frente a algo grande. Algo muy grande.

Es lo que tienen las obras maestras. Y los genios.

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5 comentarios:

Blogger Hutch ha dicho...

Gracias por recordarla, yo también la tenía olvidada en algún rinconcito de la memoria.
Saludos.

29 de abril de 2009, 17:36  
Anonymous Trancos ha dicho...

¡Joder! Creo que hace casi 40 años que la tarareo de vez en cuando, y aún me sigue extremeciendo. A mí me llegó de la voz de Nacha Guevara, en un LP que me regaló alguien a quien sigo queriendo. Creo que entonces yo era joven(+ joven) y aún creía ciegamente que podíamos cambiar el mundo (para mejor), que bastaba "el amor para convencer a un cañón y sólo una canción para acallar a un tambor" (Jacques Brel)¡qué poco ha llovido desde entonces! ¡cuantas hostias recibidas por tanta gente para que los jóvenes tengan hoy lo que tienen! (mayormente, una puta mierda de mundo. ¿qué coños hicimos mal?)

30 de abril de 2009, 13:12  
Blogger Pedro de Paz ha dicho...

Un placer, Ángelus.

Todos éramos más jóvenes, Trancos. Y menos descreídos. Aún pensábamos que se podía cambiar algo. Y lo único que nos queda ahora es la nostalgia. Que tampoco es tan mala cosa aunque no fuese lo que buscábamos. Disfrutemos, pues, de ella a falta de otra cosa.

Abrazos,
Pedro de Paz

30 de abril de 2009, 15:30  
Anonymous Daffy ha dicho...

Si alguna vez escuché esta canción, no la recuerdo, pero me ha dejado un regusto amargo y triste.
Trancos, no creo que hiciéramos las cosas mal, sólo lo que creímos conveniente y pusimos en ello toda nuestra vitalidad, nuestra energía y nuestra esperanza.
Besos.

1 de mayo de 2009, 11:15  
Blogger Pedro de Paz ha dicho...

Es una canción bastante triste, Daffy. Su genialidad no sólo reside en el recurso formal que emplea, sino en su forma de narra lo que cuenta. La mayor parte de las veces, las mejores historias -o al menos las que más nos hacen pensar- no son necesariamente felices.

Besos,
Pedro

2 de mayo de 2009, 20:21  

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