Mentiras completas y verdades a medias



miércoles, 3 de septiembre de 2008

Con la iglesia hemos topado

Buena la ha liado el juez Garzón con la decisión de abrir, a instancia de diversas asociaciones en defensa de la memoria histórica, una investigación para censar a los desaparecidos y represaliados por la guerra civil y el franquismo, solicitando a los estamentos oportunos la apertura de sus archivos con el fin de llevar a cabo la investigación con las mayores garantías posibles. Al margen de determinadas puntualizaciones, de los tintes partidistas de la iniciativa y de los no pocos recelos sobre la forma en la que podría llevarse a la práctica por parte de algunos exaltados memoriohistóricos, en líneas generales, la iniciativa me parece correcta, necesaria y adecuada. Digna de encomio. Todos vemos con justicia y simpatía esfuerzos similares llevados a cabo en distintos países de Sudamérica. La Argentina de Videla, el Chile de Pinochet... A nadie le sorprende el justo deseo de esclarecer los desmanes de toda dictadura. De cualquier dictadura. El problema es que tendemos a olvidar que en este país hubo una instaurada durante cuarenta años. Rajoy, como siempre, en su línea: dando muestras de estar a por uvas. «No soy partidario de reabrir viejas heridas del pasado», declara el preclaro líder hablando de unas heridas que, durante el franquismo, sangraron profusamente en todo momento y durante la transición cerraron en falso, no con la «Ley del punto final» pero sí con la «Ley del besito en la boca», todo ello en aras del complicado —y puede que, en gran medida, necesario. No lo pongo en duda aunque tal circunstancia no evite el que, en cualquier caso, la decisión tomada pudiese tacharse de poco virtuosa— equilibrio de poderes que se produjo tras la muerte del de la voz de pito y los pantanos. En cualquier caso, lo más llamativo del asunto —aunque realmente no sé de qué me sorprendo. La reacción ha sido la que se podía esperar— resulta ser la inicial negativa de la iglesia, poco dispuesta a abrir sus ficheros y registros, alegando que «ellos no han visto nada, ellos no saben nada». Lo de siempre. Y yo me pregunto. ¿Realmente continúan pensando que su reino no es de este mundo? ¿Realmente sus poderes y sus designios deben ir más allá de la orden emitida por un juez de la Audiencia Nacional? ¿Quiere eso decir que, de facto, existe en España alguien que no sólo se considera, sino que realmente podría estar por encima del poder judicial? ¿Podemos y debemos permitir que, en este país, pueda existir alguien —políticos, banqueros, entidades físicas, jurídicas o de cualquier otra naturaleza— que, por un motivo u otro, puedan —nunca mejor dicho— acogerse a sagrado y situarse por encima de la ley?

Miedito me está dando contestarme.

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4 comentarios:

Blogger Miguel Baquero ha dicho...

No, si todo esto está bien, pero da un poco que pensar que se haya tomado la iniciativa el mismo día que llegábamos a la simbólica cifra de los dos millones y medio de parados. ¿O no?, ¿o es simple casualidad?

3 de septiembre de 2008, 19:10  
Anonymous Anónimo ha dicho...

No conocía la actitud de la iglesia en este asunto, pero si es cierto lo que dices, Pedro -y la verdad, no me extraña nada-, los supuestos representantes de Dios en la Tierra vuelven a demostrar por qué son una institución caduca, que quita más que aporta, que estorba más que ayuda. Y que me perdonen si alguien se siente ofendido, pero si yo fuera católico, vamos, si creyera en Dios y todo eso, el Vaticano sería el último sitio en el que me verían el pelo. Antes me hago misionero por cuenta propia.

3 de septiembre de 2008, 20:59  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Está claro que ciertas noticias se dicen en un momento u otro según interesa. Eso es una estrategia que utilizan todos. Pero lo que más gracia me hace es lo que dice Rajoy "abrir heridas del pasado". Yo no comprendo eso. Parece que tuviera que esconder algo, no sé, como si tuviera miedo ¿Por qué dice "heridas del pasado"? Yo no veo ninguna herida. Yo, al igual que muchos que votan al PP, vemos gente con el derecho de saber donde están sus familiares muertos y con el derecho de poder enterrarlos donde ellos crean y exigir lo que ordena la ley, nada más. Sin embargo da la sensación de que Rajoy tuviera algo que esconder y a todo esto quisiera darle un sentido malicioso para no remover el pasado. Estoy seguro que el PSOE se aprovecha de esta circunstancia. Pero sea así o no lo importante son los familiares de los desaparecidos.

4 de septiembre de 2008, 1:28  
Anonymous Anónimo ha dicho...

No digo yo ni que sí ni que no, querido Miguel. Sólo trataba de ceñirme al propio hecho en sí, no a su posible intencionalidad.

Esa fue su reacción más inmediata, Rubén. Al parecer, han acabado reculando en parte.

Child, a mí, lo de las "heridas del pasado" y lo de "dejar a los muertos en paz" me huele a puchero enfermo como decía mi abuela. Subterfugios vanos para aquél que no tiene otro argumento que ofrecer. Y más en ocasiones como las que se presentan donde no se busca juzgar ni condenar a nadie -y ahí es donde Garzón mete la pata porque precisamente, por ese motivo, quizá no tenga las suficientes competencias-, sino restablecer el recuerdo y la dignidad de todos aquellos que fueron silenciados y borrados de la memoria individual y colectiva de una forma ignominiosa. Una dignidad que los familiares tienen todo el derecho a reclamar y a que les sea concedida. Y quizá así, de verdad, puedan cerrarse de una vez por todas las heridas.

6 de septiembre de 2008, 1:49  

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