Desvergüenza
Ex alcaldesa de Marbella. En sus distintas intervenciones en los medios acredita aspecto de vedette venida a menos tras la época del destape y ademanes patibularios. Su nombre suele salir a relucir a poco que se remueva la mierda en diversos asuntos con distintos niveles de turbiedad. Años atrás reformó su casa por un importe de 900.000 euros —aún me pregunto qué tipo de obras debe implicar una reforma cuyo valor es el equivalente al de cuatro viviendas de coste medio—. Ante su negativa a abonar la deuda contraída, un juzgado de Marbella embargó de forma preventiva su vivienda. Hoy, ante la inminente salida a subasta del inmueble, la Doña consigna en depósito el importe de la deuda para evitar la expropiación. 940.000 euros. De golpe. Puestos uno sobre otro en una cuenta del Juzgado de Marbella. Lo que yo no ganaré en toda mi vida trabajando —ni aunque pudiese contar con tres existencias y dos reencarnaciones—, una persona sin mayor oficio ni beneficio que el de haber ostentado en el pasado un cargo público de relevancia media —alcaldesa de una población de Málaga— lo consigue con un chasquear de dedos. Lo cual, en estos tiempos de crisis, no deja de tener su mérito. Con dos ovarios.
No sé qué me molesta más: si la evidente desvergüenza o la desfachatez de restregárnoslo por las narices.
No sé qué me molesta más: si la evidente desvergüenza o la desfachatez de restregárnoslo por las narices.
Etiquetas: miserables, Políticos y gente de mal vivir
3 comentarios:
Y además la Yague -no encuentro diéresis en este ordenador inglés -, infatigable rociera y claro exponente de la riqueza nueva y cateta se lo pasa por el forro de su área lúbrica. Cuando se nace sinverguenza se lleva hasta las últimas consecuencias...Le queda a la mujer, la Virgen del Rocío, la pandereta, el piso y esa cara de ex-presidiaria pantojil...
Y ella alardeaba y alardeaba de la obra de su casa y del follón que tenía liado porque se había tenido que mudar a casa de su hermana: no cabían todos en aquel lugar.
Javier, Tortuga: lo de esta mujer es de un cinismo tan casposo como para definir y ayudar a comprender perfectamente el concepto de "verguenza ajena" a todo aquél que no lo tuviese aún demasiado claro.
Abrazos,
Pedro de Paz
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