Buena ventura
«Buena ventura». Siempre lo he dicho. Soy un tipo con buena suerte. Quizá hasta inmerecida. Pero esa fue la sensación de la que no pude desprenderme ayer por la tarde durante la presentación de El hombre que mató a Durruti, un acto que coincidió —lo hicimos coincidir— con el aniversario de la muerte del líder anarquista cuyo espíritu subyace tras las páginas de la novela. La librería Estudio en escarlata, a rebosar. La siempre placentera sensación de verse arropado por la presencia de grandes y viejos amigos e incluso por algunos nuevos. Imposible mencionar los nombres de todos, pero ellos saben de sobra quienes son y que su compañía resultó tan grata como indispensable. Los anfitriones, la familia Escarlata, desviviéndose en atenciones hacia los presentes y peleando para que todo saliera como la ocasión merecía —cabría tan sólo señalar la incidencia de un desafortunado y lamentable malentendido del que yo fui el único y pleno responsable. Desde aquí ofrezco mis más sinceras disculpas a los afectados si acaso llegasen a leer estas palabras—. La intervención, tan brillante como plagada de aciertos, del inefable Jorge Díaz, conductor del acto. Cómo quiero a ese tipo. Y como increíble colofón, la presencia de Begoña Manzana y Juan Manzana, hija y nieto respectivamente del sargento José Manzana, pieza clave de todo este embrollo histórico. Dos personas a las que jamás podré agradecer lo suficiente su asistencia al acto, su deferencia, su cercanía, su simpatía y su comprensión hacia las circunstancias en las que se desarrollaba el evento. Porque no debe resultar cómodo asistir a un debate en el que se pone en tela de juicio —histórico por más señas— y se elucubra sobre la hipótesis de que su ancestro pudo haber sido el responsable del incidente que acabó con la vida de una de las figuras más legendarias de la historia de España. Sin embargo, allí estuvieron. Compartiendo con nosotros sus puntos de vista, sus explicaciones, su perspectiva y su conocimiento de los hechos. Podría tratar de redactar una crónica más amplia de lo sucedido ayer, pero otros ya lo han hecho por mí. Y bastante mejor de lo que yo sería capaz, dada mi cercanía a lo acontecido. La distancia siempre ha sido el mejor de los prismas para contar según qué cosas. El que esté interesado puede leer la detallada y precisa crónica de Armando Rodera y las no menos interesantes impresiones de Paco Gómez Escribano en las que se narra, con todo lujo de detalles y muy buen hacer, lo sucedido durante la velada.
Gracias a todos los que estuvisteis allí, conmigo, compartiendo ese momento tan especial como mágico. Y a todos aquellos que, queriendo asistir, les fue imposible hacerlo.
Actualización 21/11/2010: Otra asistente, la excelente escritora Antonia J. Corrales, ha publicado su particular visión del evento. Gracias, Antonia.
[Fotos por cortesía de Paco Gómez Escribano]
Etiquetas: Amigos, El hombre que mató a Durruti, Lectores, Libros
3 comentarios:
Entiendo que no es plan de afrentar a la familia Manzana que tan cortésmente se ha prestado a colaborar, acusando directamente al abuelo o haciendo alusiones acusatorias.. Pero qué intriga, rediós. Supongo que poco a poco irá saliendo "algo".
Saludos.
Gracias por la mención, maestro.
Estupenda velada, Pedro, disfrutamos un montón con todos vosotros. Y por supuesto, muchas gracias por la mención y enhorabuena por el éxito de la presentación.
Un abrazo.
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