Cine y viajes. Y embutidos
El pasado sábado tuvo lugar en la librería Estudio en Escarlata la presentación en Madrid de Hasta donde el cine nos lleve, un más que interesante ensayo escrito al alimón por Fran J. Ortíz y Jesús Lens en el que se reseña y analiza una serie de títulos cinematográficos en los que los viajes tienen una incidencia relevante cuando no suponen la propia razón de ser del film. Un exhaustivo estudio que, en orden cronológico según su ambientación, nos invita a recorrer las interioridades de películas tan representativas como Mogambo, Centauros del desierto, En busca del fuego, Paris-Texas, Thelma y Louise o incluso 2001, una odisea en el espacio.
La presentación estuvo a cargo de Fernando Marías, cinéfilo de pro. De verbo fácil y divertido, Fernando nos glosó su relación con el cine y su pasión por Peckinpah y en particular por el film Grupo salvaje, cuya contemplación, según relató, fue uno de los principales detonantes que le condujo al oficio de contar historias. Después tomaron la palabra los autores, Fran J. Ortiz y Jesús Lens —este hombre cada día está más alto. Yo no sé qué coño come—, para hablarnos durante unos minutos de donde partió la idea original que les llevó a la redacción del libro, de las dificultades de trabajar a «cuatro manos» —pocas, según sus palabras— y del placer que les ha supuesto revisitar una serie de películas que, de una forma u otra, supusieron para ellos una nueva forma del ver y contemplar el cine.
El final del acto dio paso a lo que de verdad nos había convocado a los allí presentes: una agradable degustación de embutidos de Villena y queso de Almagro —nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos a la madre y a la cuñada de Fran— a la que asistieron —al olor de las viandas, no me cabe la menor duda. Menudos son— muchos de los rostros —en el sentido más literal del término— habituales en este tipo de saraos: David G. Panadero, Oscar Urra, Armando Rodera y Arantxa, Rubén Sánchez Trigos, Lorenzo Rodriguez... y, obviamente, un servidor de ustedes.
La presentación estuvo a cargo de Fernando Marías, cinéfilo de pro. De verbo fácil y divertido, Fernando nos glosó su relación con el cine y su pasión por Peckinpah y en particular por el film Grupo salvaje, cuya contemplación, según relató, fue uno de los principales detonantes que le condujo al oficio de contar historias. Después tomaron la palabra los autores, Fran J. Ortiz y Jesús Lens —este hombre cada día está más alto. Yo no sé qué coño come—, para hablarnos durante unos minutos de donde partió la idea original que les llevó a la redacción del libro, de las dificultades de trabajar a «cuatro manos» —pocas, según sus palabras— y del placer que les ha supuesto revisitar una serie de películas que, de una forma u otra, supusieron para ellos una nueva forma del ver y contemplar el cine.
El final del acto dio paso a lo que de verdad nos había convocado a los allí presentes: una agradable degustación de embutidos de Villena y queso de Almagro —nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos a la madre y a la cuñada de Fran— a la que asistieron —al olor de las viandas, no me cabe la menor duda. Menudos son— muchos de los rostros —en el sentido más literal del término— habituales en este tipo de saraos: David G. Panadero, Oscar Urra, Armando Rodera y Arantxa, Rubén Sánchez Trigos, Lorenzo Rodriguez... y, obviamente, un servidor de ustedes.
Etiquetas: Amigos, Cine, Libros, Presentaciones
3 comentarios:
Muchas gracias por la reseña... y por las fotos, que me agencio alegremente. :-)
Fue un placer volver a verle, de verdad. Espero que se repita en la próxima ocasión... a poder ser en la cada vez más próxima Semana Negra de Gijón.
Un fuerte abrazo.
Pedro, muchas gracias. Me ha encantado el espíritu de la entrada, que ha capatado a las mil maravillas esa velada de charla, birras, chacinas y conversaciones cruzadas sobre, cómo no, cine y viajes. Y más cosas.
un abrazo.
La presentación estuvo genial, Pedro, puedo dar fe de ello. La charla entre los autores y el maestro de ceremonias fue muy entretenida, con unas anécdotas divertídisimas para ganarse a la concurrencia.
Me encantó poder saludar a viejos amigos y como no, tratar en persona a otros hasta ese momento sólo conocidos virtualmente. Y de los embutidos de Villena mejor no añado más. Simplemente sublimes; aunque quiero recalcar que desconocía que iban a aparecer de esa manera tan brillante antes de acudir al acto...
Eso sí, conozco a una bilbaína que como le vuelvas a poner "tx" en vez de "tz" te va a decir cuatro cositas,amigo Pedro, ja, ja.
Sólo me queda felicitar de nuevo a Jesús y Fran por el alumbramiento de su criatura, a Fernando por la amena presentación de los autores y a ti, Pedro, por hacernos recordar esos buenos momentos vividos.
Un abrazo.
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