Vendedores de humo
Siempre he tenido el férreo convencimiento de que Alejandro Lerroux ha sido el político más nefasto que ha tenido la desgracia de sufrir este país —de reyes y gobernantes hablaremos en otra ocasión—. Si uno estudia con cierta atención la trayectoria política del mencionado, no puede dejar de maravillarse ante el cúmulo de disparates, despropósitos, corruptelas y sinvergonzonerías que se gestaron bajo su, gracias a Dios, breve mandato. Cobro de comisiones ilegales, prevaricación, cohecho, nepotismo, mala gestión... El hombre y su equipo de gobierno tocó todos, absolutamente todos los palos. El señor Lerroux alberga incluso el honor de haber enriquecido la lengua castellana siendo el responsable de la incorporación de algunos nuevos términos. La acepción popular de la palabra estraperlo —que inicialmente fue una marca comercial— fue acuñada como consecuencia de una de las decenas de corruptelas forjadas bajo su mandato y en la que estuvo implicado un sobrino suyo. No digo más. Como digo, con toda probabilidad, el político más nefasto que ha tenido ocasión de sufrir este país a lo largo de su dilatada historia.
Hasta la llegada al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
El último conejo de la chistera se llama Ley de Economía Sostenible. Aparte de habernos sido dada a conocer en medio de un ejercicio de retórica vana similar al que suele tenernos acostumbrados ya este preclaro líder de las Españas con su discurso verborreico propio de tahures y vendedores de crecepelo, el hombre de las cuentas de colores se ha limitado a enunciar sin que le tiemble la voz ni el pulso que tiene en sus manos la solución a los problemas económicos que sufre este país. Así. Por las bravas. Y dos huevos duros. No se ha molestado en explicar cómo piensa sostener la aparente sostenibilidad de su plan, ni cómo va a financiarla, ni lo más importante: cuanto va a costar su solución a nuestros ya maltrechos bolsillos. Nada. Minucias. En un circense alehop, se ha limitado a aseverar que este viernes próximo abrirá la caja de la magia y desaparecerán todos nuestros problemas. Y todos nos preguntamos: si la solución era tan fácil y tan al alcance de la mano, ¿por qué no se ha puesto en práctica desde hace meses en lugar de marear la perdiz con Planes E y gaitas similares?
Sr. Zapatero: menos malabarismos, menos juegos de manos, menos trucos burdos de trilero y más soluciones reales. Los españoles, por norma, soportamos las maldades con un sorprendente estoicismo y poseemos una amplia capacidad de aguante y resignación, pero llevamos bastante mal los cachondeitos. Y el suyo empieza a ser bastante cargante.
Esperaremos al viernes próximo. A ver de quien son los muertos que tenemos que mentar esta vez.
Hasta la llegada al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
El último conejo de la chistera se llama Ley de Economía Sostenible. Aparte de habernos sido dada a conocer en medio de un ejercicio de retórica vana similar al que suele tenernos acostumbrados ya este preclaro líder de las Españas con su discurso verborreico propio de tahures y vendedores de crecepelo, el hombre de las cuentas de colores se ha limitado a enunciar sin que le tiemble la voz ni el pulso que tiene en sus manos la solución a los problemas económicos que sufre este país. Así. Por las bravas. Y dos huevos duros. No se ha molestado en explicar cómo piensa sostener la aparente sostenibilidad de su plan, ni cómo va a financiarla, ni lo más importante: cuanto va a costar su solución a nuestros ya maltrechos bolsillos. Nada. Minucias. En un circense alehop, se ha limitado a aseverar que este viernes próximo abrirá la caja de la magia y desaparecerán todos nuestros problemas. Y todos nos preguntamos: si la solución era tan fácil y tan al alcance de la mano, ¿por qué no se ha puesto en práctica desde hace meses en lugar de marear la perdiz con Planes E y gaitas similares?
Sr. Zapatero: menos malabarismos, menos juegos de manos, menos trucos burdos de trilero y más soluciones reales. Los españoles, por norma, soportamos las maldades con un sorprendente estoicismo y poseemos una amplia capacidad de aguante y resignación, pero llevamos bastante mal los cachondeitos. Y el suyo empieza a ser bastante cargante.
Esperaremos al viernes próximo. A ver de quien son los muertos que tenemos que mentar esta vez.
Etiquetas: Caradura, miserables, Políticos y gente de mal vivir
12 comentarios:
A veces pienso que leo para buscar lo que pienso en lo que ha escrito otra persona que se expresa mejor que yo.
Completamente de acuerdo, Lobo. He asistido al espectáculo de varietés de Zp y sus leidis & getlenman del fin de semana con una mezcla de pasmo, estupor, asco, frustración, cabreo y vergüenza ajena.
Aunque Rajoi me cae también como el culo, estoy de acuerdo con él cuando definió a ZP como un (presunto) "bobo solemne". Yo no digo que lo sea, pero sí que lo parece a veces.
¡Y qué tragaderas las de Felipe González y Rodrígues Ibarra para, sabiendo cómo piensan del asunto por lo que se han dejado decir, asistir a esa opereta para hacer de corifeos!.
Paro y crisis SOSTENIBLES, más bien. Me pregunto: ¿quién es más bobo,el bobo o el que mantiene (vota) al bobo?
Saludos.
Hola Pedro,
Es la primera vez que entro en tu blog. Me ha sorprendido e interesado tu historia sobre tu decisión de cambiar de vida, cuando notaste que la informática ya no te llenaba, y retomar tu antigua afición de escribir para convertirla ahora, supongo, en profesión, así como lo de aprender a tocar la guitarra. De valientes, sí señor.
Seguramente como dices es acertada. Me ha llegado mucho tu historia, porque me siento en este momento de mi vida, en una encrucijada. O pelear por una Cátedra en Economía Financiera - que a tenor de lo que he trabajado hasta ahora, en mi entorno profesional es lo que esperan de mí -, o retomar mi antigua afición, casi profesión en su momento, aunque no la ejercí: pianista. Casi me he decantado por lo segundo, por una sencilla razón. Porque sólo se vive una vez, al menos esta vida, y es preciso ser feliz haciendo aquello que te llena en mayor medida.
Historias de mi vida aparte, tan sólo a modo de presentación, respecto a esta entrada de hoy en concreto, lo cierto es que no se puede decir más claro. Estoy de acuerdo con el comentarista anterior. A mi juicio, la ignorancia económica es la que mejor califica a este buen señor que preside el Gobierno de nuestro país. Y sólo digo la económica, porque es de lo que supuestamente sé un poquito. De Derecho, supongo que sabrá algo. El problema añadido es que, dada la coyuntura actual, este señor no ejerce la modestia tratando de rodearse de los mejores, al menos en tan relevante tema. La titular del ramo de Economía no es precisamente la mejor economista de nuestro país. Ni siquiera entre muchas de las buenas. Sin financiación, sin plan concreto, esta nueva voltereta se quedará sencillamente en lo que parece: HUMO. Que por otro lado es lo que creo que mejor define al Señor Rodríguez: Vendedor de humo. Muy bueno, eso sí, muy bueno.
Ciao.
Amigo Trancos, no le tengo yo a usted por una persona de verbo limitado, pero, en cualquier caso, me alegra que coincidamos de una forma tan plena.
Ángelus, dice el saber popular que cada uno tiene los políticos que se merece. Yo cada vez lo dudo más. No nos merecemos tanta estulticia.
MARFIL, bienvenido/a a este pequeño rincón. En honor a la verdad he de decir que durante un tiempo he tenido que simultanear mi profesión de informático con mis aspiraciones literarias puesto que el querer comer todos los días resulta incompatible con incurrir en un territorio tan precario como el de la literatura profesional. ¿Valentía? Realmente no sé. Quizá la de cambiar mi vida-muelle de informático de 9 a 6 por las innecesarias complicaciones de dedicarme a dos actividades simultaneas y robarle horas al sueño y a otras cosas, pero, como tú bien dices, sólo se vive una vez y los incoformistas es lo que tenemos: que somos culos inquietos. En cualquier caso, gracias por tus amables palabras y bienvenido/a de nuevo.
Abrazos.
Yo le veo, desde hace tiempo, completamente desnortado, y en un momento en que ya la demagogía amable chirría...
No sabía eso de tu cambio de vida (o se me pasó), voy a ponerme a buscar en entradas anteriores. Entretanto, te deseo toda la suerte del mundo, que estoy seguro que la tendrás porque la suerte hay que trabajársela
Es que aquí se gobierna con la gaita. Tan solo importa captar votos cautivos, cegados por unas reivindicaciones que a pocos interesan. Lo importante no cuenta, sólo las siglas, y aquí no cambia ni Dios.
Quizás si me hago homosexual, transexual, africano de angola u okupa llegue a disfrutar de alguna atención, de alguna prebenda. Si no, poco futuro me queda.
Un abrazo.
Se nota que intentas imitar a Javier Marías en el tono de escritor cabreado. No sé quién está más cabreado de los dos. Lo que sí sé es quien de los dos es un escritor.
Gracias, Miguel. Aún estoy en tránsito, recortando algunos flecos. Pero cada vez más cerca.
GLR, los grandes bloques de votos ya están captados desde hace tiempo. Ahora toca hacerse con los pequeños nichos. Y para ello, nada mejor que ofrecerles incentivos. Mañana querrán captar el voto de los habilitados de clases pasivas o de los traductores de noruego y para ello acudirñan prestos a cualquier reforma, promulgación o boutade que los atraiga a su lado. El voto es el voto. Es lo único que cuenta.
Pues si lo tiene usted tan claro, estimado anónimo, no nos deje con la duda. Ilústrenos, si es tan amable.
Pues esta claro: que no eres tu el escritor.
El "Anónimo" es de sutileza y agudeza admirables. Si sigue así, pronto será él quien ocupe el lugar del mismísimo Marías.
¡Si es que me lo estaba viendo venir, Lobo! ¡tan mayor y tan pardillo! Hace ya muchos años que me enseñó a mi un profesor algo que me ha sido de mucha utilidad en la vida: "no preguntes una tontería si no quieres que te contesten una gilipollez" Bueno, el me lo dijo en latín, pero yo no me acuerdo ya como se decía en esta lengua muerta (y el profesor también debe estar muerto porque ya era mayor cuando lo del mayo francés y no puedo pedirle la cita exacta, que habría molado mucho más. Sorry)
Si es que me está bien empleado por pardillo. Pa' qué preguntaré.
No tengo elementos de juicio para establecer una comparación con el señor Marías -al que ni he leído ni sigo sus artículos en prensa-, pero a tenor de su trayectoria y de su reconocido prestigio no me cabe la menor duda de que es "más" escritor que yo. Faltaría más. Eso sí, bastante trabajo me ha costado acostumbrarme a referirme a mí mismo como "escritor" -por pruríto personal y cierta sensación real (no falsa modestia) de que el apelativo era inmerecido- para que ahora, tras tres novelas publicadas y la participación en varias antologías de relatos, llegue cualquier indocumentado -en el sentido más literal del término- a decirme que no.
Me van a causar ustedes un trauma. Que lo sepan.
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