Presentación de El violinista de Mauthausen
Ayer tarde se presentó en Madrid, en el salón de actos del acogedor Hotel Kafka, El violinista de Mauthausen, la novela ganadora del premio Ateneo de Sevilla 2009. Este año el galardón recayó sobre mi apreciado amigo y compadre de letras Andrés Pérez Dominguez, al que hacía algo más de un año —desde que tuvimos ocasión de compartir mesa en la anterior edición de Getafe Negro— que no tenía ocasión de saludar en persona. Con el deseo de darle un fuerte abrazo y la enhorabuena por el premio —del que me alegré mucho. Aún no he tenido ocasión de leer esta novela, pero he leído otras de Andrés y, teniendo en cuenta el oficio y la solvencia de la que suele hacer gala en sus textos, no me cae la menor duda de lo merecido del galardón—, me encaminé hacia el Hotel Kafka. Para mi desgracia, llegué al lugar con demasiada antelación —a los maniáticos de la puntualidad nos resulta cada día más imposible estimar la densidad el caótico tráfico de Madrid y el que, como yo, se acerca a la ciudad desde la periferia de las afueras del extrarradio, tiene que salir de casa con tiempo sobrado si no quiere que un imprevisto le haga llegar tarde. Y si no se te cruzan imponderables, siempre sueles llegar con demasiada antelación a todos lados. Bueno, a lo que vamos, que me disperso— y me dispuse a dar un paseo por los alrededores del lugar de reunión. En una de las calles adyacentes me topé de bruces con el propio Andrés. Abrazos, felicitaciones y toma de cañas de rigor. Mientras, en un bar cercano, nos poníamos al día de las novedades, aparecieron por la puerta del local la entrañable Begoña Minguito y el editor de la criatura, Miguel Ángel Matellanes. Una ronda más y marcha en grupo hacia el Hotel Kafka.
En el lugar, saludos por doquier a viejos amigos y algunos nuevos. Es lo que suele tener de agradable este tipo de eventos, que sueles encontrarte con gente a la que aprecias. Por el lugar pululaba el dicharachero Félix Palma —aún aclimatándose a su reciente mudanza— y la simpatiquísima Vanessa Monfort —ambos ejercían de maestros de ceremonias ya que, en el mismo acto, se presentaba también la novela ganadora del Ateneo Joven, Amerika de Lorenzo Luengo—, el siempre cordial David Torres, Rafael Reig, Ramón Pernas... Más o menos, la mayor parte de los que siempre nos encontramos en estos saraos.
El acto, muy divertido. Félix Palma y Lorenzo Luengo, simulando el papel de enemigos irreconciliables, se enzarzaron en una celebrada gresca al alimón en la que no faltaron puyas, tarascadas y cruces de acusaciones con la que, aparentemente, pretendían explicar de dónde había surgido su mutua enemistad y que en realidad evocaba a grandes rasgos el argumento de Amérika. Ingeniosa puesta en escena. Vanessa Monfort nos transmitió con bastante convicción y vehemencia la pasión que le había suscitado la lectura de El violinista de Mauthausen y Andrés puso el broche final, hablando de su novela como un thriller intimista —según la definición de una amiga común, la escritora Antonia J. Corrales— en la que prima la presencia de los personajes sobre el desarrollo de la trama y aclarando algunos de las aspectos de la génesis y el desarrollo de su novela —que tras lo comentado confirma mi impresión inicial de que debe de ser una novela extraordinaria. Deseando estoy de ponerle el ojo encima—. El acto concluyó con las cervezas, los vinos de rigor y conversaciones cruzadas en las que, como corresponde y es habitual, los escritores allí reunidos —sin que los editores presentes, como Matellanes, pudieran escucharnos, of course— pusimos a parir al establishment editorial . Y es que, si no, las reuniones de escritores no serían lo mismo.
En el lugar, saludos por doquier a viejos amigos y algunos nuevos. Es lo que suele tener de agradable este tipo de eventos, que sueles encontrarte con gente a la que aprecias. Por el lugar pululaba el dicharachero Félix Palma —aún aclimatándose a su reciente mudanza— y la simpatiquísima Vanessa Monfort —ambos ejercían de maestros de ceremonias ya que, en el mismo acto, se presentaba también la novela ganadora del Ateneo Joven, Amerika de Lorenzo Luengo—, el siempre cordial David Torres, Rafael Reig, Ramón Pernas... Más o menos, la mayor parte de los que siempre nos encontramos en estos saraos.
El acto, muy divertido. Félix Palma y Lorenzo Luengo, simulando el papel de enemigos irreconciliables, se enzarzaron en una celebrada gresca al alimón en la que no faltaron puyas, tarascadas y cruces de acusaciones con la que, aparentemente, pretendían explicar de dónde había surgido su mutua enemistad y que en realidad evocaba a grandes rasgos el argumento de Amérika. Ingeniosa puesta en escena. Vanessa Monfort nos transmitió con bastante convicción y vehemencia la pasión que le había suscitado la lectura de El violinista de Mauthausen y Andrés puso el broche final, hablando de su novela como un thriller intimista —según la definición de una amiga común, la escritora Antonia J. Corrales— en la que prima la presencia de los personajes sobre el desarrollo de la trama y aclarando algunos de las aspectos de la génesis y el desarrollo de su novela —que tras lo comentado confirma mi impresión inicial de que debe de ser una novela extraordinaria. Deseando estoy de ponerle el ojo encima—. El acto concluyó con las cervezas, los vinos de rigor y conversaciones cruzadas en las que, como corresponde y es habitual, los escritores allí reunidos —sin que los editores presentes, como Matellanes, pudieran escucharnos, of course— pusimos a parir al establishment editorial . Y es que, si no, las reuniones de escritores no serían lo mismo.
Etiquetas: Amigos, Autores, Libros, Literatura, Presentaciones
9 comentarios:
Hola Pedro,
Por la temática (consultada en Google), tiene muy buena pinta este libro que nos comentas. No lo he leído, pero tomo nota. Sí he leído el estupendo "Mapa del tiempo" de Félix de Palma.
¿Hombre de letras?. En tu dedicación actual, es lo que eres. Pero con eso de la informática, podrías decir que también de más cosas. A los Anónimos que practican ataques gratuitos, mejor no hacerles caso, creo yo.
Yo soy de números, aunque nunca le he hecho ascos a las letras. Si me permites, en la exquisita redacción de esta crónica, detecto dos cosas: "mi impresión inicial de que debe ser una novela extraordinaria". La gramática me queda de tiempos del cole, pero creo recordar que la perífrasis de duda es "debe de + infinitivo". Cuando se omite el de, se convierte en una perífrasis de obligación: "debes trabajar, debes estudiar". Si dudas, con DE. Desde Asturias yo diría: "En Madrid, debe de estar lloviendo". Seguro que no. Aquí luce el sol ahora.
Y el "establishment", con t final.
No me tomes por una repelente, niña Vicente, por favor. No quiero serlo. Creo que escribes bien, aunque sólo he leído tu blog. Habré de ponerle remedio.
Que puedas compatibilizar tus actividades musicales y escritoras, deseo.
Yo estoy en ello todos los días: mujer, esposa, madre, profe de Finanzas y pianista, en un futuro no lejano, espero que con más intensidad.
Con lo anterior, creo haber resuelto tus dudas sobre mi sexo.
Ciao.
Ningún problema, MARFIL. Las puntualizaciones, cuando son bienintencionadas, no me molestan en absoluto. Au contraire. Las agradezco de veras. Completamente de acuerdo con ambas. Debido a la inmediatez del medio, uno tiende a escribir rápido y se vuelve algo descuidado. No es intento de disculpa, es explicación. Entono el mea culpa, procedo a corregir lo mencionado y me alegra de veras que hayas decidido seguir frecuentando este rinconcillo.
Y sí, has despejado todas mis dudas al respecto :-)
Me gustó eso de "thriller intimista" y si no es porque en el título figura el nombre de Mauthausen, habría pensado que la mención a los españoles sería puramente anecdótica, al suponer la condición judía del violinista y su papel protagonista.
Este recordatorio a esos españoles dejados de la manos de D-os y de Serrano Suñer se suma a los esporádicos que se les hace por las instituciones públicas y que no terminan de calar en la gente. Pocos saben lo que allí pasaba y las informaciones que manejan, como la de los campos de concentración y exterminio en general, están marcadas por la serie de tópicos habituales utilizados por el cine. En España no ha triunfado nunca la literatura que abordó los crímenes del nazismo, y poco son los que leyeron a Elie Wiesel, Matheus Borowski, Bèla Szolt, Primo Levi o Robert Antelme. Lo malo de la ignorancia, es que lleva a banalizar aquellas atrocidades, relativizándolas y pretendiendo, cobardemente, compararlas con otras actuales basándose en coartadas políticas.
En fin, un título sugerente que,a buen seguro,no nos dejará indiferentes.
Saludo.
Estoy más que seguro, Guido, que no nos dejará indiferentes, máxime conociendo el buen hacer de Andrés Pérez. Me consta -por la conversación que mantuve ayer con él- que ha tratado el desgraciado y olvidado tema de los españoles en Mathausen con el rigor y el respeto que merecen. Y que ha pretendido, en cierta medida, sacarlo del ostracismo en el que tanto miserable lo ha condenado.
Bienvenido a este modesto rincón.
Querido Pedro: hago un alto en mi viaje desde Madrid hasta San Fernando, donde tengo que estar esta noche y mañana en el fallo del Luis Berenguer, para agradecerte tus palabras, siempre tan amables. Fue una gratísima sorpresa encontrarnos antes del acto. Yo también suelo llegar demasiado pronto a los sitios. Entre mis muchos defectos no se encuentra la impuntualidad. Espero que te guste El violinista, a ti a los muchos lectores que frecuentan esta bitácora. El término "Thriller intimista", como bien dices, lo acuñó nuestra querida y común amiga Antonia Corrales, a quien mando un beso desde aquí. Y, para ti, por supuesto, un abrazo enorme. Ya sabes dónde tienes un amigo.
El placer fue mío, Andrés. Y te digo exactamente lo mismo: aquí, un amigo.
Abrazos.
Como siempre, Pedro, tus entradas tienen ese punto cálido que hace de una crónica algo tan especial como lo es una conversación a media luz y con buena música. Ya sabes lo mucho que me hubiera gustado estar allí... Daros un abrazo y charlar. Charlar mucho, porque: compañeros del alma, compañeros, tenemos que hablar de tantas cosas!!
Andrés sabe lo mucho que le quiero. Es un escritor tan excepcional, tan propio, tan peculiar como el mismo. Pero sobre todo es una gran persona y un trabajador incombustible.
Él siempre está ahí, nunca cambia. Tiene unos pilares tan sólidos en cuanto al concepto amistad, que jamás te balanceas a su lado.
Como tú, Pedro. Sois claros; transparentes. Qué más se puede pedir a un amigo? En este caso, siendo escritores, sólo se pediría buena literatura, pero eso ya lo hacéis:))
Nos vemos en el camino!!!
Nosotros también sentimos que no pudieses asistir, Antonia. Se te echó de menos.
Nos vemos en el camino, no lo dudes.
Abrazos.
Antonia, la buena gente acaba encontrándose siempre. Por eso estamos todos en el blog de Pedro
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