Mentiras completas y verdades a medias



miércoles, 22 de julio de 2009

Semana Negra 2009. La crónica (II)

Tras una noche bastante agitada, de poco dormir, en la que tuve que recurrir a un par de antiácidos —aún dudo si lo que me cayó mal fue el salmón de la cena o el noveno whisky. Cabe la remota posibilidad de que fuese lo segundo—, el día 16 amanecí destrozado y muerto de sueño, pero dispuesto a asumir mis responsabilidades o morir en el intento. Tras una ducha fría que lo único que logró fue mojarme —de espabilar, más bien poco—, marcho raudo a la recepción del Don Manuel donde me aguarda la nunca suficientemente ponderada Cristina Macía —«sé puntual o te corto...» o algo así creo recordar que me dijo la noche anterior— para conducirme al lugar en el que iba a impartirse la ponencia con la se cerraría el Taller de escritura creativa para jóvenes y de la cual yo era el responsable. Por llamarme algo.

Personados en el lugar de los hechos compruebo a) que lo de jóvenes es un mero eufemismo y que aquellos sátrapas saben más que los ratones coloraos, y b), que al ser la última jornada —la cuarta— del taller y llevar ya a las espaldas tres noches de juerga y cachondeo por los ambientes menos recomendables —o más, según se mire— de Gijón, su estado anímico no es mucho mejor que el mío. Pedro: 1; Alumnos: 1. Empate técnico. Nos internamos en el aula y los chavales toman asiento. Yo llevaba preparada una ponencia muy apañá, más chula que un ocho, que versaba sobre la novela-enigma y Conan Doyle como exponente del género. En su momento, cuando acordamos la ponencia, le sugerí a Cristina que podía ser interesante, como ponencia complementaria, en forma de diálogo informal y si quedaba tiempo para ello, hablar con los chicos desde un punto de vista más pragmático, proceder a un baño de realidad comentando aspectos más mundanos del ámbito editorial y literario: qué cláusulas suele contener un contrato editorial, cuales son las funciones de un agente, qué suele haber tras los certámenes literarios, cual es la mejor forma de enfocar un manuscrito, una sinopsis o un resumen de cara a presentarlo en una editorial... Todo aquello que, en este oficio, se aprende con el tiempo, dando bandazos de un lado a otro, y que uno hubiese agradecido que alguien le hubiese explicado en su debido momento. Teniendo en cuenta que las anteriores clases del taller habían sido bastante más académicas y a la vista del estado catatónico de los asistentes —incluido uno mismo—, Cristina me sugirió hábilmente que pusiese en práctica la idea de la charla informal. Yo estuve de acuerdo, principalmente para evitar que Conan Doyle se removiese en su tumba ante la indolencia general que ese día podía despertar su biografía y obra.

¿La charla? Por mi parte, un completo éxito. Disfruté como un enano hablando de aquellos aspectos del ámbito literario que normalmente sólo se suelen comentar —cuando se comentan— entre compañeros de oficio. Y creo sinceramente que los chavales también disfrutaron bastante a juzgar por el nivel de participación. Doyle quedó para otra ocasión, pero, a cambio, aprendimos bastantes cosas. Acabada la ponencia y clausurado el taller, nos dirigimos todos en grupo a una terraza cercana donde seguimos con la ponencia, pero ya donde correspondía: delante de una cerveza. A mediodía incluso acepté su oferta para marcharme a comer con ellos y continuar la charla. Muy mal no debieron pasarlo.

A las cuatro de la tarde me despedí de los chavales del taller para dirigirme a las carpas de la feria. Los actos comenzaban a las cinco y había algunos que quería presenciar como, por ejemplo, un debate que hablaba sobre novela negra y política en el que se daban cita un buen puñado de gente interesante: Oscar Urra, Raúl Argemí, Alejandro M. Gallo, Willy Uribe, Cristina Fallarás, Andreu Martín o Ernesto Mallo entre otros. Sorprendentemente, a tan distinguido elenco habían tenido la ocurrencia de incorporar a los golfos del Tristante y del Salem. Lo sé. Los caminos del señor son inescrutables. Tras la tertulia —y el tiempo justo para una cerveza—, a la carpa A Quemarropa para presenciar la presentación de Hasta donde el cine nos lleve, el excelente ensayo cinematográfico acerca de películas y escenarios escrito a cuatro manos por Jesús Lens y el jodío de Fran J. Ortiz a quien ya tenía yo ganas de echarme a la cara. Cuestiones personales. Se salvó porque va a ser padre y no quiero un huérfano en mi conciencia, que si no... Un par de horas después, la presentación de la magnífica Pero sigo siendo el rey —que un par de meses atrás tuve el honor y el placer de presentar en la Casa de América de Madrid— de Carlos Salem. La presentación, animada y jocosa, como no podía ser de otra manera, corrió a cargo de Jesús Lens y Cristina Macía.

[El sesudo debate Novela negra y Política]

[Presentación de Hasta donde el cine nos lleve]

[Presentación de Pero sigo siendo el rey]

Tras las charlas, vuelta al hotel, ducha rápida y a cenar. En esta ocasión y a instancia del entrañable Miguel Cane, acudí junto a la Tristante’s family a la que ha sido, sin duda alguna, mi mejor y más agradable sorpresa gastronómica de estos días: La Bodega Fantástica (C/ Caveda, 10). Los propietarios, José e Irene, amén de ser dos de las personas más encantadoras que me he encontrado en mucho tiempo, nos procuraron una extraordinaria y plácida velada en la disfrutamos de una cena-degustación por todo lo alto, plagada de exquisiteces. Sin duda alguna, un lugar para guardar en la memoria. Tras la cena, lo preceptivo: copeo en el Don Manuel hasta altas horas de la madrugada. Y más risas. Y ahí, justo ahí, al amparo de las brumas del alcohol y la complicidad del oficio, comienza a surgir el germen de lo que probablemente será la mejor novela policial de todos los tiempos —tiembla, Larsson—, escrita a ocho manos por el colectivo Michael Gayerssen. Por el momento, el asunto pertenece al secreto del sumario y me estoy jugando el cuello con esto, pero en deferencia a los queridos asiduos de este blog adelantaré su titulo: «Una polla pa ti – Treinta centímetros de intriga». Y ya he dicho demasiado.

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7 comentarios:

Blogger Francisco J. Ortiz ha dicho...

Eso no me lo dices en la calle... :-)

Gracias por la mención y la foto.

La parte profesional de la ponencia sobre los entresijos del mundo editorial suena más que interesante. A ver si la próxima vez que coincidamos me hace un resumen...

Por lo demás, insisto: fue un placer conocerle, y fue un placer estar en la Semana Negra. Los que no han ido aún no saben lo que se pierden (aunque igual ya se van haciendo una idea).

22 de julio de 2009, 11:39  
Blogger Miguel Baquero ha dicho...

Pues si lo pones junto: Unapollapati, igual alguno se cree que va de aventuras en los Mares del Sur.

22 de julio de 2009, 20:07  
Anonymous Andima ha dicho...

Ciertamente, a mí también me parece que aquello de la charla -baño de realidad- acerca de cómo funcionan de verdad las cosas en el mundillo literario debió de ser francamente interesante.

Un abrazo.

22 de julio de 2009, 20:08  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¿Y a quien le interesa toda esta mierda?

Seras egocentrico

22 de julio de 2009, 21:18  
Blogger Pedro de Paz ha dicho...

El placer fue mío, Fran. O, al menos, mutuo. Besos a Cristina.

No es mala idea, querido Miguel.

Creo realmente que lo fue, Andima. Y bastante instructiva.

Realmente, anónimo, no sé a quién interesan estas crónicas personales que escribo, pero resulta evidente que a ti no. Si eres tan amable de cerrar la puerta cuando salgas...

PS.- El problema del necio es que confunde egocentrismo con elogio hacia aquellos a quienes aprecia y admira. Esa es la principal razón de estas crónicas y de que aparezcan todos esos nombres en ellas. Pero, claro, ¿qué va a saber un cegato resentido?

Saludos,
Pedro de Paz

23 de julio de 2009, 9:13  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Vaya crónica más exhaustiva. Si sale gente de Cuenca y hasta de Murcia.
Mil gracias y un abrazo:
Sergio y familia.

P.D. Tienes una sorpresilla en el email, ya me comentarás que te parece

23 de julio de 2009, 19:45  
Blogger Pedro de Paz ha dicho...

En absoluto, Sergio. Gracias a ti por los buenos ratos pasados durante estos días y por el regalo que me has hecho por EMAIL. Me ha gustado mucho. Dale un abrazo a tus padres de mi parte.

Abrazos,
Pedro de Paz

23 de julio de 2009, 20:23  

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