Anecdotario
Hace tiempo conocí a una persona odiosa y despreciable. Se comportaba de forma maleducada con todo el que tenía alrededor, era ruin, extremadamente rencoroso y no le importaba recurrir a los trucos más arteros con el fin de sobresalir por encima de los demás, aun a costa de pisotearlos miserablemente. Era de origen africano y aprovechaba esta condición para acallar todo tipo de oposiciones, acusando a la primera de cambio de racista y xenófobo a cualquier persona con la que tuviese ocasión de discrepar. Por este motivo, todo el mundo rehuía el enfrentamiento. Nadie estaba dispuesto a discutir con él ni a contrariarle lo que le llevaba a salir indemne en la mayoría de las disputas, tuviese razón o no. Hasta que, una vez, topó con alguien que se atrevió a decirle: «la gente no te desprecia porque sea racista. Te desprecia porque eres un auténtico cabrón. Seas negro o no. Esa cuestión es secundaria».
Magdalena Álvarez, la ministra a la que sólo le falta hablar, ha salido al paso a diversos reproches amparándose en su condición de andaluza y su acento regional para dar a entender que, atacándola, se comete un desprecio general para con todos los andaluces. Al parecer, nada tiene que ver que su gestión al frente del cargo que ostenta sea deplorable, que su comportamiento pueda ser tildado de zafio, prepotente y soberbio, que sus salidas sean de pata de banco y que su capacidad para desenvolverse en el ámbito público sea prácticamente nula. No señor. La culpa de todo la tenemos los demás, que despreciamos y sojuzgamos a todo el pueblo andaluz y su idiosincrasia.
Va a ser eso.
PS.- ¿Lo de Montserrat Nebrera? Un desafortunado y patético intento provocado por esa malsana insistencia de la clase política en hurgar en las heridas para ver si se puede hacer más sangre. El problema surge cuando se hurga mal y a destiempo.
Magdalena Álvarez, la ministra a la que sólo le falta hablar, ha salido al paso a diversos reproches amparándose en su condición de andaluza y su acento regional para dar a entender que, atacándola, se comete un desprecio general para con todos los andaluces. Al parecer, nada tiene que ver que su gestión al frente del cargo que ostenta sea deplorable, que su comportamiento pueda ser tildado de zafio, prepotente y soberbio, que sus salidas sean de pata de banco y que su capacidad para desenvolverse en el ámbito público sea prácticamente nula. No señor. La culpa de todo la tenemos los demás, que despreciamos y sojuzgamos a todo el pueblo andaluz y su idiosincrasia.
Va a ser eso.
PS.- ¿Lo de Montserrat Nebrera? Un desafortunado y patético intento provocado por esa malsana insistencia de la clase política en hurgar en las heridas para ver si se puede hacer más sangre. El problema surge cuando se hurga mal y a destiempo.
Etiquetas: estupidez, Políticos y gente de mal vivir
8 comentarios:
“Cuido tanto hablar, el hablar, que hablo peor, porque si hablara como siempre he hablado pué y no quisiera hablar despacito para no saltarme determinadas terminaciones que me la sigo saltando y demá, pué me costaría menos porque pienso más rápido que estoy hablando y entonces se me va el hilo de la intervención”
http://www.libertaddigital.com/nacional/alvarez-cuido-tanto-hablar-que-hablo-peor-porque-pienso-mas-rapido-que-estoy-hablando-1276348170/
¡Si es que la Madi se expresa talmente como Alberti, Machado y JR Jiménez juntos, que también eran andaluces y de los que todo el mundo se cachondeaba por su acento! (Y quien diga lo contrario es un andalúfobo)
Excelente perla la que nos remite, Trancos. Estoy plenamente convencido de que lo de esta señora no tiene remedio.
Abrazos,
Pedro de Paz
Es evidente que a los fachas como tú lo que les molesta es que Maleni sea mujer, andaluza y ministra. El machismo os reconcome. Pues a joerse.
¡Vaya, hombre! Ya salió lo de "facha". Casualmente ahora que vengo del blog de otra Marta -Marta Rivera de la Cruz-, de decir que no creo en Dios. Estaba tardando demasiado.
Estimada Marta: en la parábola del "negro cabrón" a la que me remitía, lo reprochable de su protagonista no era ni su origen ni su raza. Era que resultaba ser un auténtico cabrón. Intrínsecamente. Per sé. Sin aditivos ni colorantes añadidos. En el caso de Magdalena Álvarez, lo deplorable no es que sea mujer (cuestión nunca reprochable bajo ningún concepto) ni su origen andaluz. Quizá, si me apuras, ni tan siquiera su caótica y deslavazada oratoria, más cercana al "No, hija, no" del viejo sketch de Antonio Ozores que al andalú que se supone que habla (la perla que nos ha traído Trancos es de "toma pan y moja"). Lo auténticamente deplorable es su manifiesta incapacidad intelectual como persona, particularmente insidiosa para el desempeño del cargo que ostenta. Y todo lo demás son brindis al sol y cortinas de humo para que todos nos entretengamos debatiendo si Nebrera es o no es "andalúfoba" mientras la caótica gestión ministerial sigue su curso.
Saludos,
Pedro de Paz
Montserrat Nebrera tiene arranques histéricos con demasiada frecuencia. Y puestos a criticar acentos, o es ella la más indicada, puesto que habla el catalán con un acento espantoso, así que haría mejor en tomarse el Valium y volver al estudo del Derecho Constitucional, del que nunca debió apartarse.
No me cabe duda alguna, Doña Samantha. La impericia y la estupidez de Nebrera, con su salida del tiesto y su pertinaz "sostenella y no enmendalla" han sido clamorosas. Pero lo cortés no quita lo valiente. El truco del "andalú ofendío" para tratar de desviar la atención sobre las carencias y miserias de doña Magadalena no cuela. Visto lo hemos tenido ocasión de ver y comprobar, ya no.
Abrazos,
Pedro de Paz
http://www.mimesacojea.com/2009/01/entrevista-exclusiva-con-magdalena.html
¡¡¡GENIAL!!!
Gracias por el apunte, amigo Trancos. Me he reío una jartá. :-D
Abrazos,
Pedro de Paz
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio