Mentiras completas y verdades a medias



viernes, 17 de octubre de 2008

Hijo del agobio

Llevo una semana de órdago. Como decía mi padre, «como puta por rastrojo». El lunes, entrevista para el programa Casa de América de Antena 3. Se difunde a través de Antena.Nova y del canal internacional. Al parecer, el reportaje sobre El documento Saldaña se emitirá dentro de un par de semanas. El miércoles, en uno de los escasos momentos de relax y antes de acudir a otra entrevista para la revista universitaria RedCampus, disfruté de una grata velada con Irene Mora, una excelente escritora que publica novela el año que viene y que, sin duda alguna, dará mucho que hablar. El jueves, tras otra charla-entrevista con el periodista David Yagüe, tuve ocasión de pasarme a saludar a la encantadora Marta Rivera de la Cruz y de conocer a Pablo Nuñez, autor de Las hijas del César, interesante novela de carácter histórico ambientada en la Galicia romana. Terminé la velada compartiendo tapas, copas, confidencias y amena conversación con David Torres. Todo ello sin olvidar la tertulia a ocho manos y cuatro bocas mantenida a instancias del diario Público —creo que se publica el próximo lunes— en la que tuve el placer de conversar y debatir sobre novela negra con Mercedes Castro, Ignacio del Valle y Eugenia Rico. Y la semana que viene, Getafe Negro. Yo no sé si van a durar mucho tiempo, pero, aun disfrutándolos como un enano, estos vaivenes están resultando agotadores.



A ver si este fin de semana puedo relajarme un poco.

En otro orden de cosas, El documento Saldaña está obteniendo una acogida excepcional. Las críticas recibidas, aunque tímidas y puntuales por el momento, son muy positivas. El libro está impecablemente distribuido, se puede encontrar prácticamente en cualquier punto de venta y, transcurridos cuarenta días desde su lanzamiento, los libreros no sólo lo siguen manteniendo en las mesas de novedades, indicativo de que se está vendiendo bien, sino que, en algunos centros, se encuentra entre los más vendidos —a la prueba fotográfica (gracias, Suzie) me remito. La foto ha sido tomada en La casa del libro de la Plaza de las Descalzas, en Madrid—. Supongo que no hará falta comentar mi estado de ánimo. Esa sonrisa estúpida que últimamente me acompaña a todas partes no termina de borrarse de mis labios.


Más cuestiones: novedades editoriales ineludibles. Por un lado, al fin tenemos entre nosotros la apasionante Tigre Manjatan de Javier Puebla. Novela largamente madurada, cocinada a fuego lento —como los mejores guisos— y ofrecida en su punto para ser devorada. Una delicia de novela, negra como el tizón. Por otro, la esperada nueva novela de Jerónimo Tristante, El tesoro de los Nazareos, No se dejen engañar por el aparente argumento. Nada de códigos secretos ni sectas misteriosas ni prioratos arcanos. Un thriller de aventuras en estado puro con su puntito esotérico —el justo e inevitable tratando de quién trata— y con una ambientación histórica como Dios manda. Y para acabar, una perla de propina: Corriente alterna, la última novela de Antonio Paniagua. Una obra atípica, transgresora, algo gamberra y con un trasfondo más inquietante de lo que aparenta su trama.

Buen fin de semana a todos.

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2 comentarios:

Blogger Antonio Piera ha dicho...

Pues sí que ha estado usted liado, don Pedro, pero caigan de esos líos por docenas, a lo que me parece. Me alegra que las ventas parezcan ir bien, aunque imagino que echará de menos, como yo, las voces alentadoras de algunos críticos de renombre. A ver si se desperezan de una puñetera vez, aunque no es facil. Cada día se publican en España 220 libros. Si es que no me da tiempo, oiga. Se atragantan tantas ofertas, así que hay que seleccionar. En esas estamos, mientras tanto. Ánimos y a seguir peleando.

19 de octubre de 2008, 21:12  
Blogger Pedro de Paz ha dicho...

En efecto, D. Antonio. Se echa algo de menos la supuesta voz autorizada de algún crítico de cierto fuste (por lo que tiene de ayuda más que de acierto), pero aún así, estoy muy pero que muy satisfecho con las opiniones vertidas por los lectores como usted o como yo, los lectores de infantería. Los lectores de verdad, vamos.

Un abrazo,
Pedro de Paz

21 de octubre de 2008, 10:37  

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