Getafe Negro - la crónica
Terminó el festival de novela negra Getafe Negro, al parecer, con excelente éxito de asistencia, público y crítica. Mi presencia se limitó a acudir el pasado sábado, día en el que estaba convocado para participar en una mesa redonda sobre Madrid como escenario literario de novela negra. Aunque la cita era a las cuatro de la tarde, me dejé caer por Getafe desde por la mañana para encontrarme con viejos amigos, saludar a algunos nuevos y asistir a varios de los actos previstos. Sobre la una y media, el grandioso —literalmente— David G. Panadero acudió acompañado de Carlos Salem, un tipo cojonudo, amable y cordial, para presentar la revista Prótesis. Junto a ellos venía Pablo Mazo, editor de la interesante editorial Salto de Página. El acto, emitido por Radio Getafe, quedó bastante aparente. Durante el mismo, fueron apareciendo por allí Alejandro M. Gallo —estupendo conversador y autor de las peripecias del atípico e interesante inspector Da Costa—, Lorenzo Silva, la encantadora Cristina Macía, el entrañable Juan Escarlatti y José Ramón, coordinador de la asociación NOVELPOL.
Tras el acto, como no podía ser de otra manera, acudimos raudos a acodarnos a la barra del bar más próximo. Tras unas rondas, en torno a las tres de la tarde, apareció por el lugar Andrés Pérez Dominguez con el que esa tarde compartía mesa redonda. Tipo sencillo y cercano donde los haya, hasta ese día apenas habíamos intercambiado unos pocos correos, pero, tras saludarnos y presentarnos formalmente, parecía como si nos conociésemos de toda la vida. Tras un rato de charla y la aparición de Victor Fernández Correas —autor de la estupenda La conspiración de Yuste y que acudía al evento no como participante sino como asistente—, nos encaminamos hacia el centro cultural donde estaba previsto el acto. Durante el trayecto nos encontramos con my dear old fellow Javier Puebla. Pasadas las cuatro de la tarde y con una asistencia de público superior a la esperada dadas las horas, más propicias para sobremesa y reposo, tomamos asiento Pérez Dominguez, Puebla, Eugenia Rico y un servidor para dar comienzo a la charla. Moderaba Mavi Doñate. ¿La charla? Bien. Estuvo bien. Digámoslo así. Hubiese dado más juego —y resultado bastante más edificante— si alguno de los participantes —no daré nombres. Mis labios están sellados— no se hubiese empeñado en refrendar continua y reiteradamente su misma mismidad. Pero el acto valió la pena.
Asistió también un saleroso comité de representación del foro de lectores Ábretelibro, con quien estuve charlando y firmando algunos ejemplares. El siguiente acto programado contaba con la presencia de José Carlos Somoza, Lorenzo Silva, Fernando Marías y Chavi Azpeitia. El evento se centró en ese delirante descubrimiento de Marías llamado La Corporación —eje central de su novela Esta noche moriré— y fue, con diferencia, el acto más divertido de todos los convocados para esa tarde, centrando su contenido en los turbios manejos de La Corporación y en cómo estos influenciaban día tras día el entorno de la cultura y el arte hasta en los actos más triviales en apariencia.
Posteriormente, el centro cultural acogió una mesa compuesta por Silva —que esa tarde hizo doblete—, el comisario José María Deira —encantador y educado, un autentico caballero en el sentido más literal del término—, el actor Tito Valverde —cordial y cercano— y Alejandro M. Gallo para hablar de las diferentes perspectivas entre el policía real y el de ficción. Moderaba David Barba.
Acabada la ronda de eventos de esa tarde, tocaba descanso. Terminamos recalando en grupo en un local llamado DeOlvido en cuya terraza, en torno a unas cervezas y unos pinchos, muchos de los anteriormente mencionados y algunos de sus acompañantes prolongamos la amena y distendida conversación todo lo que ésta dio de sí hasta que el frío, más que el sueño, obligó a levantar el campamento.
Nada más que añadir. Así fue y así lo hemos contado.
[Lo más negro de Getafe]
Tras el acto, como no podía ser de otra manera, acudimos raudos a acodarnos a la barra del bar más próximo. Tras unas rondas, en torno a las tres de la tarde, apareció por el lugar Andrés Pérez Dominguez con el que esa tarde compartía mesa redonda. Tipo sencillo y cercano donde los haya, hasta ese día apenas habíamos intercambiado unos pocos correos, pero, tras saludarnos y presentarnos formalmente, parecía como si nos conociésemos de toda la vida. Tras un rato de charla y la aparición de Victor Fernández Correas —autor de la estupenda La conspiración de Yuste y que acudía al evento no como participante sino como asistente—, nos encaminamos hacia el centro cultural donde estaba previsto el acto. Durante el trayecto nos encontramos con my dear old fellow Javier Puebla. Pasadas las cuatro de la tarde y con una asistencia de público superior a la esperada dadas las horas, más propicias para sobremesa y reposo, tomamos asiento Pérez Dominguez, Puebla, Eugenia Rico y un servidor para dar comienzo a la charla. Moderaba Mavi Doñate. ¿La charla? Bien. Estuvo bien. Digámoslo así. Hubiese dado más juego —y resultado bastante más edificante— si alguno de los participantes —no daré nombres. Mis labios están sellados— no se hubiese empeñado en refrendar continua y reiteradamente su misma mismidad. Pero el acto valió la pena.
[Preparados, listos, ya...]
[En el fragor de la batalla]
[Haciendo como que presto atención a Andrés]
Asistió también un saleroso comité de representación del foro de lectores Ábretelibro, con quien estuve charlando y firmando algunos ejemplares. El siguiente acto programado contaba con la presencia de José Carlos Somoza, Lorenzo Silva, Fernando Marías y Chavi Azpeitia. El evento se centró en ese delirante descubrimiento de Marías llamado La Corporación —eje central de su novela Esta noche moriré— y fue, con diferencia, el acto más divertido de todos los convocados para esa tarde, centrando su contenido en los turbios manejos de La Corporación y en cómo estos influenciaban día tras día el entorno de la cultura y el arte hasta en los actos más triviales en apariencia.
[La Corporación nos acecha]
Posteriormente, el centro cultural acogió una mesa compuesta por Silva —que esa tarde hizo doblete—, el comisario José María Deira —encantador y educado, un autentico caballero en el sentido más literal del término—, el actor Tito Valverde —cordial y cercano— y Alejandro M. Gallo para hablar de las diferentes perspectivas entre el policía real y el de ficción. Moderaba David Barba.
[Entre policías anda el juego]
Acabada la ronda de eventos de esa tarde, tocaba descanso. Terminamos recalando en grupo en un local llamado DeOlvido en cuya terraza, en torno a unas cervezas y unos pinchos, muchos de los anteriormente mencionados y algunos de sus acompañantes prolongamos la amena y distendida conversación todo lo que ésta dio de sí hasta que el frío, más que el sueño, obligó a levantar el campamento.
Nada más que añadir. Así fue y así lo hemos contado.
Etiquetas: Autores, Getafe Negro, Libros, Literatura
4 comentarios:
Al final me he cogido el día trece libre. Así que ya no hay vuelta de hoja. Un abrazo
(últimamente está pasando en casi todos los blogs. Sólo se puede escribir como anónimo)
Child in time
Querido Pedro: muchas gracias por tus palabras amables. Lo pasé bien el sábado. La nota negativa, descubrir cuando volví a Getafe que la amabilidad de algunos vigilantes del cercanías es inversamente proporcional a su falta de modales. En algún momento tuve la sensación de estar de visita en Auscwitz (y yo he visitado varios campos de concentración), pero cuando los SS custodiaban el campo. Lo cuento mañana en mi blog (www.laseparata.blogspot.com), por si te quieres pasar. El artículo primero se emite en la radio y luego se cuelga en el blog. A eso de las 13,15 h. Por cierto, te pongo un enlace. Si te parece ponerme uno, ponlo en el de la separata.
Un abrazo,
Sea bueno, Pedro, ¿quién fue el de su misma mismidad? ¿Javier Puebla? ¿Eugenia Rico? ¿Otro?
Child. Le veo el trece, pues. Lo de no poder publicar salvo como anónimo lo veo raro. Yo publico en otros blogs sin problemas.
Estimado Andrés, ya he pasado por tu blog y he visto el relato de tus cuitas. Lamento el incidente que espero no desluzca tu visita por estas tierras.
Anónimo, no me tire de la lengua. Yo ante todo soy un caballero. Creo.
Abrazos,
Pedro de Paz
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