Viejas sensaciones casi olvidadas
Madrugada. Acabo de poner punto final al borrador definitivo de mi última novela. Ahora ya sólo queda por delante la tediosa tarea de revisar, repasar, corregir y pulir. Un par de meses a lo sumo. Y en estos momentos, sólo, en el silencio de mi despacho, mientras brindo con whisky por el destino de la nueva criatura, no puedo evitar que, de entre el humo que flota en el aire, broten viejas sensaciones casi olvidadas. La satisfacción que supone concluir una travesía plagada de tormentas y calmas que ha durado casi dos años. El vacío interior sentido tras vomitar sobre el papel la historia que se ha llevado dentro durante todo ese tiempo. La despedida de esos personajes que, a fuerza de convivir contigo, terminas por considerar íntimos amigos. El amargo desencanto que produce pensar que el resultado final siempre podía haber sido mejor. El miedo, repetitivo y casi perenne, a la incertidumbre de que lo sudado, lo sufrido y lo gozado durante ese periodo de tu vida realmente no interese a nadie. Y la ilusión de suponer exactamente lo contrario.
Fuera, en la calle, siento la lluvia repiquetear sobre los tejados mientras empapa las calles desiertas. Evocador epílogo para un momento como éste. Estrello el cigarrillo en el cenicero, apuro el último sorbo de whisky y apago la luz del despacho. Todo queda a oscuras. Cae el telón. Mañana será otro día. Otra jornada en la que poder dar el pistoletazo de salida en pos de una nueva historia, de otro enfoque, de otros personajes, de otras nuevas vidas por escribir. Una vuelta al comienzo.
Una nueva forma de revivir viejas sensaciones casi olvidadas.
Fuera, en la calle, siento la lluvia repiquetear sobre los tejados mientras empapa las calles desiertas. Evocador epílogo para un momento como éste. Estrello el cigarrillo en el cenicero, apuro el último sorbo de whisky y apago la luz del despacho. Todo queda a oscuras. Cae el telón. Mañana será otro día. Otra jornada en la que poder dar el pistoletazo de salida en pos de una nueva historia, de otro enfoque, de otros personajes, de otras nuevas vidas por escribir. Una vuelta al comienzo.
Una nueva forma de revivir viejas sensaciones casi olvidadas.
Etiquetas: Personal e intransferible
12 comentarios:
Qué bien, Pedro, estoy deseando que llegue tu libro a las librerías y estoy segura de que todos los que te hemos leído pensamos igual. Así que, puedes ilusionarte tranquilamente porque lo sudado, sufrido y gozado para parir ese libro va a interesar a muchísima gente.
Abrazos fortísimos.
Enhorabuena, Pedro, por tu nueva criatura. A buen seguro llegarán los éxitos, de nuevo, con esta novela que hoy terminas. Inolvidables momentos nos deparará su lectura.
Un abrazo fuerte. Mucha suerte.
Ya me tienes en ascuas, cabrón.
Ayer por fin empecé a leer "El documento Saldaña": en principio sólo queríe ecaharle un vistazo para dejarlo para otra ocasión, pero una vez comenzada me ha cautivado tanto la intriga que ya he devorado más de 100 páginas, así que en pocos días la terminaré. ¿No habrá edición de bolsillo?
Saludos.
Es una sensación familiar la que describes... esto un tópico manido como pocos, pero nada se parece a acabar una novela, o el borrador de una, como es el caso. Nada. ¿Algo que se pueda adelantar? ¿Género? ¿Ambientación? Va venga...
El anonimo era yo. Supongo que tu servidor, muy sabiamente, ha vetado mi nombre...
Enhorabuena, Pedro. Una batalla más. Nuevas experiencias. Nuevas cicatrices. Nuevos sueños que hasta ahora sólo te pertenecían a ti y que pronto echarán a volar y conquistarán otras almas. Enhorabuena y suerte.
Abrazos!!
Esta misma tarde he terminado de leer (gozar)la magnífica "Ms. Saldaña"´. Así que, Pedro, sólo que queda felicitarte por ésta y por la que viene (y ya esperamos muchos). Un abrazo. O. Urra
Gracias, Daffy y GLR, por vuestro voto de confianza.
Aaaaaah, Child. Se siente. :-)
Me alegra, Ángelus, que la hayas cogido con tantas ganas. Buena señal. Supongo que en un futuro sí habrá edición de bolsillo, pero aún no hay nada comentado al respecto
Querido Rubén: algo sí se puede adelantar. Básicamente que es una novela de intriga, pero matizada con ciertos tintes sobrenaturales -o, más bien, paranormales- acerca de un hombre que, durante una etapa bastante conflictiva de su vida, se topa por accidente con un libro cuyo imposible contenido, un contenido que escapa a toda lógica, puede cambiar su vida para siempre. A costa de pagar un alto precio por ello. Y hasta ahí puedo leer. :-)
Gracias, Andima.
Un placer, D. Óscar. Para novela buena, su A timba abierta.
Abrazos,
Pedro de Paz
Enhorabuena. Hace un momento te acabo de mandar un mensaje, por otro medio, preguntándote si ya le habías puesto el final...
Gran momento el de poner el punto final. Que, como decía no sé quién, no es más que el principio. Ahora queda lo más duro: corregir. y después lo peor, lo que no depende de ti.
Un abrazo,
Jorge
que me place :)
Y yo que me alegro de que le plazca, doña Samantha. :-)
Besos
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