El ansiado momento se acerca
A pesar de que el libro no estará disponible al público hasta el próximo mes de septiembre, hace unos días, por cortesía de mi editora, he recibido por correo un flamante e impoluto ejemplar de mi última novela, El documento Saldaña. Prerrogativas del cargo. Y lo cierto es que no puedo por menos reconocer que el trabajo llevado a cabo por la gente de Planeta ha sido extraordinario. La edición es soberbia, magnífica. Desde las guardas a la contracubierta. El mimo, el esmero y el cariño empleado por esa santa hecha editora que responde al nombre de Puri Plaza han resultado impagables.
El placer de acariciar sus páginas, de aspirar el aroma de la tinta recién impresa, de contemplar el resultado de meses de esfuerzo, de ver el verbo hecho carne, es algo que no tiene precio. Al menos, un precio material. Mis palabras quizá pequen de un excesivo fetichismo, no lo niego, pero lo cierto es que es muy probable haya que sufrir las vicisitudes que conlleva el poner en la calle un libro para comprender en plenitud lo que supone la celebración de un momento como el descrito. El arduo esfuerzo conjunto —os quiero, Cristina y Guzmán—, la incertidumbre, las ilusiones puestas en el proyecto, los envites, son tantos que, ante la prueba palpable de su materialización, uno no termina por creérselo del todo. Y de ahí la ilusión y el indisimulado orgullo paterno que produce el contemplar a ese hijo pródigo y crápula que un día marchó de casa vestido de manuscrito encuadernado a canutillo y vuelve ahora al hogar, orgulloso y henchido, convertido en todo un señor libro de tapas duras.
Sé, me consta, que el camino que aún queda por recorrer no es fácil y que, a pesar de haber creído llegar a la meta, la autentica carrera, el autentico reto, comienza ahora. Ahora es cuando resta aguardar el dictamen de la crítica más dura, descarnada y honesta que un escritor pueda encontrarse: la de los propios lectores. Que así sea, pues. Pero si algo tengo claro es que la ilusión de este momento no me la quitará nadie. Nunca. Jamás.
Dime tú si no es precioso.
El placer de acariciar sus páginas, de aspirar el aroma de la tinta recién impresa, de contemplar el resultado de meses de esfuerzo, de ver el verbo hecho carne, es algo que no tiene precio. Al menos, un precio material. Mis palabras quizá pequen de un excesivo fetichismo, no lo niego, pero lo cierto es que es muy probable haya que sufrir las vicisitudes que conlleva el poner en la calle un libro para comprender en plenitud lo que supone la celebración de un momento como el descrito. El arduo esfuerzo conjunto —os quiero, Cristina y Guzmán—, la incertidumbre, las ilusiones puestas en el proyecto, los envites, son tantos que, ante la prueba palpable de su materialización, uno no termina por creérselo del todo. Y de ahí la ilusión y el indisimulado orgullo paterno que produce el contemplar a ese hijo pródigo y crápula que un día marchó de casa vestido de manuscrito encuadernado a canutillo y vuelve ahora al hogar, orgulloso y henchido, convertido en todo un señor libro de tapas duras.
Sé, me consta, que el camino que aún queda por recorrer no es fácil y que, a pesar de haber creído llegar a la meta, la autentica carrera, el autentico reto, comienza ahora. Ahora es cuando resta aguardar el dictamen de la crítica más dura, descarnada y honesta que un escritor pueda encontrarse: la de los propios lectores. Que así sea, pues. Pero si algo tengo claro es que la ilusión de este momento no me la quitará nadie. Nunca. Jamás.
Dime tú si no es precioso.
Etiquetas: El documento Saldaña
6 comentarios:
Pues sí que es bonito, Pedro. Comprendo perfectamente tu orgullo, yo estaría igual o más. Me alegro muchísimo por tí.
Un abrazo.
Es precioso, coincido contigo. Este año el síndrome postvacacional será más llevadero.
Abrazos,
Raquel
Una preciosidad de libro, al menos en su aspecto exterior. Habrá que leerlo.
Enhorabuena por el esfuerzo, que seguramente te ha llevado.
Ah! y bienvenido al mundo "blogueril". Cualquier duda, o consulta ya sabes donde me tienes.
Un abrazo. :)
No sé si será un efecto óptico, pero el libro se ve enorme :-)
Por cierto, bonita buhardilla, ¡allí entramos Ella y yo holgadamente!
Y sí, te lo digo yo, es precioso.
"Las mozas de -----teo,
buena pinta y mal aseo"
dicen en mi pueblo de las féminas de un pueblo vecino. Quiero decir que estoy deseando levantar los miriñaques a tu criatura para ver qué lleva debajo de las crinolinas, a ver si está tan buena como las muñecas...
Es broma, Lobo. Os deseo toda la suerte del mundo a los dos. Espero con impaciencia el lanzamiento. Estoy seguro que no defraudará. ¡Aunque tiene pinta de que va a costar 29'90 € como "un mundo sin fin"! no sé si esperar a que salga en rústica -es otra broma-.
Saludos
Gracias, Dafne. Ahora sólo falta que puedas leerlo y me des tu opinión.
Y no sólo postvacacional, Raquel. Tenemos que convertirlo en el regalo de estas navidades. "El libro que todo el mundo querría tener en su casa" (aunque sólo sea porque el tono azul de la portada hace juego con las cortinas del salón)
Gracias, Corsario. Tendré en cuenta tu oferta.
Es un efecto optico de la foto, Ella. El volumen del volumen (valga la rebuznancia) es algo más manejable de lo que aparenta. ¡Ah!, captada la indirecta del "espacio habitable". :-)
Gracias, Nemo. Si, como intuyo, te gustó Muñecas tras el cristal, éste ta va a encantar. Te lo aseguro.
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