Mentiras completas y verdades a medias



martes, 30 de noviembre de 2010

Iniciativas culturales

Si hay algo que, con relación al ámbito cultural, me gusta de Madrid es que nunca deja de ofrecer iniciativas. Pero esa virtud no reside sólo en la ciudad. El auténtico mérito suele provenir de la gente que la habita y que presta su esfuerzo y su tiempo con el fin de avivar esa llama que nunca debería apagarse. En esta ocasión se trata —una vez más— de Carlos Salem, agitador cultural por derecho propio e incansable auspiciador de interesantes eventos literarios. Con la colaboración del bar literario Los diablos azules, Salem ha decidido organizar y coordinar, a partir del próximo 7 de diciembre, una serie de veladas literarias todos los martes y todos los miércoles en las que se dará cancha y espacio a la poesía y al microrrelato respectivamente. El proyecto es tan sencillo como atractivo, tan simple como efectivo ¿Tienes algo que decir, algo que contar y quieres que los demás lo escuchen? Apúntate. Sólo apúntate. El resto sólo depende de ti.

Ayudemos a que este tipo de iniciativas maduren, crezcan y se asienten como merecen. Me consta que, en caso de buena aceptación, la propuesta irá creciendo gradualmente con proyecciones de videopoesías y, posiblemente, transmisión en directo de los eventos a través de Internet mediante stream. Pero para ello necesitamos la colaboración de todos para que el proyecto se asiente y encuentre su sitio. Y ahí es donde entras en juego.

En tus manos queda.
















[Pincha en los carteles para ampliarlos]

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sábado, 27 de noviembre de 2010

Eterna deuda

Siempre he defendido la idea de que, cuando uno escribe, además de por la propia satisfacción que conlleva el desarrollar una historia partiendo de la nada, lo hace para ser leído. Que el mero deseo de plasmar en papel, negro sobre blanco, aquello que te pasa por la cabeza lleva implícita la búsqueda de un cómplice que quiera participar contigo en ese mismo juego que tanto placer te produce. Otros, quizá, albergarán distintos motivos, tan loables como discutibles. Pero esos son los míos. Y nunca lo he ocultado.

Cuando uno ha puesto en la calle tres novelas y lo ha hecho con cierto —aunque moderado— éxito, ya no se es ese letraherido diletante que vive inmerso en la duda de si sus textos serán del agrado del lector al que van destinados. En la duda de si se es o no capaz de encandilar al auténtico destinatario del esfuerzo realizado y hacerlo con cierta solvencia. Con tres textos publicados parece que uno tiene algunas cosas menos que demostrar y otras cuantas ya demostradas. Pero sólo lo parece. Cierto es que la experiencia te permite andar con paso algo más firme y seguro pero, día a día, tras cada nuevo escrito al que te enfrentas, nunca termina por desvanecerse del todo esas dudas que te asaltaban cuando aún eras inédito y, salvo tu círculo más cercano, nadie había leído lo que tu habías escrito. Cada nuevo texto es un reto renovado, un paseo por la cuerda floja en el que nunca estás seguro de no caer al vacío. Uno duda y no hay mal en ello. La duda te mantiene vivo, vigilante y alerta. El problema no es la duda. Es la incertidumbre. La inseguridad que provoca el hecho de que sepas a ciencia cierta que eres capaz dar más de ti y que debido a decenas de espurias —las más de las veces— razones quizá no tengas ocasión de volver a demostrarlo. Al menos, una vez más. El miedo a no poder volver a contar con la complicidad de ese amigo que, con el paso del tiempo, ha ido formando parte de tu vida.

Por ese motivo, cuando uno obtiene, como ha ocurrido hoy, un galardón como el Premio internacional de novela ‘Luis Berenguer’, el motivo de felicidad es doble. O triple. El primero, el más simple quizá —pero no por ello el menos importante—, es la recompensa económica. El segundo, el reconocimiento ajeno de que, a pesar de tus dudas, quizá haya algo que no estés haciendo mal del todo. Y el tercero, quizá el más significativo, es la posibilidad de poder llegar de nuevo a los lectores, a esos amigos para los cuales escribes y que en gran medida, con su apoyo y su aliento, son los auténticos responsables de que tú sigas ahí, acumulando una deuda de gratitud difícilmente subsanable.

Y por ello aquí estamos y aquí seguimos. Tratando de abonar esa eterna deuda.

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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Sherlock


Hace un par de días tuve ocasión de contemplar el primer capítulo de la serie Sherlock, esa reinvención actualizada del clásico de Conan Doyle producida por la BBC. Una serie aplaudida tanto por la crítica como por el público, mucho más atractiva y sugerente, según comentan, que el videoclip victoriano que hace cosa de un año pergeñó Guy Ritchie —y que, a fuer de ser sinceros, a mí no me disgustó en exceso— con el outsider de pastel de Robert Downey Jr. a la cabeza.

Todavía estoy tratando de asimilar la sensación que, como holmesiano de pro que se destetó en literatura con los textos de Conan Doyle, me produjo la visión del capítulo de la BBC. Los holmesianos puros —o de aleación de alta pureza— solemos ser unos tipos bastante puñeteros, recalcitrantemente reacios a aceptar cualquier invento, pastiche o zarandaja ajena al estricto Canon de Holmes que escribió Sir Arthur. Pero, en este caso, no puedo dejar de reconocer que los creadores de la serie han hecho un trabajo extraordinario. Y reconocer también un admirable acierto en la labor de casting, particularmente en el de ese Watson —algo mas joven y menos estirado de lo que se le supone en los textos de Doyle— tan bien perfilado. Y aunque si bien es cierto que ver a Holmes manejar un teléfono móvil, escribir en un ordenador o gestionar una página web puede producir una cierta urticaria, no es menos cierto que tales elementos, junto con muchos otros matices, detalles y guiños, están introducidos en la trama de la historia de este primer capítulo —que no es más que una actualización de la archiconocida A study in scarlet— de forma muy inteligente y en las dosis justas para que el conjunto no chirrié en exceso, manteniendo las formas de la iconografía holmesiana lo suficientemente fieles no sólo a las premisas del canon sino a matices y sutilezas de todo ese universo Holmes que tanto y tanto han dado que hablar y especular —desde las heridas de guerra de Watson hasta la tempestuosa relación familiar entre Sherlock y su hermano Mycroft—. El Holmes actualizado maneja la conexión 3G de su móvil de la misma manera y con la misma inteligencia que su antecesor decimonónico empleaba las guías de ferrocarriles, los almanaques o los tratados de cenizas de cigarros. Pero es de justicia reconocer que los nuevos elementos se ponen al servicio de la historia de una forma tan precisa como acertada, sin forzar a que ésta se supedite a ellos. Y eso me gusta. Lo considero la esencia fundamental de ese acierto que aparenta esta nueva maquinación holmesiana.

Por otro lado —no todo iban a ser halagos—, según se va desarrollando el capítulo, se echa en falta la pérdida del enigmático y sugerente sabor victoriano que, en gran medida, forjó un elemento sustancial del encanto que hizo que muchos de nosotros nos enganchásemos a las aventuras del detective consultor. Pero, aún echándolo en falta, es de justicia reconocer que los creadores de la serie han suplido esa carencia con bastante buen hacer.

Pero por el momento sólo ha sido un capítulo. Seremos cautos. Que muchas veces las cosas se tuercen solas. O terminan de arreglarse. Veremos a ver

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martes, 23 de noviembre de 2010

Reseñas y menciones

Tras el pistoletazo de salida que supuso su presentación en sociedad el pasado 19 de noviembre, El hombre que mató a Durruti continúa generando espectación. Surgen reseñas y menciones, lo cual resulta muy de agradecer. Aquí, en este enlace podremos leer un entusiasta y preciso análisis de la novela llevado a cabo por el escritor Víctor Fernández Correas. Y en este otro, la escritora Marta Rivera de la Cruz, excelente autora y mejor persona, recomienda la novela en el programa La Linterna de la cadena COPE.

Gracias a ambos por tan amables y benevolentes palabras.

Por otra parte me gustaría incluir en esta entrada un enlace muy especial. Como anunciamos en su momento, el pasado 23 octubre se produjo en el ámbito de la feria de novela policíaca Getafe negro una especie de prestreno o premiere en el que, entre José Ramón Gómez Cabezas y un servidor, procedimos a dar las primeras pinceladas de lo que un par de semanas después sería el lanzamiento oficial de la novela. El acto fue grabado por los chicos de RadioRitmo de Getafe y han puesto el archivo de audio a disposición de todo aquél que desee escucharlo.

Y una más de última hora (at last but not at least): reseña del escritor Miguel Baquero para el periódico El heraldo del Henares

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domingo, 21 de noviembre de 2010

Estadística recreativa

Encuesta llevada a cabo por la empresa demoscópica Viel Gesicht sobre un muestreo de población activa de 3000 individuos de diversa extracción social cuyas edades oscilan entre los 15 y los 65 años.

¿Es usted usuario habitual de algún dispositivo electrónico (iPad, iPhone, eReader, etc) que permita la lectura de libros electrónicos y hace usted uso habitual de dicha capacidad?

El 8% (240 individuos) respondió de forma afirmativa. El 86% (2580 individuos) respondió de forma negativa. El 6% (180 individuos) NS/NC.

La encuesta prosigue teniendo sólo en cuenta los 240 individuos que respondieron afirmativamente.

¿Cuantos eBooks ha leído en dicho dispositivo?

El promedio de libros leídos asciende a 66,6 volúmenes/usuario.

De esos libros, ¿cuantos estaban escritos hace menos de setenta años? (NOTA: ponderación muy matizable y bastante imprecisa de textos sujetos a derechos de autor. Sirva el dato como mera aproximación estimativa)

Por promedio, el 90% (60 volúmenes) de los libros leídos cumplían dicha premisa.

De esos libros, ¿cuantos ha comprado en librerías y tiendas online y cuantos ha descargado de forma gratuita en sites de Internet ajenos al contexto editorial?

Aplicando promedios, los porcentajes se reparten entre un 2% (12 volúmenes) comprados a distintas fuentes (Amazon, Barnes & Noble, Apple Store...) y un 98% (48 volúmenes) descargados de forma gratuita en otros sites.

De los libros descargados de forma gratuita, ¿cuantos le gustaron una vez leídos?

El promedio asciende al 60% (6 de cada 10 volúmenes leídos).

De los libros susceptibles de albergar derechos de autor (60 volúmenes) que usted descargó de forma gratuita (48 volúmenes) y que, una vez leídos, fueron de su agrado (28,8 volúmenes), ¿de cuantos de ellos terminó adquiriendo mediante pago la versión digital o la versión física en papel?

El 32% de los encuestados respondió «¿Qué?»; el 21% respondió «¿Cómo?»; el 11% respondió «¿Lo cualo?»; el 10% respondió «Ah, pero ¿hay que comprarlos?»; el 8% respondió «¿Para qué voy a comprarlo, si ya lo he leído?»; el 6% respondió «¿Tú t’as tonto?»; el 5% respondió «Deja de meterte eso que te metes, que es malísimo pa la salud»: el 4% respondió «Juasjuasjuasjuas» y el 2% trató de intimidar al entrevistador con expresiones que oscilaban entre «¿A que te doy un meco?» y «Tú no has venido aquí a hacer una encuesta, ¿verdad?. Tú lo que quieres es que te curta la lomera. Si es que vais provocando, hostia…». Tan sólo el 1% respondió de forma afirmativa. Sospechamos que el susodicho era escritor. Y que compró su propio libro para poder decirle a su editor que, al menos, había vendido un ejemplar.

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sábado, 20 de noviembre de 2010

Buena ventura


«Buena ventura». Siempre lo he dicho. Soy un tipo con buena suerte. Quizá hasta inmerecida. Pero esa fue la sensación de la que no pude desprenderme ayer por la tarde durante la presentación de El hombre que mató a Durruti, un acto que coincidió —lo hicimos coincidir— con el aniversario de la muerte del líder anarquista cuyo espíritu subyace tras las páginas de la novela. La librería Estudio en escarlata, a rebosar. La siempre placentera sensación de verse arropado por la presencia de grandes y viejos amigos e incluso por algunos nuevos. Imposible mencionar los nombres de todos, pero ellos saben de sobra quienes son y que su compañía resultó tan grata como indispensable. Los anfitriones, la familia Escarlata, desviviéndose en atenciones hacia los presentes y peleando para que todo saliera como la ocasión merecía —cabría tan sólo señalar la incidencia de un desafortunado y lamentable malentendido del que yo fui el único y pleno responsable. Desde aquí ofrezco mis más sinceras disculpas a los afectados si acaso llegasen a leer estas palabras—. La intervención, tan brillante como plagada de aciertos, del inefable Jorge Díaz, conductor del acto. Cómo quiero a ese tipo. Y como increíble colofón, la presencia de Begoña Manzana y Juan Manzana, hija y nieto respectivamente del sargento José Manzana, pieza clave de todo este embrollo histórico. Dos personas a las que jamás podré agradecer lo suficiente su asistencia al acto, su deferencia, su cercanía, su simpatía y su comprensión hacia las circunstancias en las que se desarrollaba el evento. Porque no debe resultar cómodo asistir a un debate en el que se pone en tela de juicio —histórico por más señas— y se elucubra sobre la hipótesis de que su ancestro pudo haber sido el responsable del incidente que acabó con la vida de una de las figuras más legendarias de la historia de España. Sin embargo, allí estuvieron. Compartiendo con nosotros sus puntos de vista, sus explicaciones, su perspectiva y su conocimiento de los hechos. Podría tratar de redactar una crónica más amplia de lo sucedido ayer, pero otros ya lo han hecho por mí. Y bastante mejor de lo que yo sería capaz, dada mi cercanía a lo acontecido. La distancia siempre ha sido el mejor de los prismas para contar según qué cosas. El que esté interesado puede leer la detallada y precisa crónica de Armando Rodera y las no menos interesantes impresiones de Paco Gómez Escribano en las que se narra, con todo lujo de detalles y muy buen hacer, lo sucedido durante la velada.

Gracias a todos los que estuvisteis allí, conmigo, compartiendo ese momento tan especial como mágico. Y a todos aquellos que, queriendo asistir, les fue imposible hacerlo.

Actualización 21/11/2010: Otra asistente, la excelente escritora Antonia J. Corrales, ha publicado su particular visión del evento. Gracias, Antonia.

[Fotos por cortesía de Paco Gómez Escribano]

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jueves, 18 de noviembre de 2010

…y sigue acercándose...

Esta mañana mi buzón de correo electrónico está que arde. He recibido una gran cantidad de emails de personas bastante intrigadas interesándose por esa excepcional personalidad que asistirá a la presentación de El hombre que mató a Durruti. Cuando la posibilidad de su asistencia sobrevolaba el terreno de la incertidumbre, tenía cierta lógica el hecho de no comentarlo. Nunca me ha gustado vender la piel del oso antes de cazarlo. Pero creo que no tiene ningún sentido ocultarlo ahora que su presencia —salvo imponderables extremos. Dios no lo quiera— está prácticamente asegurada. Pero antes de desvelar su identidad, me gustaría poneros un poco en antecedentes para que podáis haceros una idea de la magnitud de la circunstancia.

El 19 de noviembre de 1936, el líder anarquista Buenaventura Durruti recibe, en el frente de la Ciudad Universitaria y en circunstancias nunca del todo esclarecidas, un disparo que termina con su vida. El sargento José Manzana Vivó, su asesor militar, lo acompaña ese día, siendo testigo de excepción —y prácticamente único testigo— del incidente. Salvo vaguedades que trataban de corroborar la endeble versión «oficial», Manzana nunca hizo declaraciones determinantes acerca de lo que sucedió exactamente aquel día. Durante el resto de la contienda, el sargento Manzana prosiguió con su labor de combatiente integrado en la columna Durruti y, una vez concluida la Guerra Civil, al igual que muchos otros personajes del bando republicano, busca exilio en México. Nada de particular hasta aquí. Pero resulta que, en México, su pista se pierde y nunca más vuelve a saberse de él. Y esta peculiar circunstancia redunda en el desarrollo distintas hipótesis —nunca probadas ni confirmadas, pero algunas de ellos de argumentos bastante contundentes— sobre las posibles implicaciones y responsabilidades del militar en el incidente que acabó con la vida de Durruti.

Pero, como digo, tras su marcha a México, nunca más volvió a saberse de él.

Hasta hoy.

Y ahora yo pregunto... ¿te gustaría disponer de la oportunidad de hablar con una de las hijas de José Manzana Vivó acerca de los años en los que su padre vivió en México? ¿Sobre lo que decía y contaba acerca de su intervención en la Guerra Civil? ¿Hablar sobre las impresiones directas de uno de los protagonistas del que probablemente sea uno de los sucesos más sombríos y enigmáticos de nuestra más reciente historia?

A mí, sí. Me encantará tener esa oportunidad. Mañana por la tarde.

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El hombre que mató a Durruti - Dossier de prensa

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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Se acerca el momento

Hoy he recibido una gratísima noticia referente a la inminente presentación de El hombre que mató a Durruti que se celebrará el próximo viernes, día 19, a las 19:30, en la librería Estudio en Escarlata de Madrid. Lo cierto era que ya se habían establecido algunos contactos previos hace unas semanas, pero el asunto pareció desdibujarse y caer en el olvido. Por eso no quise adelantar acontecimientos ni crear falsas expectativas anunciándolo. Hasta hoy. Hoy me han confirmado que aquellos contactos previos parecen haber dado su fruto y que, si nada se malogra, durante el evento contaremos con la presencia de alguien excepcional, íntimamente ligado a ciertos aspectos históricos que subyacen en la novela. Alguien que puede aportar un testimonio irremplazable para cualquiera versado de los antecedentes que se narran en el libro y para cualquier estudioso de la figura de Durruti y de las circunstancias de su fallecimiento. Una oportunidad única.

Alguien a quien hacía mucho tiempo que deseaba conocer y con quien deseaba conversar.

Sólo espero y rezo porque el asunto no se tuerza a última hora. God only knows….

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sábado, 13 de noviembre de 2010

Y llegan, y llegan…

Poco a poco van surgiendo nuevas menciones de la reedición de El hombre que mató a Durruti y todas ellas de cariz entusiasta y amable. Por el momento. La primera es la mostrada en la imagen de la parte inferior y se corresponde con una reseña publicada en el número de noviembre del periódico de la C.N.T. —lo cual es poco menos que jugar en casa—. Si pinchas en la imagen podrás acceder a la versión online (PDF) del periódico. Página 29.


La segunda es una benevolente glosa que Luis de Luis, certero analista, ávido lector y holmesiano de pro, ha redactado para la revista PRÓTESIS, publicación dedicada al mundo de la novela negra y policíaca. Puedes leer la reseña pinchando aquí.

Que no decaiga.

Actualización 14/10/2010: Divertida entrevista llevada a cabo por entrevistadores no menos divertidos y publicada en la prestigiosa revista dedicada a la novela negra La Gangsterera.

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jueves, 11 de noviembre de 2010

Autogestiónate tú

Hay días en los que las conversaciones en el Facebook dan de sí bastante más de lo que se espera de ellas.

El arranque surge como comentario de alguien en el muro de uno de mis contactos, la guapísima y simpar Cristina Fallarás. No es la primera vez que tengo ocasión de leer postulados de similar calado: la red como panacea del aspirante a creador, la autoedición de contenidos culturales (música, libros, poemas...) como solución idónea y, sobre todo, la autogestión pura de dichas creaciones como meta ineludible. «¿Será el futuro la autoedición, sin intermediarios? No lo descarto», apostilla alguien. Mi apreciada amiga, la escritora Empar Fernández, exhala un buffff... cuya intencionalidad capto a la primera. Porque pienso exactamente lo mismo que ella. Intervengo. Y explico que lo de la «libertad creativa plena y sin cortapisas. De tú a tú. Del creador al degustador cultural» que según y cómo y de aquella manera. Que el medio es cojonudo, en efecto, pero que conlleva las limitaciones que conlleva, más propias del usuario que del canal en sí mismo. Libertad absoluta, ¿para qué? ¿Para autoeditarte y maquetarte tu propio libro? ¿Para autopromocionarte no dejando de visitar blogs, foros, webs y redes sociales hablando de tus textos? ¿Para tratar de no perderte en el marasmo de las miles personas que intentan hacer lo mismo que tú? Y para ello tendrás que ser un blogger de primera, un twittero de primera, un facebuquero de primera. Y congregar amigos. Y ser chisposo, dinámico y frecuente en tus exposiciones. Y poner los post, twits o entradas de muro más ingeniosas e interesantes y...

¿y cuando cojones te queda tiempo para escribir?

Hay cuestiones en las que prefiero ser un poco más esclavo, fíjate tú. Tanta libertad me mata.

Empar interviene de nuevo para poner sobre la mesa la analogía perfecta: el escritor-orquesta a modo de los antiguos hombres-orquesta que sostenían unos platillos entre las piernas, un bombo a la espalda y una armónica entre los labios y todo se lo guisaban ellos mismos. Y expone que ella no está segura de querer jugar a ese juego. Yo tengo claro que no, que no quiero jugar. Más que nada porque no puedo permitírmelo. El motivo es muy sencillo de explicar. Tengo la mala costumbre de comer caliente todos los días. Un mal vicio, lo sé. Para ello, para poner un plato de lentejas y pagar alguna que otra factura, en la actualidad trabajo de asalariado ocho horas diarias. Porque, salvo honrosas excepciones, el mundo de Las Letras te concede bastantes satisfacciones morales e intelectuales pero, en cash, para poco más que para sufragar un café. Y también tengo una vida fuera de mi trabajo y, además, una serie de obligaciones cuasi ineludibles (sociales, familiares, burocráticas...). Y por si fuera poco, me permito el extraordinario lujo de dormir seis horas diarias. Qué cerdo que soy, ¿verdad?. Desde que comencé en esta aventura de aspirar a juntaletras —y va ya para siete años—, todo el tiempo que he podido dedicarle al asunto, a) se lo he robado a mis horas de sueño; b) se lo he robado a mi mujer —lo que me hace sentir muy miserable en algunas ocasiones— o c) me lo he robado a mí mismo y a otras cuestiones a las que hubiese debido dedicarme. Y todo ello para sacar un mísero puñado de horas en las que poder pergeñar tres folios de cuando en cuando.

¿Que el actual contexto editorial es un sindios que se sostiene en precario porque no es capaz de saber de donde le llueven los golpes ante la que se le avecina? Totalmente de acuerdo. Pero, ¿pretenden hacerme crer que la solución pasa a día de hoy por renunciar a la posibilidad de que un agente literario, una editorial o ese corrupto sistema de tendencias de mercado literario que se come crudos a los niños me libre en cierta medida de semejante esclavitud a cambio del inmenso placer de abrazar la excelsa y plenipotenciaria libertad de autogestionarme? ¿De que dedique esas míseras horas que consigo arañar a tratar de ser el más guay, el más autogestionado, el más antisistema, el más independiente y el más conocido de la red de redes en lugar de dedicar ese tiempo y ese esfuerzo a escribir novelas como me gustaría?

Venga ya, hombre. Autogestiónate tú, que a mí me da la risa.

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jueves, 4 de noviembre de 2010

Y siguen llegando noticias...

Poco a poco siguen surgiendo novedades en torno a la reedición de El hombre que mató a Durruti. Por una parte, a las reseñas mencionadas en anteriores entradas de este blog hay que sumar el entusiasta análisis redactado por Carlos Salem. Tampoco quiero dejar de mencionar la entrevista llevada a cabo por Sergio G. Ros que me reitera en la creencia de que una buena entrevista depende más de lo agudo de las preguntas que de lo afortunado de las respuestas. Y también rescato otra reseña publicada hace unos meses. Una reseña escrita por alguien, Alfonso Martín Erro que, por una serie de circunstancias que no vienen al caso, tuvo ocasión de leer la novela antes de que se lanzase la reedición prevista.

Por otra parte, algo curioso. El hombre que mató a Durruti lidera la lista de los libros más vendidos en la librería Estudio en Escarlata, especializada en novela negra y policíaca. Lo que tiene de curioso el asunto es que la novela lidera la lista de octubre, cuando aún no ha salido a la calle oficialmente y la librería sólo ha podido disponer de una pequeña tirada testimonial en modo de preventa. No va mal el asunto, no señor.

Por último, me permito recordar a los asiduos a este blog que la novela se presentará en Madrid el próximo viernes 19 de noviembre, a las 19:30, en la librería Estudio en Escarlata. Oficiará el escritor y durrutólogo de pro Jorge Díaz. Al que pueda asistir, me encantará verlo por allí.

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