Mentiras completas y verdades a medias



miércoles, 30 de septiembre de 2009

II Jornadas Literarias ABRETELIBRO


Repitiendo el éxito obtenido en la anterior convocatoria, el pasado fin de semana se celebraron las II Jornadas Literarias ABRETELIBRO, auspiciadas y organizadas por el foro de lectura y debate literario del mismo nombre y del que ya he hablado en este blog en alguna ocasión. Buena gente toda ella y, sobre todo, excelentes lectores con un criterio que para sí quisieran muchos críticos de los que escriben en los papeles. Uno de los actos previstos para esta convocatoria fue la organización de una ruta literaria inspirada en El documento Saldaña, un distendido paseo que permitiese la visita de algunos de los escenarios más emblemáticos de la novela. Por circunstancias ajenas a la voluntad de todos no pudo llevarse a cabo como estaba previsto, pero un nutrido grupo de personas nos reunimos durante una hora en el parque del Retiro, frente a la parroquia de San Manuel y San Benito —el que haya leído la novela sabe de qué estoy hablando— donde procedí a leer algunos pasajes, a explicar curiosidades, a resolver dudas y a comentar aspectos concretos de la novela. La experiencia fue muy divertida y gratificante. Al menos para mí. Espero que también lo fuese para el resto de asistentes.


Tras la ruta, marchamos todos a comer. Allí tuve ocasión de compartir mesa, mantel y muchas risas con otros autores presentes en las jornadas, bien como ponentes en alguna de las mesas redondas convocadas, bien como meros asistentes. El desfile de nombres fue amplio. Ruego me disculpen los omitidos. Baste mencionar los que coincidieron en mi mesa, tal y cómo acredita la siguiente foto. En el sentido de las agujas del reloj y tras un servidor de ustedes: Eva Pérez (El árbol de los cuentos), Antonio Garrido (La escriba), Marta Querol (El final del ave fénix), la mujer —lamento mucho no recordar el nombre. Esta cabeza mía...— de Santiago Morata (La sombra del faraón) y el propio Santi, el golfo de Jerónimo Tristante, mi helmano Jero (1969, El misterio de la casa Aranda) y Cristina «Bronte» (asidua participante del foro).


En una sola palabra: enhorabuena, ABRETELIBRO. Por poner en marcha iniciativas como éstas y por conceder a los autores la oportunidad de acercarnos a lectores como vosotros, legítimos destinatarios, al fin y al cabo, del esfuerzo que supone crear un libro. Sois geniales.

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martes, 29 de septiembre de 2009

Tertulia-reportaje en YO DONA

Para aquellos que el pasado día 19 no pudieron hacerse con un ejemplar de YO DONA, pueden descargarse el reportaje contenido en el suplemento de El Mundo en el siguiente enlace. Espero que su lectura os resulte entretenida.

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viernes, 18 de septiembre de 2009

Un año

Hoy hace un año que se puso a la venta El documento Saldaña. Un año ya. Doce meses plagados de fascinantes experiencias, algún sinsabor y muchas, muchísimas satisfacciones. 365 días desde que puse en manos de los lectores, legítimos destinatarios, el fruto de un ilusionado proyecto que saqué adelante con no poco esfuerzo personal. Y lo cierto es que, haciendo balance, no puedo arrepentirme del qué ni del cómo ni de lo obtenido en el trueque. La experiencia me ha servido para combatir muchas de las incertidumbres que permanecían enclaustradas en lo más profundo de un ánimo más frágil de lo que muchos creen intuir o aseveran conocer. La primera de ellas, que he sido capaz de llegar a donde quería y me propuse. La segunda, que estoy aquí para quedarme. Y la tercera, que hacer partícipe a la gente de un pedazo de tus sueños, convertirlos de alguna manera en parte de los suyos y llevarlo a cabo de la forma más honesta posible permite obtener a cambio un invaluable tesoro: su gratitud sincera e incondicional; un loable gesto del que, a lo largo de todo este tiempo, he obtenido muestras más que sobradas. Una retribución paradójica, casi esquizofrénica, porque deberían ser ellos los destinatarios de mi eterno agradecimiento. Pero así son las cosas. Yo no hice las normas.

Muchas gracias a todos.

Un año ya. Joder.

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jueves, 17 de septiembre de 2009

Salimos en los papeles

El próximo día 19 la revista Yo Dona —que se distribuye los sábados de forma conjunta e inseparable con el diario El Mundo— publicará una tertulia a cuatro voces sobre un tema de —¡toma topicazo!— candente actualidad. Los participantes son José Antonio Marina, filósofo y ensayista; Miguel Ángel Oliver, director de informativos de fin de semana de la cadena Cuatro; Javier Gómez, redactor del suplemento CRÓNICA de El Mundo y un novelista llamado Pedro de Paz que vete tú a saber por qué invitaron. Sólo indicar que yo me lo pasé de miedo y que tuve ocasión de conocer a personas realmente interesantes.

No olvides reservar un ejemplar. Estoy seguro de que, al menos, te echarás unas risas con las afotos.

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Me han llamao Brusero

Mira que en esta vida me han llamado de todo, pero Brusero era de las pocas cosas que quedaban. El artículo pertenece a la edición de Castilla y León de El Mundo, día 02/08/2009. El detalle, en la foto. Más o menos en el centro. Pincha en ella para ampliarla.

[Mil gracias a la fuente que me la ha remitido, que prefiere quedar en el "economato"]

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miércoles, 16 de septiembre de 2009

París - Addenda

De entre las fotos más simpáticas tomadas durante mi último viaje, me gustaría destacar la del escaparate de este restaurante oriental ubicado en la zona de St Paul. Creo que el nombre lo dice todo. Que pechá de reir.


Actualización: El amigo Sergio L. Sanz, maestro del PHOTOSHOP, me remite la localización de otro restaurante cuyo propietario es primo del anterior y que es lugar de solaz esparcimiento del popular El tío la vara



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martes, 15 de septiembre de 2009

Bien vale una misa

París bien vale una misa. O dos. O como afirmaba el viejo cascarrabias, París es una fiesta. París es todo eso y mucho más. Tradicionalmente suele tacharse a los franceses en general y a los parisinos en particular de chauvinistas enfermizos. Y tal afirmación no resulta descabellada. Ese punto de gloria vana forma parte de su equipamiento de serie, va con la partida de nacimiento de los enfants de la patrie. Pero la diferencia con otros individuos de similar ralea y parecidos vicios es que el parisino puede permitirse holgadamente ese lujo, el de ufanarse de su orgullo patrio. Puede sustentar de sobra con hechos el motivo de sus pavoneos. Cuestión que no todo el mundo puede argumentar.

Pocos lugares hay en el mundo tan hermosos como París, una ciudad que exuda belleza, historia y acervo cultural por cada uno de sus poros. Cada rincón, cada plaza, cada calle, es un monumento al disfrute del visitante. Sea del tipo que sea. Desde el «modelo japonés», cámara en ristre y a toda pastilla de un lado a otro tratando de no perderse ninguna de la gran cantidad de maravillas que pueblan la ciudad al que, como es mi caso, prefiere pasar inadvertido en su calidad de turista, marchar casi de incógnito y tratar de disfrutar de aquellos rincones ajenos a las guías turísticas, que, curiosamente, suelen ser los más cercanos al corazón de la propia ciudad. Revolver con calma entre los puestos de los bouquinistes ubicados a la orilla del Sena sin preocuparme si llego tarde para subir a la torre Eiffel, a ver el Arco del Triunfo o debo sufrir la inmensa riada de gente que aguarda la ascensión a las torres de Notre Dame. Ya pasé por eso en mi primera visita. Ahora, en mi tercera —y las subsiguientes, que las habrá—, prefiero deambular bajo el tibio sol de otoño a lo largo y ancho de esa acogedora y tranquila maravilla que aún sigue siendo el barrio embutido en la pequeña isla de St Louis. O sentarme a tomar el sol en los jardines del Hotel de Sully en lugar de llegar, pronunciar «qué bonito» en voz alta, tirar las tres fotos de rigor y salir corriendo hacia el siguiente destino. O disfrutar de un whisky con hielo en una terraza del jardín de Louxemburg, junto a la fuente Medicis, para mi gusto, una de las más hermosas de la capital. O sentarme en una mesa del León de Bruxelles —una de las franquicias mejor llevadas que he visto nunca— y ponerme hasta las trancas de mejillones condimentados de las más diferentes maneras, todas ellas deliciosas. O visitar de nuevo Shakespeare & Co, una de las más entrañables, peculiares y eclécticas librerías de París —y del mundo, me atrevería a decir—, y cumplir con el ritual de depositar en su tablón de visitantes un recuerdo en honor a la tácita tradición de comunicar a los posteriores asistentes tu particular grito de «yo estuve aquí». O tomar una copa en la terraza de Aux trois mailletz, en la calle Galande, a medio camino entre la iglesia de St Severin —de seguro recuerdo para los lectores de El documento Saldaña— y la acogedora St Julien le Pauvre. El local es igual de caro que el resto —París no es nada barato, particularmente en lo relativo a las bebidas alcohólicas—, pero el servicio no se reduce a la limitada medida estandard (4 cl. de alcohol) sino que es un poco más a la española —chorreon de alcohol en el vaso hasta que les parece que está bien. A ellos o a ti—. Tantas y tantas gratas experiencias. Tan pequeñas, tan nimias, tan insignificantes... tan necesarias.

Paro aquí. Tan sólo hace un día que he regresado y ya comienzan a asaltarme los ecos de la nostalgia. Lo único cierto, lo único que sé es que, si la salud y la fortuna acompañan, volveré. Y con eso me basta. Por el momento.

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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Ladrones de gallinas

Anoche se celebró en el BUKOWSKI CLUB un recital de narrativa llevado a cabo por la banda mafioso-literaria conocida como Ladrones de gallinas, a la cual fui invitado como cuatrero de honor y aspirante a componente. Dicen que aprobé con nota y que ahora, de cara a futuros golpes, soy miembro de pleno derecho de este descastado lumpen. Como acredita la imagen adjunta, la asistencia fue bastante numerosa para tratarse de un martes a las diez de la noche —gracias a todos por el esfuerzo— y tuve la gran fortuna de encontrarme con un montón de compañeros de letras, de caras amigas a las que hacía tiempo que no echaba la vista encima y que me apetecía mucho revisitar: el inigualable Miguel Baquero —un auténtico artista del relato, el rey de los detalles minúsculos—; el gran —literalmente— Jorge Díaz, autor de esa joya titulada Los números del elefante; la pizpirieta Marta «UB», el entrañable Antonio Rómar, el trío maravillas que compone el staff editorial de Salto de PáginaDaniel, Pablo y José: fue un placer saludaros—... Un montón de buena gente. Lo dicho. La velada, magnífica. Y la calidad de las piezas narradas, increíble. Las de Daniel Herrera, Gonzalo Torrente, José Rafael Rodríguez, Luis Boullosa... Todas. Sin excepción. Aunque si se me permite hacer hincapié en alguna en concreto, la de Carlos Salem, titulada Yo lloré con Terminator 2 y protagonizada por Poe, uno de sus personajes recurrentes, me pareció magistral. El humor surrealista del más genuino Salem en estado puro.

Sea cuando sea, acudid a la próxima convocatoria, que la habrá. No os hacéis una idea de lo que os estáis perdiendo.

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domingo, 6 de septiembre de 2009

Los vuelos del silencio

Se llama Jorge Real Sierra y está condenado a 59 años de prisión, acusado del truculento —la historia podría inspirar el guión de un pavoroso thriller— asesinato de un matrimonio inglés en Alcoy en el año 2002. Actualmente cumple condena en la prisión de Córdoba.

No pretendo abrir un debate acerca de la opinión que me merece ese episodio de su vida ni de si albergo dudas o certezas acerca de su culpabilidad o inocencia. Su mención aquí se debe a otras cuestiones. Durante su estancia en prisión, Jorge Real ha escrito una novela. Su título: Los vuelos del silencio. Cabe destacar que el libro no revela ni contiene ninguna mención oportunistamente morbosa al crimen por el que fue condenado sino que narra la apasionante historia de David, un joven que, en su Venezuela natal, se convierte en piloto de avionetas al servicio de los cárteles de la droga y cuyas peripecias, a medio camino entre la autobiografía y la ficción, están inspirados en el propio periplo vital del autor. Al menos, así lo afirma él. Los derechos de la novela han sido adquiridos por Plaza & Janes y el libro saldrá a la venta el próximo 19 de septiembre.

Por cuestiones que no vienen al caso, hace meses tuve la posibilidad de leer un primer borrador de la novela. Y su lectura me dejó clavado desde la primera página. Uno de esos textos que a uno le hubiese encantado firmar. Los vuelos del silencio es una novela apasionante escrita con un pulso narrativo de virtuoso que desgrana con suma precisión el entramado del tráfico de drogas en Sudamérica y la evidente implicación de organizaciones y figuras como la CIA, el FBI, John Negroponte, Pablo Escobar o George Bush padre durante una época, los años setenta y ochenta, en la que se derrocaban gobiernos, se financiaban guerrillas y se hacía desaparecer a la gente con el único fin de mantener en alza un lucrativo negocio.

La obra y su inquietante trasfondo, como escalofriante testimonio de una época y unas circunstancias muy concretas, no tienen precio. Vaya en estas líneas la más sincera recomendación de su lectura. Como suelo decirles, no se arrepentirán.

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Entrevista

Hace unos meses, el canal de TV ESMADRID.TV me entrevistó con motivo de la publicación de mi novela El documento Saldaña. La entrevista ha sido colgada en la web de la cadena. A todo aquél que sienta curiosidad y esté dispuesto a perder seis minutos de su vida, puede echar un vistazo a la entrevista pinchando en la imagen que hay bajo este texto.

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martes, 1 de septiembre de 2009

Crece el índice de criminalidad literaria


LADRONES DE GALLINAS
(Recital de literatura abigea)

Martes, 8 de septiembre, a las 22:00
BUKOWSKI CLUB (San Vicente Ferrer, 25 - MADRID)

Nunca me han gustado los chotas, pero, en este caso, corre la voz.

Más información, en el blog del Capo di Tutti, Carlos Salem

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