Mentiras completas y verdades a medias



martes, 31 de marzo de 2009

Acto en librería Bertrand (Alcalá de Henares)

El próximo jueves, 2 de abril, a las 19:00 tendrá lugar en la librería Bertrand de Alcalá de Henares ( CENTRO COMERCIAL ALCALA MAGNA – C/ Valentín Juara Bellot, 4 (junto a la nueva comisaría y la nueva plaza de Toros) ) una charla-coloquio que bajo el título de «Literatura en Internet» girará alrededor de las distintas posibilidades comunicativas y literarias que ofrece la red de redes. Los invitados serán: Nacho Fernández (LITERATURAS.COM), alguien en representación de la revista literaria Alex_Lootz, alguien por parte de la revista literaria Revista de Libros y un tal Pedro de Paz, novelista al que quizá alguno de ustedes conozca de algo.

Una buena oportunidad para contemplar —y participar en, si así se desea— un interesante debate.

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lunes, 30 de marzo de 2009

Message in a bottle

¿Hay alguien entre la concurrencia que disponga de acceso a Nielsen BookScan y que no tenga inconveniente en hacerme el favor de consultar un dato?

En caso afirmativo, mi dirección de email está en el menú de la izquierda de esta página, en el botón de Contacto. Por favor, contacta conmigo.

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Desequilibrio

Hoy, las musas han tenido a gala visitarme y han traído bajo el brazo una idea para una nueva novela. Una buena novela.

Tengo ideas para desarrollar y escribir casi media docena de novelas.

Apenas dispongo del tiempo justo para escribir la lista de la compra.

Maldita sea mi estampa.

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domingo, 29 de marzo de 2009

Esencias

El aroma de un tórrido día de verano
de cielo agostado
y efluvios de mies recién trillada.

El olor de leña en las chimeneas
mientras paseas por callejuelas olvidadas
y la gelidez del aire acaricia tu rostro.

La hierba recién cortada
rebosando vaharadas de clorofila
a través de las heridas infligidas.

La fragancia de aquel delicado perfume
que jamás volverá oler de la misma manera
en la piel de otra mujer

Esencias.
Evocadores destellos capaces de trasladarte
con un rápido chasquido de dedos
a un tiempo y a un lugar
en el que, un día, fuiste feliz.

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miércoles, 25 de marzo de 2009

Jornadas "Mejor con un libro". Crónica en tres actos (y III)

La última jornada se inició en el FNAC de Málaga con una sesión de cuentacuentos conducida por la escritora Eva Pérez en la que colaboró con la lectura de un relato el novelista Jorge Magano que, con su voz engolada y su varonil apostura, supo cautivar al público (Jorge, que ya me paso yo a por el cheque si eso...). Los cuentos, magníficos, particularmente el segundo de ellos.

El siguiente acto, en la librería Luces, fue la extraordinaria conferencia «El estereotipo del asesino en serie en el cine y la literatura: Realidad y ficción» impartida por el eximio profesor de Psicología Criminal D. Francisco Pérez Fernández (más conocido como Pakosky en determinados círculos y contextos). Paco, magnífico en su papel de orador. La charla resultó fascinante máxime si tenemos en cuenta el interés de los temas tratados ante un publico que en gran medida era lector, cuando no autor, de novela negra y policíaca. Por desgracia, la conferencia hubo de ser interrumpida antes de tiempo por problemas de agenda, pero creo que recojo el sentir de todos los que estuvimos presentes si afirmo que fue uno de los actos que más expectación creó y que todos nos quedamos con las ganas de haber asistido a su conclusión.

Sin movernos del sitio, después asistimos a la presentación de Fabuland, el nuevo libro del escritor Jorge Magano. Una excelente novela de género fantástico, orientada hacia un público juvenil, con cuya lectura puede disfrutar cualquier tipo de público. Tras una breve introducción a cargo de Juan Ramón Gálvez, la presentación fue llevada a cabo por Patrick Ericson. Un acto ameno e interesante donde no faltó la extensa participación del público.

A mediodía, para reponer fuerzas, comida en el restaurante El mago. Exquisita a pesar del peculiar diseño de la vajilla. Y a primera hora de la tarde, Tengo una respuesta para ti, quizá el acto más peculiar de las jornadas. Un evento que consistía en dejar pastar por el FNAC a más de una decena de escritores —que temeridad, por Dios. Sólo faltaba el cartel del «Peligro. Autores sueltos»— ubicándolos estratégicamente al lado de pilas, previamente preparadas, de ejemplares de sus libros para que cualquier asistente pudiese preguntar al autor por sus obras, charlar un rato con él y poder llevarse los libros firmados si así lo deseaba. El acto resultó un éxito para todos los congregados. En mi caso, agoté la pila de ejemplares de El documento Saldaña y el personal del FNAC tuvo que reponerla de nuevo. Y me consta que al resto de autores también les fue bastante bien.

Nótese la alta cuna y la excelente educación —de colegio de pago, por lo menos— de algunos de los autores presentes.

Tras la firma de ejemplares llegó el último acto de las jornadas, de nuevo en la librería Luces: la presentación de Génesis, el ritual rosacruz de Patrick Ericson quien, en un abracadabrante juego de manos, intercambió el papel de presentador y presentado que había interpretado esa misma mañana junto a Jorge Magano. Acto ameno y divertido dado el gracejo de los intervinientes y en el que Ericson esbozó el contenido de su novela y las bases históricas y documentales sobre las que se asentaba la trama.

Extenuados tras dos días de imparable ajetreo, nos dirigimos al hotel con el tiempo justo para una ducha y un cambio de indumentaria antes de la cena de clausura. En los rostros de todos se dibujaba el cansancio, pero también una extrema felicidad por los momentos compartidos. Restaba redondear lo vivido con un estupendo fin de fiesta por todo lo alto. Como así fue. Una velada presidida por las risas, las bromas y el cachondeo permanente donde hubo de todo, desde un generoso y emotivo brindis enunciado por Jero Tristante hasta una declamación de sonetos interpretada por David G. Panadero y su portentoso chorro de voz (un descojone, vamos). Para terminar, copas y baile hasta la madrugada, esa hora mágica en la que todos los gatos son pardos y la vergüenza se diluye entre las brumas del alcohol como si jamás hubiese existido (¿verdad, Pakosky?).








[Vídeos por cortesía de Chari (Neftis)]

CODA

Al día siguiente, en el AVE de vuelta, exhausto pero feliz, reflexioné sobre lo vivido durante los últimos tres días. Sobre la ilusión puesta en el lance, sobre los amigos encontrados, sobre los momentos disfrutados, sobre el cariño recibido, sobre la complicidad bien entendida, sobre el respeto que la labor del escritor genera cuando ésta es dada a conocer de manera adecuada. En definitiva, sobre la excelencia de actos como los que se habían llevado a cabo. Y no me cupo la menor duda. Iniciativas como éstas son necesarias. Por todo lo que aportan y, sobre todo, por todo lo que son capaces de aportar en un futuro. Y por ello, el staff de Mejor con un libro cuenta con mi agradecido reconocimiento por el empeño, la voluntad y el tesón empleados en lograr que las jornadas llegasen a buen puerto y cumpliesen su objetivo. Que no era tarea sencilla, pero que ellos fueron capaces de acometer con una solvencia digna de encomio.

Gracias, amigos. Por todo.

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martes, 24 de marzo de 2009

Jornadas "Mejor con un libro". Crónica en tres actos (II)

Al día siguiente, tras ser cancelada por motivos ajenos una entrevista radiofónica, nos dieron el resto de la mañana libre. Me vino bien pues tenía previsto acercarme a visitar a dos queridas amigas de las que, al menos de una de ellas, quedó constancia gráfica. Admiren, admiren el esbelto porte (el de mi amiga, obviously)

El resto del golferío literario se dedicó a pasear por el centro de Málaga cual horda salvaje. Poco a poco, a lo largo de la jornada, irían incorporándose el resto de participantes y asistentes: David G. Panadero, Paula, Lucía —administradora del mencionado foro Abretelibro—, el novelista Patrick Ericson (sueco de Murcia) y su encantadora mujer... A la hora de comer me uní de nuevo al grupo y, tras las cervecitas de rigor en una terraza de la plaza de las Flores, marchamos todos a comer pertrechados por los miembros del comité organizador.

Tras la comida, vuelta al hotel para reposar un poco antes de la esperadísima gala inaugural. Algunos reposamos comme il faut. En efecto: en el bar del hotel. A las 18:30, los asistentes, de punta en blanco y vestidos con sus mejores galas, fueron desfilando uno tras otro en dirección al autobús que nos conduciría hasta el auditorio. Durante el trayecto, los conferenciantes, nerviosos y excitados, repasábamos nuestros discursos para que no se quedara nada de lo imprescindible en el tintero ("estaba yo revisando unos memorandos...", "la juventud está podrida y esto sólo puede conducir a un pandemonio de caos"...). Una vez en el centro cultural Nueva Málaga procedimos a tomar asiento y dar inicio al acto de presentación.

El evento resultó un rotundo éxito. Uno de los más completos e interesantes a los que he tenido ocasión de asistir. Casi dos horas y media de instructiva y amena charla en la que se habló de la asociación Mejor con un libro, de sus propuestas, de sus planes más inmediatos, de los hábitos de lectura, de la situación actual del mundo editorial, de las motivaciones que empujan a los escritores a hacer las tonterías que hacen... La complicidad entre los autores invitados resultó palpable desde un primer momento y el intercambio de puyas, bromas y guiños estuvo a la orden del día («Biedma, como digas que también has escrito una zarzuela, nos hundes»). Para que luego digan de la rivalidad literaria. El público se mostró muy participativo hasta el punto de vernos obligados a poner fin de forma forzada al turno de preguntas y comentarios, algo inaudito en lances de esta índole. Al final del acto se procedió al apadrinamiento de la asociación por parte de todos los escritores allí presentes (unos cuantos como puede comprobarse en la foto adjunta) firmando en el libro de actas de la asociación.

De vuelta al hotel, cena multitudinaria y más risas hasta las dos de la mañana, hora en la que los camareros, en vista de que no teníamos prisa por marcharnos, nos desalojaron del comedor con malas artes —¿Guerra Química? Una mieeeeeeeeeeeeerda comparado con inundar un salón comedor con amoniaco en un aparente intento de «ponerse a limpiar y recoger». El hermano Jero casi la palma entre dolorosos y agudos estertores—. Agotados, rendidos, felices y obligados por las evidentes circunstancias, no nos quedó otra opción que marcharnos a la cama. Aun quedaba otra jornada, la más intensiva de todas, y no era cuestión de presentarse al día siguiente a los distintos actos con unas ojeras como bolsas del Pryca.

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lunes, 23 de marzo de 2009

Jornadas "Mejor con un libro". Crónica en tres actos (I)

Por razones obvias, me agrada mucho colaborar en la medida de mis posibilidades con toda iniciativa cultural que persiga el fomento de la lectura. Y me agrada mucho Juan Ramón Gálvez, un tipo estupendo. Por ambos motivos, cuando recibí la invitación para participar en las jornadas inaugurales de la asociación malagueña «Mejor con un libro», de la que Gálvez es fundador y presidente, no me lo pensé dos veces. No pude —ni quise— negarme. A todo ello había que añadir la asistencia al evento de un nutrido grupo de amigos, participantes todos ellos del fantástico foro literario Abrete libro, lugar de referencia y punto de encuentro que congrega un gran número de buenos aficionados a la literatura. No se podía pedir más.

Bajo todas estas premisas, un servidor de ustedes se plantó en Málaga el pasado 19 de marzo a primera hora de la tarde. El comienzo de mi periplo resultó, a qué negarlo, inmejorable. Tras recogerme en la estación del AVE, mi anfitrión me condujo hasta un emotivo lugar: una calle a la que los malagueños habían tenido la deferencia de poner mi nombre. Qué tíos más majos, oyes. No puedo expresar con palabras lo que sentí ante tan magno honor y tan trascendental momento. La visita se convirtió en un acto grato y enternecedor, del cual salimos intensamente conmovidos (y casi magullados, pero esa es otra historia).

Tras tan emocionante acontecimiento, nos dirigimos hacia el hotel en el que iban a alojarse los escritores participantes en el evento. Allí tuve el inmenso placer de saludar a Juan Ramón Biedma, excelente escritor y mejor ser humano, amigo y compañero de letras y conspiraciones (galateas) y a Rosaura, a quienes, a pesar de las decenas de opiniones, libros y correos electrónicos intercambiados y compartidos, aún no conocía en persona. Minutos más tarde se incorporaba al encuentro Jerónimo Tristante —a quien sí tenía la desgracia de conocer en persona— y su encantadora familia, y Enrique Vega, moderador de la mesa redonda con la que, al día siguiente, los autores presentes daríamos el pistoletazo de salida a las jornadas. Tras dirimir delante de unas cervezas las líneas generales sobre las que discurriría el acto, Gálvez nos condujo hasta uno de los Hipercor de Málaga donde nos aguardaban para firmar algunos ejemplares de nuestros libros. Cumplidas las obligaciones, marchamos a casa de nuestros anfitriones donde el staff de Mejor con un libro (Presidente, Secretario y Relaciones Públicas) nos agasajó con una exquisita cena. Tras una maravillosa velada de buena comida, lambrusco, cerveza, risas —muchas—, copas, desbarres y un breve conato de revuelta diplomáticamente silenciado por el presidente de la asociación («Aquí mando yo y se acabó»), nos marchamos, satisfechos y esperanzados, al hotel a descansar. El asunto pintaba de maravilla. Si todo iba a desarrollarse con la solvencia y la empatía mostrada hasta ese momento, no me cabía la menor duda de que las jornadas serían un completo éxito.

Pero lo mejor estaba aún por llegar. Y yo ni tan siquiera lo sospechaba.

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jueves, 19 de marzo de 2009

Allá vamos

Me voy para Málaga. A la vuelta os cuento. Portaos bien

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miércoles, 18 de marzo de 2009

Jirones de nostalgia

(A Jorge Alonso de Armiño, que se marchó en contra de su voluntad. Y de la nuestra).

Hoy
entre brumosos jirones de nostalgia
han regresado a mi memoria
aquellas memorables tardes
de humo, sudor, rabia y rock and roll.

Todos apiñados en el local de ensayo
haciendo ruido como demonios
y tú, golpeando la batería
como si la vida te fuese en ello.

Éramos felices
con muy poco, a nuestra manera.
No pedíamos tanto.
Tan sólo unas breves dosis de música,
unas cervezas, unas risas
y una noche cálida y estrellada
que cobijase nuestras ilusiones al término de la velada.

Dicen
que Dios no juega a los dados.
Es cierto. Estoy convencido.
No juega a los dados.
El muy cabrón juega al poker.
Y lo hace con cartas marcadas.

Porque, al final, la vida no te fue en ello.
Simplemente, la muy hija de puta,
se marchó a traición una turbia noche de marzo.
Y borró de un demoledor golpe todos tus sueños
desgarrando a su vez los nuestros.
Nos privó a todos de placeres necesarios.
A ti, de ver crecer a tus hijos.
A nosotros, de continuar disfrutando de tu insustituible presencia.

Todos salimos perdiendo
en aquel trágico lance
que nadie pudo siquiera imaginar.
Jamás.

Y aquí seguimos.
Echándote de menos
entre brumosos jirones de nostalgia.
Hoy.

Siempre.


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jueves, 12 de marzo de 2009

Sencillamente... espectacular. No tengo palabras.

No se trata de la postproducción de este corto, una obra maestra en sí misma (su autor es un reputado profesional en el campo de los efectos digitales que ha formado parte del equipo de series como Deep Space Nine o Perdidos). Se trata de la historia. Para que luego digan que la inventiva está agotada, que la originalidad, pérdida, que la sensibilidad ha desaparecido y que ya no se puede sorprender con la misma intensidad de antes. Pura poesía visual.

Ole sus santos cojones.

«World Builder» (2009) de Bruce Branit (9:16)



Bonus track: una antigua muestra del trabajo del mismo autor.

«405» (2000) de Bruce Branit (3:03)



(Mi más sincero agradecimiento para mi amigo, el escritor Pedro Martínez Corada, por descubrirme esta impresionante obra de arte)

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Charla en la radio

Mañana, viernes, 13 de marzo, a las 16:00, Mariano Crespo, director y conductor del programa de radio La cuadratura del Círculo (Radio Círculo — 100.4 FM — http://www.circulobellasartes.com — disponible emisión en directo vía WEB) llevará a cabo una charla-coloquio con tres de los autores que forman parte de la antología La lista negra, concretamente con Óscar Urra, Nacho Faerna y un servidor de ustedes. Audición muy recomendable.

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miércoles, 11 de marzo de 2009

Cotidianeidad

La tarde anterior al cabrón de mi Peugeot se le jodió la bomba de la inyección. Yo solía coger el coche todos las mañanas para ir a trabajar. Las distancias son las distancias y el curro me quedaba a la otra punta de Madrid. O casi. Y luego la vuelta. Casi era preferible aguantar una hora de atascos que dos de transbordos. Pero, como digo, al cabrón de mi coche se le jodió la inyección. Nueve años sin ningún problema serio y ese día se le ocurre desfallecer. Puta suerte. Así que esa mañana, obligado por las circunstancias, me levanté una hora antes, me dispuse a sufrir las pertinentes dos horas de viaje y subí al metro. A las ocho menos cuarto comenzaron a circular por el vagón los primeros rumores. Que si ya se había vuelto a joder uno de los convoyes en mitad de un túnel, que si era de la línea 1, que si habían cerrado la línea, que si verás, que nos van a tener parados la de Dios, que si vamos a llegar tarde a currar... Pero la línea 10 de metro cuenta con la peculiaridad de que una parte de su trazado, el que recorre la Casa de Campo, va sobre superficie.

Y en ese punto los móviles de los viajeros disponían de cobertura.

En torno a las ocho menos cinco sonó el primero. Un móvil aislado, una llamada. Nada fuera de lo común. Pero después vino otro. Y otro. Y otro más. En un par de minutos el vagón se convirtió en una autentica algarabía de melodías, pitidos y timbres. Todos nos miramos sorprendidos, extrañados. Un viajero tras otro respondía a la llamada, con seguridad de la familia o de los seres queridos, con frases casi calcadas: «Pues en el metro, camino del trabajo ¿dónde voy a estar?». Y también uno tras otro iba finalizando la llamada con el rostro serio, cariacontecido, incluso sin ser aún plenamente consciente de las autenticas dimensiones del hecho. Nadie decía una palabra. Todo el mundo, tras colgar, permanecía en un silencio tenso, hosco, receloso. Los primero murmullos comenzaron a recorrer el vagón. «Un atentado. Dicen que ha sido un atentado ¿Dónde ha sido? ¿Cómo? Dicen que en una estación de metro». La gente observaba el horizonte a través de las ventanillas, más allá de los árboles de la Casa de Campo, mirando sin ver, suspirando y maldiciendo por lo bajo. Alguno dejó escapar una lágrima furtiva. De rabia. De impotencia. De miedo. Todos los allí presentes éramos, al fin y al cabo, compañeros de destino. Si era cierto que había sido en una estación de metro, cualquiera de nosotros había tenido esa mañana su número metido en el mismo bombo maldito e infernal. Pero aquel día no salió nuestro número. Salió el de otras 192 personas.

Hoy hace cinco años.

lunes, 9 de marzo de 2009

Entrevista en CIBERANIKA.COM

La web de contenidos literarios CIBERANIKA.COM ha publicado una entrevista hecha con motivo del lanzamiento de El documento Saldaña. Su lectura me parece interesante, más por la sagacidad de las preguntas —gracias, Joseph B. MacGregor— que por el acierto de las respuestas.

Si os apetece leerla, pinchad aquí

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domingo, 8 de marzo de 2009

Ya hago cosas de mayor

A pesar de que los niños pequeños y yo nunca nos hemos llevado particularmente bien, no dejo de reconocer que son unas criaturas bastante peculiares. Entrañables incluso en determinadas ocasiones. Pocas, pero algunas. Hay una frase del imaginario infantil que siempre me ha producido una particular ternura: «Ya hago cosas de mayor», empleada en aquellas ocasiones en las que llevan a cabo alguna tarea poco habitual y fuera de tiempo y lugar, una tarea que tan sólo han visto hacer a personas adultas. Hoy, aprovechando el magnífico día que nos ha regalado la climatología, he empleado la mañana en segar el césped, podar algunas plantas y organizar un poco el jardín. Una tarea muy poco habitual en estos meses de invierno, obviamente. Y me he sorprendido a mí mismo entonando mentalmente y con cierto placer una cantinela muy similar a la que usan los críos: «Ya hago cosas de verano».

Me encantan estos días. Y estas sensaciones.

Me hacen sentir vivo.

viernes, 6 de marzo de 2009

El día en que el mundo estuvo a punto de desaparecer

En 1947, el Bulletin of Atomic Scientist, una revista científica editada por la universidad de Chicago, decidió crear un símbolo alegórico que mostrase al mundo, de la forma más gráfica y explícita posible, el profundo riesgo inherente a la energía nuclear y a su incipiente uso armamentístico —hacía tan sólo dos años de lo de Hiroshima y Nagasaki—. Para ello idearon la imagen de un reloj cuya manecilla pequeña, la de las horas, apuntase a las doce y la de los minutos apuntase al minuto 55, tratando de expresar de esta manera la urgencia y la proximidad de una hecatombe que, a unas simbólicas doce en punto, acabaría con la humanidad. El símbolo se denominó el Reloj del Juicio Final y la imagen caló hondo en el imaginario popular hasta el punto de emplearse hasta la saciedad en tratados, textos, obras literarias, películas y hasta en canciones —«Two minutes to midnight», Iron Maiden—. Desde su creación, el minutero de dicho reloj ha sido periódicamente atrasado y adelantado de manera simbólica para tratar de mostrar a la opinión pública lo cerca que la humanidad se encontraba en ese momento de la extinción total. Por poner un mero ejemplo, cuando en 1949, la URSS ensayó con éxito su primer dispositivo nuclear, el minutero se situó en el minuto 57 y cuando en 1952, EEUU hizo detonar su primera bomba termonuclear, la aguja alcanzó el minuto 58.

Pero hubo una ocasión, una al menos, en la que el Reloj del Juicio Final se detuvo a escasos segundos de la medianoche.

Década de los ochenta. No sólo colean los rescoldos de la Guerra Fría sino que ésta, tras unos años de paz sostenida, entra en un periodo de alarmante auge. El desarrollo de la Iniciativa de Defensa Estratégica —conocida popularmente como Guerra de las Galaxias— se encuentra en pleno apogeo auspiciada por Ronald Reagan, presidente los EEUU, que blande como argumento su intención de ser el garante de la paz mundial, un papel que ejercerá mediante una postura disuasoria que sostendrá gracias a su maquinaria bélica. La URSS aún es una potencia mundial y se mantiene en la pugna tratando de equilibrar su arsenal armamentístico con el del coloso americano. Las dos naciones emplean gran parte de sus recursos económicos y logísticos en llevar a cabo una política de rearme a la mayor escala posible. Ambas potencias terminan atesorando un arsenal nuclear capaz de borrar de la faz de la tierra todo rastro de vida. Varias veces.

Y a punto estuvieron de lograrlo.

El 26 de septiembre de 1983, a las 00:14 (hora de Moscú), se produce lo que posteriormente se conoció como El incidente del equinoccio de otoño. Uno de los satélites logísticos de alerta temprana de la URSS detecta cómo, desde una base de los EEUU ubicada en Montana, se dispara un misil balístico intercontinental. Tiempo estimado de impacto en suelo soviético: 20 minutos. El teniente coronel Stanislav Petrov se encuentra esa noche a cargo del búnker Sepukhov-15, centro del GRU (inteligencia militar soviética) desde el que se coordina el sistema de defensa aeroespacial. Su misión es alertar a sus superiores de cualquier ataque para proceder a una inmediata respuesta. Tres semanas antes, la aviación rusa había derribado un avión de pasajeros coreano que, por error, había invadido el espacio aéreo soviético —el tristemente célebre caso del vuelo 007 de Korean Air—, acabando con la vida de sus 269 pasajeros, entre ellos, varios norteamericanos incluyendo un congresista. Ante el aviso del satélite, en Sepukhov-15 se disparan todas las alertas. Algunos de los subordinados del teniente coronel Petrov estiman que el ataque desde Montana es una clara represalia por el derribo del avión comercial y sugieren avisar inmediatamente al Politburó para proceder a una contundente respuesta armada de la misma magnitud, es decir, con todo su arsenal nuclear disponible. Petrov ordena mantener la calma. Conoce cuales serán las consecuencias inmediatas si comunica el hecho a sus superiores y su intuición, tan simple como preclara, le dice que nadie declara una guerra disparando un único misil cuando dispone de miles de ellos. Las instrucciones de Petrov son tan tajantes como sorprendentes: por el momento no se comunicará el incidente a nadie. Se limitarían a esperar unos minutos. Sus subordinados se remueven inquietos. Aquello vulnera por completo el protocolo de seguridad establecido, pero Petrov se mantiene firme en su decisión. Seis minutos más tarde, el mismo satélite alerta de que cuatro misiles más han sido disparados desde suelo americano. El centro de coordinación aeroespacial ruso se convierte en la antesala del infierno. Todos gritan y se producen algunos conatos de sedición. Pero Petrov conoce al dedillo las peculiaridades del satélite OKO de alerta temprana y continúa considerando que la alarma puede ser falsa. A duras penas hace valer su autoridad y logra que todos en el centro se mantengan en sus puestos. Tras catorce angustiosos minutos, se demuestra que Petrov tenía razón. La alarma había sido causada por una extraña conjunción posicional entre la Tierra, el Sol y el satélite lo que provocó que sus sensores determinaran que se había producido el inicio de un ataque. Al ser interrogado por sus superiores acerca del motivo por el cual se había negado a dar la alerta, simplemente contestó:

«La gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles».

El incidente puso de manifiesto lo peligroso de confiar a las máquinas la toma de decisiones —algo que se evaluaba por aquel entonces. Que fuesen los ordenadores los que respondieran de forma automática ante una agresión externa— e hizo que algunos dirigentes soviéticos se replantearan algunas premisas. En cuestión de disciplina militar se consideró que el teniente coronel Petrov había tomado una decisión equivocada —su deber era comunicar el hecho a sus superiores y no tomar la decisión por ellos— y lo que era aún menos permisible: había desobedecido las órdenes encomendadas, algo imperdonable para la estricta jerarquía militar soviética. Se convirtió en una persona de confianza no probada. Dadas las obvias circunstancias no lo castigaron pero lo relegaron a un puesto inferior hasta el día de su jubilación, ocultando el incidente hasta que, tras la llegada de la Perestroika, uno de los oficiales bajo su mando, testigo de la situación vivida, publicó un libro narrando los hechos.

En 2004, a Petrov le fue concedido el premio World Citizen Award por ser «el hombre que evitó un holocausto nuclear». En el 2006 viajó a EEUU para ser homenajeado por las Naciones Unidas.

En la actualidad, Petrov se encuentra retirado del ejército y pasa sus días de una manera muy modesta en Fryazino, Rusia. Jamás se consideró un héroe por lo que hizo ese día. El día en que el mundo estuvo a punto de desaparecer.

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martes, 3 de marzo de 2009

Mejor con un libro

Los próximos días 20 y 21 de marzo, Málaga se vestirá de gala. Literaria, por más señas. Desde la asociación cultural Mejor con un libro, presidida por el conspicuo e inefable Juan Ramón Gálvez, se llevarán a cabo una serie de iniciativas en forma de jornadas culturales orientadas a promover y fomentar el placer de la lectura. Dichas jornadas contarán con la presencia de un amplio número de figuras del ámbito literario.

Programa provisional

El viernes 20 de marzo, a las 19:00, en el centro social Nueva Málaga (C/ Camino de castillejos, s/n) se procederá a la presentación formal de la asociación, acto que iniciará Enrique Vega (Delegado de Central Ciudadana en Andalucía) seguido por la intervención del presidente de la asociación (el ínclito Gálvez). Seguirá una mesa redonda en la que participarán, entre otros, los escritores Jerónimo Tristante (El misterio de la casa Aranda, El tesoro de los Nazareos), Juan Ramón Biedma (El manuscrito de Dios, El efecto Transilvania) y un tal Pedro de Paz (El hombre que mató a Durruti, El documento Saldaña). La velada concluirá con un acto de apadrinamiento de la asociación en el que intervendrán varios de los numerosos escritores presentes en el evento. Terminado el acto, se servirá un vino español (que es una forma fina y elegante de decir que nos beberemos todo lo que caiga en nuestras manos).

El sábado, 21 de marzo, la jornada se iniciará a las 11:00 en el FNAC de Málaga (C/ Armengual de la Mota, 12) con una sesión de cuentacuentos en la que distintos autores y lectores procederán a la lectura de textos. A las 12:00, en la librería Luces (C/ Alameda Principal, 16), tendrá lugar una interesantísima conferencia que lleva por título El estereotipo del asesino en serie en el cine y la literatura: Realidad y ficción a cargo de Francisco Pérez Fernández (Doctor en Filosofía, profesor de Psicología Criminal en la UCJC y escritor). A las 13:00, también en la librería Luces, se procederá a la presentación de Fabuland, la última novela del escritor Jorge Magano (La isis dorada). Oficiara como presentador Patrick Ericson (La escala masónica).

De 17:00 a 19:00 se celebrará en el FNAC el curioso evento “Tengo una respuesta para ti” en el que una ingente y numerosa cantidad de autores (confirmada, entre muchas otras, la asistencia de Jerónimo Tristante, JR Biedma, Jorge Magano, Patrick Ericson, David Panadero —editor de la revista Prótesis—, Mercedes Castro (Y punto), José Ángel Muriel (Ladrones de Atlántida, El talisman cósmico)... Se puede consultar la lista completa de autores asistentes en la web de la asociación) pasearán —“serán soltados” que he oído por ahí— por las distintas secciones de la librería poniéndose a disposición de los asistentes para ser entrevistados, responder a cualquier tipo de cuestión relacionada con sus obras y firmar los ejemplares que correspondan. Y por último, a las 20:00, de vuelta a Luces para asistir a la presentación del libro Génesis, el ritual Rosacruz del novelista Patrick Ericson. Oficiará como presentador Jorge Magano (La isis dorada).

Para seguir de cerca la organización del evento y estar al tanto de los cambios y añadidos de última hora, consultar la web de la asociación

Nos vemos en Málaga.

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domingo, 1 de marzo de 2009

El mundo no es una mierda, al fin y al cabo

Hoy, una llamada telefónica me ha colmado de satisfacción. Hace año y medio escribí un artículo a modo de desahogo personal. Un buen amigo necesitaba que le abriesen los ojos y yo, dentro de mis posibilidades, traté de hacerlo. Aquello, además de un desahogo, fue una botella lanzada al mar con un mensaje que, para mi fortuna, terminó llegando donde debía. Hoy he recibido la feliz confirmación de ello. Y junto a esa llamada telefónica, con la buena nueva, llegaba una muestra de sincero y honesto agradecimiento. Una muestra tácita, subrepticia, sobreentendida… La clase de muestras que provienen de los verdaderos amigos, de aquellos que no necesitan decirte nada para decírtelo todo.

Hoy alguien me ha hecho el favor de hacerme sentir mejor persona.

Con vuestro permiso, esto es lo que escribí hace año y medio.



HOY ME HAN CONTADO

Hoy me han contado que has tocado fondo. Que estás hasta los cojones, que no aguantas más. Que de no ser por esas dos criaturas y por tu mujer, a los que adoras, habrías preparado el petate y te habrías echado al monte sin dudarlo un instante. Me han contado que te han rescindido el contrato temporal a media jornada que tenias la «suerte» de poder compatibilizar con un segundo trabajo a jornada completa —a costa de levantarte mucho antes del alba y regresar casi ya de anochecida— y que te permitía, mes a mes, cubrir parte de los gastos de tus hijos, sobrellevar el timo del Euro que nos clavaron hace ya cinco años y que soportamos de forma estoica «por el bien de la Europa común» y arrastrar la interminable hipoteca de un piso que cuesta cuatro veces más de lo que vale.

Me lo ha contado tu mujer, con el rostro demudado y los ojos arrasados, ocultos tras unas impenitentes gafas oscuras, mientras compartíamos un café en la mesa de un bar. También me ha contado que teme por ti. Que teme que el día menos pensado cometas una locura. Que, cuando crees que duerme, ella te ha sentido enterrar el rostro en la almohada y desgranar sollozos de rabia e impotencia. Me ha contado que, a pesar de su grave lesión de espalda, a pesar incluso de tu rotunda e inapelable negativa, está dispuesta a volver a trabajar con tal de dejar de verte sufrir. Sin tragedias. Sin reproches. Ella conoce. Ella comprende. Son quince años juntos y eso da para mucho. Sabe perfectamente que siempre has procurado darles, a ella y a los niños, lo mejor de ti mismo pero que, al mismo tiempo, las entrañas te queman por la responsabilidad asumida en solitario, por pensar que las estrecheces de tu familia son culpa tuya. Que te reconcome la idea de que, tras años de ardua lucha, puedas haberlos fallado. Y, por ese motivo, ella tiene miedo. Mucho miedo. Sabe, aunque tú no hayas mencionado una sola palabra, que te estás planteando, como único recurso para sacarlos adelante, el volver a recorrer ese peligroso camino que una vez abandonaste. Esa senda turbia y oscura que prometiste no volver a recorrer. Un camino que no conduce a ningún lugar y del que casi nunca se termina regresando porque tan sólo es de un sentido. Siempre lo ha sido. Siempre lo fue.

Tú debes de saberlo mejor que nadie. Fuiste de los pocos que volviste.

Eres una buena persona. Lo sé. He podido comprobarlo en numerosas ocasiones. Lo he visto en decenas de gestos, triviales en apariencia, pero que, ante ojos avisados, permiten descubrir la materia de la que está hecha una persona. Te he visto perder para que otros saliesen ganando porque así creías que debías hacerlo. Te he visto ayudar sin esperar nada a cambio a quien, quizá sin merecerlo, lo ha necesitado. Te he visto regresar a base de fuerza de voluntad y coraje de donde a otros no se les permite retornar jamás. Te he visto trabajar y pelear como una bestia para encauzar tu vida. Como también te he visto desviar la mirada, huidiza, azorada, cuando te has visto obligado a pedir dinero prestado —para que tus hijos comieran hasta fin de mes. Tú no lo dijiste nunca pero yo lo sabía— y he visto tornar esa vidriosa mirada en cálida y agradecida cuando han puesto el dinero en tus manos sin hacer preguntas, sin alusiones que pudiesen resultarte incómodas o humillantes. Te he visto componer una resignada mueca, a medias desolada y a medias comprensiva, cuando tu hijo de siete años, con su inocencia infantil, ha venido a contarte lo grande que es el coche que se ha comprado el papá de su amiguito y te ha preguntado que cuándo compraríais vosotros uno así. Y te he visto explicarle, con infinita ternura y paciencia, hasta hacerle entender el motivo por el cual debéis seguir aferrados a ese Peugeot que, de puro viejo, se cae a pedazos.

Por ese motivo me gustaría decirte que no te preocupes. Que lo vas a lograr. Que, al margen de que los amigos estemos o dejemos de estar cuando haga falta, a las personas como tú no les queda más remedio que terminar saliendo adelante. Porque no puede ser de otro modo. Porque no podemos permitirnos el lujo de que sea de otra manera. Porque si las personas como tú no lo logran, ¿qué mierda de enseñanza nos queda de todo esto? ¿Que los íntegros fracasan? ¿Que lo auténticamente importante y trascendente en la vida es ser un sinvergüenza y subsistir a costa de vender la dignidad? Tus hijos no se merecen recibir una lección de ese calibre. No es esa la enseñanza que desearías darles y lo sabes tan bien como yo.

Sólo quería que lo supieses. Que, en los malos momentos, estamos ahí, para lo que necesites. Y que en los buenos, la única pretensión de los que te rodeamos es que sigas siendo lo que siempre has sido. Una buena persona. Un hombre honrado que luce su honestidad con orgullo. Un buen marido. Un buen padre. Un lujo de amigo. Un indispensable compañero.

Tan sólo he querido recordártelo. Por si acaso lo hubieses olvidado.



Que los vientos te sean propicios, querido amigo. Donde quiera que el Destino desee llevarte.

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